[Ficha de personaje] Mad Mortec

Bueno...la verdad es que este personaje surgió una buena mañana de Sábado, cuando no tenía otra cosa que hacer que juguetear con el generador. Poco a poco fue surgiendo y he tenido que crear una historia a partir de una imagen.

En fin, aquí tenéis a Mad Mortec.

La imagen es de cuando estaba a nivel 9...ahora es 17 y ha sufrido algunos cambios, pero básicamente, es asi. Paso a la ficha.



- Nombre: Mad Mortec
- Nombre real: Quill Mortec
- Apariencia:

Altura: 1.87 m
Peso: 70 Kg
Pelo: Negro, con algunos mechones de color rojizo
Ojos: Negros. Sin pupila ni iris, además de un tercer ojo en la frente.

- Otros datos: Dos alas de color negro brotan de su espalda. Ausencia de nariz y marcadas cicatrices de color rojo en la cara como resultado de una operación tras una severa paliza propinada por su propio padre.

- Historia: Preguntar a Mad por sus orígenes no es una de las mejores ideas que se puede tener, pero realmente no le importa contar su historia.
Hijo de un padre alcoholico, fue educado en el más estricto catolicismo y obligado a aceptar las normas que se imponían en su casa, lo que incluía observar con frusración las palizas que sufría su madre; o aguantarlas con estoicismo cuando era él el objetivo de la ira alcohólica de su padre.

No destacaba en el colegio ni fuera de él y fue en un lluvioso viaje de vuelta a casa desde el colegio cuando su destino decidió cambiar su camino.
Había escuchado el desplome violento de un cuerpo en un callejón cercano y los esfuerzos de alguien que intentaba pedir ayuda. Sabedor de que debía, como buen cristiano, ayudar a sus semejantes, corrió por entre las sombras de los edificios hasta el lugar donde se desplegó ante él la que debía ser una visión como poco incómoda para cualquier niño.

Un hombre estaba tirado en el suelo, en una posición extraña que delataba que debía tener rotos varios huesos, como si se hubiera caído desde alguna ventana. El hombre ignoraba el dolor que debía sentir y no hacía más que suplicar a una figura que se alzaba ante él, envuelta en lo que parecía un mullido abrigo oscuro.
Apenas se le veía el rostro, que parecía de una tez grisácea. Sus manos estaban cubiertas por unos guantes negros y los pocos detalles de color que había en sus ropas eran de un tono rojo oscuro, como sangre seca.

La cabeza de la figura se movió en un gesto de negación y susurró algo inaudible. El hombre del suelo comenzó a lloriquear y a pedir por su vida apelando a sus seres queridos.
Entonces, ocurrió lo imposible. El muro de la realidad se resquebrajó para Quill cuando la figura alargó un brazo hacia el hombre del suelo y su abrigo se abrió, convirtiéndose en dos alas negras como las de un cuervo. La piel, que hasta hace un momento había parecido de un pálido gris se tornó del negro de la noche más profunda y en el rostro brillaron sus ojos como obsidiana pulida.
Las nubes en el cielo brillaron y se iluminaron como si alguien las hubiera prendido fuego y las gotas de lluvia que caían cerca de la figura se transformaron en ascuas ardientes que desprendían un siseo al caer al suelo húmedo.

De la mano extendida de la figura surgieron varios tentáculos de oscuridad, que sujetaron al hombre y lo rodearon, alzándolo del suelo algo más de un metro. El hombre aullaba de pánico y dolor mientras los tentáculos se introducían y recorrían su cuerpo sin dejar herida o marca alguna.

En apenas unos segundos los gritos del hombre cesaron y quedó inerme. Los tentáculos se retiraron dejando caer el cuerpo y desaparecieron de nuevo en la mano de la figura cuya piel volvió a tener el mismo tono ceniciento de antes y la lluvia no volvio a ser otra cosa más que lluvia mientras las nubes recuperaron el tono plomizo.

Inconscientemente, Quill se había escondido tras un saturado cubo de basura y varios cartones, y aunque había sido incapaz de despegar la mirada de toda la escena, ahora había empezado a sollozar lo que alertó a la figura que, aún con las alas extendidas, fijó su mirada en él. El negro de sus ojos brillaba como si estuvieran hechos de roca fundida y entonces le habló.
Como en un susurro le conminó a que no llorara, pues el hombre del suelo no merecía esas lágrimas. Había sido un ser malvado y esto no había sido sino el castigo que su deidad le imponía.

La mención de Dios pareció liberar la mente del joven chico. Como en una epifanía, comprendió lo que veía ante él y recordó de la Biblia la furia de Dios, sus ángeles y cómo había matado a los primogénitos de Egipto. Lo que tenía ante él era la propia fuerza de Dios en un ángel vengador.

Y entonces salió de su escondrijo y corrió. Pero no de vuelta a la calle o a su casa; sino hacia la figura. Hacia aquél ángel que parecía agacharse a recibirle.
Se sujetó a él y lloró contra su pecho. Desahogó su alma y pidió ayuda a la figura. Ayuda para él y para su madre, que no podían huir de las palizas continuas.

Y el angel habló y esta vez, en lugar de un susurro, su voz femenina sonó tranquilizadora, como la de una madre y le prometió ayuda.
-Has sufrido mucho, pequeño,- dijo -pero pronto, tu padre será juzgado y en una balanza será pesada su alma y se decidirá su suerte y quizá volvamos a vernos. Y si es así, intercederé por ti.-

Contarlo en casa fue su gran error. Su padre le tomó por blasfemo y desató más fuerza de la habitual en su castigo. Quill acabó en un hospital, operado de urgencia. Desfigurado y roto por dentro, pero vivo.

Y sucedió que su padre fuera juzgado y se decidiera su suerte. Y esa suerte hizo que Quill y su ángel volvieran a encontrarse y que nuevamente la escena del callejón se repitiera.
Él le pidió que le llevara. Que le adoptara y fuera su hijo pero el angel no pudo aceptar y desapareció en un destello de luz.

Desfigurado y tomado por loco, pasó por hospicios, refugios y sanatorios hasta que una noche su ángel volvió y esta vez si, le llevó consigo.

Y según las propias palabras de Mad: "Y en una ceremonia, en una sala tan blanca como la luz en la que había representación de cientos de dioses, se me hizo partícipe de unos poderes con los que hacer cumplir la voluntad de los juicios, volver la oscuridad de las almas de los malvados contra si mismos y devorar la misma raíz de su existencia, de modo que sus almas puedan ser salvadas. Fui inundado con sabiduría, abriendo mi mente a la realidad del mundo espiritual."

- Poderes: Imbuido como un ávatar, domina los poderes de la oscuridad, siendo capaz de proyectarla en forma de proyectiles, múltiples tentáculos que surgen de sus mano o incluso arremolinarla en forma de tormenta. Al verse envuelto en combate, se hace uno con la oscuridad y surge de él un fuego oscuro que potencia sus capacidades.
Ninguno de esos poderes tiene efecto contra aquéllas personas eminentemente buenas o que no hayan cometido falta a juicio de la deidad de cada uno.


A pesar de lo tétrico de su aspecto y la idea malvada que despiertan sus poderes, realmente es uno de los más dedicados combatientes del mal, venga en la forma que venga.

La amenaza del Dr Destroyer es la mayor a la que puede enfrentarse y espera unirse a Recios en esa lucha.

Ya te presentare a Haziel y que compartan opiniones sobre sus 'jefes'

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