La caída de un Titán - Parte I

Los vigías hacían sonar las cornetas de batalla, los Baldíos volvían a estar en alerta. Los más pequeños marchaban rumbo a El Cruce, la avanzada más refugiada de los ataques enemigos. Vientos de tormenta agitaban con furia las banderas hordas, vientos generados por un ejército de Mantícoras. Aquel escuadrón de bestias aladas sobrevolaba nuestro campamento en dirección a Trinquete. No tardaron en cesar los chillidos agudos de esas criaturas, esa nube tenebrosa abandonó El Cruce.



Las entradas fueron bloqueadas con centinelas orcos sedientos de sangre, el pacto de Thrall se había quebrantado. Un Tauren, lo suficientemente grande como para verse a distancia, avanzaba lastimoso por las llanuras. A sus espaldas nacía el mayor ejército de La Alianza nunca visto. La tierra temblaba al paso de ese montón de soldados uniformados que sembraban el desconcierto sin detenerse.



Los reclutas más hábiles de La Academia ocupaban los puestos más avanzados, no les sobrevenían el temor, sólo las ansias.



- Señor, será un honor morir defendiendo lo nuestro – decía aquel joven recluta mientras dejaba escapar un último suspiro. – Será un honor morir a vuestra vera.

- Vos no tendríais que estar aquí, no os dejaré morir hermano – aseguraba Drazmu negándose, con movimientos bruscos, a perder a otro ser querido.



Los cientos de metros se estrechaban, montañas de polvo y arena sacudían la melena de aquel guerrero. Su cuerpo inmóvil aguardaba el combate. Su escudo resplandecía al Sol como quién tienta a un arquero a hacer diana. Apretó fuertemente su pezuña, sujetaba aquel acero blanco como si se tratara parte de él mismo. Ya sólo le separaban metros de la agonizante embestida, metros que se traducían en segundos de vida que pronto expiraría.



El primer golpe impactaba en su escudo, aquellos insensatos no conseguían acertar golpe alguno. Esquivos, paradas y contraataques acababan con la vida de los primeros enemigos. No pudieron aguantar la formación en la segunda oleada, las primeras bajas cubrían el suelo. El orgullo se rasgaba al mismo tiempo que la piel de Drazmu. No alcanzaban a contar las flechas que crecían en su lomo. El combate parecía detenerse brevemente cuando una sacudida agitó la tierra, Drazmu había caído y El Cruce no tardaría en correr su misma suerte. Una tercera oleada se acercaba pisoteando las bajas de la Horda, ahora ya no eran soldados, ni héroes… sólo polvo y sangre.



Aquel Tauren extendió su pezuña para agarrar la empuñadura de su espada, se resignaba a morir solo, Viento, su fiel acero, fallecía con él.

:(

Que triste Drazmu...

La historia esta genial, hace tiempo que no te veo por el wow, espero que no sea un adios sino un hasta luego T_T.


Cuidate.

Lo mismo digo. Espero que podamos volver a verte.

Cuidate.

Maldito Tauren!!! Cuanto estabas siempre me hacias enfadar y .... ahora que no estas.... Lamentos ya no sera lo mismo. Siempre te recordare como "Aquel Tauren con Faldas y pico por arma"
Por suerte .... yo te veo a diario, asi que mas te vale que esto solo sea un "hasta luego" o mi ira caera sobre ti.
Un beso mal bixo!
Sweet

Es una parte I, el día que vuelva ya podéis organizaré un eventillo rolero para que me resucitéis, y más os vale ir a hacerlo >.< Asias por los buenos tiempos y dentro de poco más y mejor! ahora exámenes... aiss...

Pues nada tio mucha suerte. ^^

Drazmu escribió:Es una parte I, el día que vuelva ya podéis organizaré un eventillo rolero para que me resucitéis, y más os vale ir a hacerlo >.< Asias por los buenos tiempos y dentro de poco más y mejor! ahora exámenes... aiss...

Vale, ahora que Drazmu lo aclara si que respondo ^_^

Es un hasta pronto. Suerte con los examanes.

PD.- se esta convirtiendo en costumbre esto de palmarla para luego volver y que tengamos que resucitar al pj?

Suerte Drazmu!!

Tio me di cuenta anoche...¿que pasa con la academia? :affraid:
Quien la dirige? que aran tus alumnos si ti mientras no estas? pobre Yen