Las dos caras de los gemelos
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Recios :: JUEGOS :: MMOs :: Star Wars the Old Republic :: [SWTOR] Rol
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Las dos caras de los gemelos
Para Recios, más que un clan, una familia. Os odio a todos mucho, y cuando pille el juego, que lo voy a hacer, pagaréis las consecuencias sufriéndome y aguantándome, the return of the agonias sage
-Vamos hermanito, soy más rápida que tú.
-Ni en tus mejores sueños hermanita.
Los chicquillos corrían alegremente de regreso a casa, las clases habían terminado y la estación del verano comenzaba a hacerse notar. Eran dos gemelos pero por su tremendo parecido cualquiera hubiese dicho que eran mellizos.
Aún restaba un tramo para que llegasen junto a sus padres cuando divisaron el vehículo aerodeslizador junto a su casa. No había duda. Ambos se miraron extrañados, no necesitaban palabras. Se dieron la mano y corrieron aun más rápido, si alguno de ellos realmente era más veloz que su hermano no hizo gala de ello, llegaron en perfecta sincronía.
Atravesaron el umbral de la puerta, dentro había menos luz que afuera por lo que sus ojos todavía desacostumbrados apenas distinguieron una sombra que se levantaba y se dirigía a ellos.
-Ah, aquí están. Os estaba esperando
Atónitos por la familiaridad del extraño buscaron a sus padres, estaban allí también y no parecían intranquilos aunque posiblemente un observador más avezado habría percibido un cierto nerviosismo. Desde luego no parecía una amenaza, y no entendían quién era, o porque estab allí. Cuando llegó junto a ellos se arrodillo y puso una mano en el hombro de cada uno, con la luz que se filtraba por la puerta abierta y con los ojos ya un poco más acostumbrados ambos hermanos se percataron que era un jedi, por las ropas tenía que serlo. Por las ropas y por el objeto que colgaba de su cinturón, nunca habían visto uno, pero sabían lo que era sin duda.
Nuevamente buscaron con la mirada a sus padres, no formularon ninguna pregunta, pero aunque sus padres no compartían el mismo vínculo que tenían entre ellos dos supieron enseguida cuál era la pregunta.
-Silfith, Paal, este es Kurono. Es un maestro jedi.
-Bueno, el título de maestro no me gusta, no formo parte del del consejo, jedi me gusta más. No me considero un maestro, siempre seguimos aprendiendo. Bueno niños supongo que os preguntareis que hago aquí y porque os estaba esperando.
Ella asintió con la cabeza, su hermano muy serio preguntó
-Es que sabía que íbamos a venir.
-Jajaja, sabía que ibais a venir, pero no como tú piensas. No lo he profetizado ni adivinado, si es eso lo que estás pensando. Esta es vuestra casa así que ¿dónde si no ibais a ir?
Ninguno de los dos hermanos dijo nada. El jedi continuó tras una pausa.
-Supongo que habréis oído hablar de la fuerza -ambos asintieron- pues veréis existe una forma de saber quien puede ser un usuario de la fuerza. Y un pajarito me ha dicho que vosotros dos tenéis un gran potencial. He estado hablando con vuestros padres y me gustaría que me acompañaseis, ellos también pueden venir por supuesto, será una excursión de toda la familia, y si nos lo permitís nos gustaría haceros unas preguntas y unas pruebas.
-¿Y nos van a doler?- Pregunto el chico asustado.
El jedi sonrió con la más amable de las sonrisas, -no, claro que no hijo.
* * *
Paal estaba nervioso, después de pasarles por un escáner y hacerles pruebas sobre que figura había en un grupo de cartulinas boca abajo y de ponerle una venda en los ojos para pasar por una habitación sin chocarse le habían llevado a un cuarto pequeño donde otro jedi había llegado al cabo de un rato. Y no paraba de hacerle preguntas sin sentido. Pero lo peor era su hermana, nunca había estado tanto tiempo separado de su hermana, y si lo había estado no lo recordaba. Desde que llegaron se llevaron a cada uno por un lado y a Paal le parecía que había pasado una eternidad.
-Puedo ver que algo te preocupa, ¿puedes decirme de qué se trata?
-Mi hermana, ha pasado mucho tiempo y no sé si estará bien
-¿Tienes miedo de que le pase algo? ¿Crees que corre peligro?
-sí, es decir, no. No, no creo que corra peligro, solo me preocupa. Papá siempre me ha dicho que debo cuidar siempre de mi hermanita, y siempre me dice que soy un niño bueno que cuida de su hermana. ¿Acaso no está bien?
-Oh, sí, tu papá tiene toda la razón, y eres un buen hermano sin duda. Pero no debes tener miedo.
* * *
Mientras en otra habitación, no tan lejos como Paal creía, Kurono estaba con Sil. La cara de ella era pura felicidad, todo lo que vía la maravillaba y aunque se suponía que el joven jedi era quién debía hacerle las preguntas a ella la verdad es que no había parado de preguntar y de hablar.
-Bueno, calma. ¿Puedo hacerte yo una pregunta?
Sil puso una cara muy seria y afirmó con la cabeza
-Bien. ¿Qué harías si te dijese que puedes ser una jedi y dominar la fuerza?
Frunció el entrecejo y se quedó un rato pensativa. Por fin contestó
-Supongo que ayudar a la gente, mamá siempre dice que hay que ayudar a los demás.
-¿Y nada más?
-Nada más, pero si se pueden hacer más cosas nos las tendrán que enseñar, igual que en el colegio.
* * *
Sus padres habían vuelto a casa, los dos se habían quedado allí para seguir aprendiendo con los jedis. Sin embargo no paso mucho antes de Paal fuese enviado de vuelta a casa, el otro jedi siempre lo miraba con mala cara y negaba con la cabeza. Paal no quería irse y dejar a su hermana allí sola, se abrazó a ella y ella a él, cuando intentaron separarlos algo más fuerte que sus brazos los unía, la fuerza. Estaba en ambos, se había manifestado en los dos, y aunque apenas habían pasado unos pocos días ya habían dado muestras de un gran control.
Al final, Paal regresó junto a sus padres, con los puños cerrados y las lágrimas contenidas de la rabia. "Malditos jedis, todo lo que se decía de ellos era mentira, eran malos" y le habían robado a su hermana, se la habían quitado delante de él sin que pudiese hacer nada. Pero eso es porque era un niño, se haría fuerte. Crecería y se haría mucho más fuerte y entonces volvería a por ella.
* * *
En los años siguientes Sil aprendió a dominar y comprender la fuerza, a usar el sablé, a pensar con claridad, a liberar sus emociones. En un par de ocasiones incluso fue a visitar a sus padres y a su hermanito. Era muy feliz y quería enseñarle todo lo que había aprendido, no hubiese tenido tiempo pero su hermano al fin y al cabo era como ella y se notaba que tenía el mismo dominio porque él también movía objetos y esas cosas. Apenas unos pocos días y volvían a recogerla. Era feliz pero cuando se iba podía ver la expresión de su hermano, él no estaba feliz, no sabía que le ocurría y eso era lo peor, antes con una simple mirada sabía que le pasaba, ahora parecía un extraño.
* * *
-Sil, vamos Sil. Despierta nos vamos, corre.
Sil se despertó con el zarandeo a que estaba siendo sometida. Pero aquella voz, no podía ser... Sí era él, era Paal. ¿Pero que estaba haciendo allí? ¿Y por qué tenían que irse De repente se asustó un poco, desorientada no sabía si les había pasado algo a sus dos maestros, ¿había fuego? ¿Qué pasaba?
-Hermano, ¿qué pasa?
-Nos vamos, ya no te retendrán más, eres libre.
Dicho lo cual cogió a su hermana de la mano y se la llevó prácticamente a rastras.
-Espera Paal, ¿qué es eso de que ya no me retendrán? ¿Quién me retiene?
-Esos malditos jedis, se te llevaron de mi lado, siempre lo hacían cada vez que volvías a casa ellos volvían y te llevaban de nuevo. Pero yo era pequeño y no podía hacer nada. Pero eso ya se ha acabado, papá siempre me decía que tenía que cuidar de ti y eso estoy haciendo.
-Espera Paal, te estas equivocand...
-¿Qué pasa aquí?- El jedi que estuvo con Paal aquella tarde acababa de encender la luz de la habitación y miraba a Paal con asombro y sorpresa.
-¡Atrás! No os volveréis a llevar a mi hermana de mi lado nunca más, jamás lo velveré a permitir.
Un restallido y un olor a ozono quemado impregnaron la atmósfera, Paal sotenía un sable láser y se interponía entre Sil y el jedi.
-Paal, de dónde has sacado eso, yo creía que los jedis tenían que forjar su propia arma, ¿cuándo has...?
-Ese sable no es tuyo, vamos devuélvemelo y vete a casa, puedes hacerte daño.
-¡Ja! Oh poderoso jedi, no me hagas reír, me he colado en tu prisión y he robado tu arma, ¿Dónde está tu fuerza ahora? Eres patético viejo.
-Ya basta, suficiente chico. El jedi extendió su mano y concentró su fuerza en arrebatarle el sable al jóven temerario.
Pero no estaba preparado para lo que iba a suceder. Sorprendentemente no solo no era capaz de arrebatarle el arma de las manos por más que intensificaba sus esfuerzos sino que el joven extendió la mano libre para proyectar una oleada de fuerza que lo envió contra la pared. Acto seguido cargo con el sable en alto dispuesto a darle el golpe de gracia y ese habría sido el final del confiado jedi si no hubiese sido por Kurono que en el último momento detuvo el golpe con su propio sable. Despertado por los gritos y preocupado por un asalto a la casa tuvo la suerte de haber cogido su propio sable, de lo contrario tal vez no hubiese sido capaz de salvar a su maestro.
-¿Estáis bien maestro?¿Sil?... ¿Tú?, tú eres...
-¡Sí! Soy yo, ahora ya no soy un niño y ya no podréis quitarme a mi hermana
-¡Paal! ¡Ya basta! No te reconozco hermano, cuándo te has convertido en un ladrón para colarte en las casas, cuándo te has convertido en un asesino. Casi matas... De no haber sido por... ¿Por qué?
-¿Por qué? Por ti. O es que no recuerdas cuando nos separaron siempre hemos estado jntos, siempre dijimos que no permitiríamos que nos separasen, nada ni nadie. Porque sino ibas a estar aquí sola si no era porque te estuviesen reteniendo.
-Nadie me retiene, ¿es qué no lo ves? No hay barrotes ni grilletes.
-Soy yo quien no te reconoce hermana, ¿eso es lo que valgo para ti? ¿Ellos valen más que yo? Las promesas de la infancia, padre, madre... Ellos siempre te quisieron a ti más que a mi ¿y así es como se lo pagas? ¿Así es como me lo pagas?
-No hermano, estás equivocado, ¿de qué hablas? No tiene sentido, estás confuso, dame ese sable y duerme con nosotros esta noche, conmigo, como cuando éramos niños. Mañana hablaremos y...
-¡No! ¡Tú no eres mi hermana! No sé quien eres, pero no eres mi hermana...- Las lágrimas en los ojos de Paal nublaban su visión pero tenía que escapar de allí estaba claro que eso era una cárcel y que le habían lavado el cerebro a su hermana. Aún no era lo bastante fuerte, pero lo sería, y volvería una vez más, y la curaría. Era una promesa. -No sé que te han hecho pero si puedes oírme, si aún sigues ahí vovleré a por ti, algún día y ni todos los jedis del universo podrán interponerse, lo juro.
Paal, salió corriendo, apagó y arrojó el sable láser a la ventana, con que rompiese el cristal bastaría. Atravesó por los afilados restos de la ventana que desgarraron su carne y le hicieron sangrar. Sil horrorizada se dirigió a la ventana en busca de su hermano pero ya no estaba, intentó seguirlo pero Won se lo impidió. La cara de él reflejaba la pena que sentía ella y no pudo reprimirlo más, se echó a llorar en los brazos de su maestro, triste perdida. Sentía como si la hubiesen arrancado la mitad de ella y el más negro y absoluto vacio se lo hubiese tragado.
* * *
-Esos malditos jedis. Son todos una escoria. ¡Mienten! Pero llevaré mi ira sobre ellos, me vengaré. Por todo el daño que me han hecho, por el daño que le han hecho a mi hermana, por el daño que han hecho a todos.
-Bien bien, lo harás, estoy convencido, yo te ayudaré
-Gracias. Maestro.
Editado para que el título de la historia esté en español
-Vamos hermanito, soy más rápida que tú.
-Ni en tus mejores sueños hermanita.
Los chicquillos corrían alegremente de regreso a casa, las clases habían terminado y la estación del verano comenzaba a hacerse notar. Eran dos gemelos pero por su tremendo parecido cualquiera hubiese dicho que eran mellizos.
Aún restaba un tramo para que llegasen junto a sus padres cuando divisaron el vehículo aerodeslizador junto a su casa. No había duda. Ambos se miraron extrañados, no necesitaban palabras. Se dieron la mano y corrieron aun más rápido, si alguno de ellos realmente era más veloz que su hermano no hizo gala de ello, llegaron en perfecta sincronía.
Atravesaron el umbral de la puerta, dentro había menos luz que afuera por lo que sus ojos todavía desacostumbrados apenas distinguieron una sombra que se levantaba y se dirigía a ellos.
-Ah, aquí están. Os estaba esperando
Atónitos por la familiaridad del extraño buscaron a sus padres, estaban allí también y no parecían intranquilos aunque posiblemente un observador más avezado habría percibido un cierto nerviosismo. Desde luego no parecía una amenaza, y no entendían quién era, o porque estab allí. Cuando llegó junto a ellos se arrodillo y puso una mano en el hombro de cada uno, con la luz que se filtraba por la puerta abierta y con los ojos ya un poco más acostumbrados ambos hermanos se percataron que era un jedi, por las ropas tenía que serlo. Por las ropas y por el objeto que colgaba de su cinturón, nunca habían visto uno, pero sabían lo que era sin duda.
Nuevamente buscaron con la mirada a sus padres, no formularon ninguna pregunta, pero aunque sus padres no compartían el mismo vínculo que tenían entre ellos dos supieron enseguida cuál era la pregunta.
-Silfith, Paal, este es Kurono. Es un maestro jedi.
-Bueno, el título de maestro no me gusta, no formo parte del del consejo, jedi me gusta más. No me considero un maestro, siempre seguimos aprendiendo. Bueno niños supongo que os preguntareis que hago aquí y porque os estaba esperando.
Ella asintió con la cabeza, su hermano muy serio preguntó
-Es que sabía que íbamos a venir.
-Jajaja, sabía que ibais a venir, pero no como tú piensas. No lo he profetizado ni adivinado, si es eso lo que estás pensando. Esta es vuestra casa así que ¿dónde si no ibais a ir?
Ninguno de los dos hermanos dijo nada. El jedi continuó tras una pausa.
-Supongo que habréis oído hablar de la fuerza -ambos asintieron- pues veréis existe una forma de saber quien puede ser un usuario de la fuerza. Y un pajarito me ha dicho que vosotros dos tenéis un gran potencial. He estado hablando con vuestros padres y me gustaría que me acompañaseis, ellos también pueden venir por supuesto, será una excursión de toda la familia, y si nos lo permitís nos gustaría haceros unas preguntas y unas pruebas.
-¿Y nos van a doler?- Pregunto el chico asustado.
El jedi sonrió con la más amable de las sonrisas, -no, claro que no hijo.
* * *
Paal estaba nervioso, después de pasarles por un escáner y hacerles pruebas sobre que figura había en un grupo de cartulinas boca abajo y de ponerle una venda en los ojos para pasar por una habitación sin chocarse le habían llevado a un cuarto pequeño donde otro jedi había llegado al cabo de un rato. Y no paraba de hacerle preguntas sin sentido. Pero lo peor era su hermana, nunca había estado tanto tiempo separado de su hermana, y si lo había estado no lo recordaba. Desde que llegaron se llevaron a cada uno por un lado y a Paal le parecía que había pasado una eternidad.
-Puedo ver que algo te preocupa, ¿puedes decirme de qué se trata?
-Mi hermana, ha pasado mucho tiempo y no sé si estará bien
-¿Tienes miedo de que le pase algo? ¿Crees que corre peligro?
-sí, es decir, no. No, no creo que corra peligro, solo me preocupa. Papá siempre me ha dicho que debo cuidar siempre de mi hermanita, y siempre me dice que soy un niño bueno que cuida de su hermana. ¿Acaso no está bien?
-Oh, sí, tu papá tiene toda la razón, y eres un buen hermano sin duda. Pero no debes tener miedo.
* * *
Mientras en otra habitación, no tan lejos como Paal creía, Kurono estaba con Sil. La cara de ella era pura felicidad, todo lo que vía la maravillaba y aunque se suponía que el joven jedi era quién debía hacerle las preguntas a ella la verdad es que no había parado de preguntar y de hablar.
-Bueno, calma. ¿Puedo hacerte yo una pregunta?
Sil puso una cara muy seria y afirmó con la cabeza
-Bien. ¿Qué harías si te dijese que puedes ser una jedi y dominar la fuerza?
Frunció el entrecejo y se quedó un rato pensativa. Por fin contestó
-Supongo que ayudar a la gente, mamá siempre dice que hay que ayudar a los demás.
-¿Y nada más?
-Nada más, pero si se pueden hacer más cosas nos las tendrán que enseñar, igual que en el colegio.
* * *
Sus padres habían vuelto a casa, los dos se habían quedado allí para seguir aprendiendo con los jedis. Sin embargo no paso mucho antes de Paal fuese enviado de vuelta a casa, el otro jedi siempre lo miraba con mala cara y negaba con la cabeza. Paal no quería irse y dejar a su hermana allí sola, se abrazó a ella y ella a él, cuando intentaron separarlos algo más fuerte que sus brazos los unía, la fuerza. Estaba en ambos, se había manifestado en los dos, y aunque apenas habían pasado unos pocos días ya habían dado muestras de un gran control.
Al final, Paal regresó junto a sus padres, con los puños cerrados y las lágrimas contenidas de la rabia. "Malditos jedis, todo lo que se decía de ellos era mentira, eran malos" y le habían robado a su hermana, se la habían quitado delante de él sin que pudiese hacer nada. Pero eso es porque era un niño, se haría fuerte. Crecería y se haría mucho más fuerte y entonces volvería a por ella.
* * *
En los años siguientes Sil aprendió a dominar y comprender la fuerza, a usar el sablé, a pensar con claridad, a liberar sus emociones. En un par de ocasiones incluso fue a visitar a sus padres y a su hermanito. Era muy feliz y quería enseñarle todo lo que había aprendido, no hubiese tenido tiempo pero su hermano al fin y al cabo era como ella y se notaba que tenía el mismo dominio porque él también movía objetos y esas cosas. Apenas unos pocos días y volvían a recogerla. Era feliz pero cuando se iba podía ver la expresión de su hermano, él no estaba feliz, no sabía que le ocurría y eso era lo peor, antes con una simple mirada sabía que le pasaba, ahora parecía un extraño.
* * *
-Sil, vamos Sil. Despierta nos vamos, corre.
Sil se despertó con el zarandeo a que estaba siendo sometida. Pero aquella voz, no podía ser... Sí era él, era Paal. ¿Pero que estaba haciendo allí? ¿Y por qué tenían que irse De repente se asustó un poco, desorientada no sabía si les había pasado algo a sus dos maestros, ¿había fuego? ¿Qué pasaba?
-Hermano, ¿qué pasa?
-Nos vamos, ya no te retendrán más, eres libre.
Dicho lo cual cogió a su hermana de la mano y se la llevó prácticamente a rastras.
-Espera Paal, ¿qué es eso de que ya no me retendrán? ¿Quién me retiene?
-Esos malditos jedis, se te llevaron de mi lado, siempre lo hacían cada vez que volvías a casa ellos volvían y te llevaban de nuevo. Pero yo era pequeño y no podía hacer nada. Pero eso ya se ha acabado, papá siempre me decía que tenía que cuidar de ti y eso estoy haciendo.
-Espera Paal, te estas equivocand...
-¿Qué pasa aquí?- El jedi que estuvo con Paal aquella tarde acababa de encender la luz de la habitación y miraba a Paal con asombro y sorpresa.
-¡Atrás! No os volveréis a llevar a mi hermana de mi lado nunca más, jamás lo velveré a permitir.
Un restallido y un olor a ozono quemado impregnaron la atmósfera, Paal sotenía un sable láser y se interponía entre Sil y el jedi.
-Paal, de dónde has sacado eso, yo creía que los jedis tenían que forjar su propia arma, ¿cuándo has...?
-Ese sable no es tuyo, vamos devuélvemelo y vete a casa, puedes hacerte daño.
-¡Ja! Oh poderoso jedi, no me hagas reír, me he colado en tu prisión y he robado tu arma, ¿Dónde está tu fuerza ahora? Eres patético viejo.
-Ya basta, suficiente chico. El jedi extendió su mano y concentró su fuerza en arrebatarle el sable al jóven temerario.
Pero no estaba preparado para lo que iba a suceder. Sorprendentemente no solo no era capaz de arrebatarle el arma de las manos por más que intensificaba sus esfuerzos sino que el joven extendió la mano libre para proyectar una oleada de fuerza que lo envió contra la pared. Acto seguido cargo con el sable en alto dispuesto a darle el golpe de gracia y ese habría sido el final del confiado jedi si no hubiese sido por Kurono que en el último momento detuvo el golpe con su propio sable. Despertado por los gritos y preocupado por un asalto a la casa tuvo la suerte de haber cogido su propio sable, de lo contrario tal vez no hubiese sido capaz de salvar a su maestro.
-¿Estáis bien maestro?¿Sil?... ¿Tú?, tú eres...
-¡Sí! Soy yo, ahora ya no soy un niño y ya no podréis quitarme a mi hermana
-¡Paal! ¡Ya basta! No te reconozco hermano, cuándo te has convertido en un ladrón para colarte en las casas, cuándo te has convertido en un asesino. Casi matas... De no haber sido por... ¿Por qué?
-¿Por qué? Por ti. O es que no recuerdas cuando nos separaron siempre hemos estado jntos, siempre dijimos que no permitiríamos que nos separasen, nada ni nadie. Porque sino ibas a estar aquí sola si no era porque te estuviesen reteniendo.
-Nadie me retiene, ¿es qué no lo ves? No hay barrotes ni grilletes.
-Soy yo quien no te reconoce hermana, ¿eso es lo que valgo para ti? ¿Ellos valen más que yo? Las promesas de la infancia, padre, madre... Ellos siempre te quisieron a ti más que a mi ¿y así es como se lo pagas? ¿Así es como me lo pagas?
-No hermano, estás equivocado, ¿de qué hablas? No tiene sentido, estás confuso, dame ese sable y duerme con nosotros esta noche, conmigo, como cuando éramos niños. Mañana hablaremos y...
-¡No! ¡Tú no eres mi hermana! No sé quien eres, pero no eres mi hermana...- Las lágrimas en los ojos de Paal nublaban su visión pero tenía que escapar de allí estaba claro que eso era una cárcel y que le habían lavado el cerebro a su hermana. Aún no era lo bastante fuerte, pero lo sería, y volvería una vez más, y la curaría. Era una promesa. -No sé que te han hecho pero si puedes oírme, si aún sigues ahí vovleré a por ti, algún día y ni todos los jedis del universo podrán interponerse, lo juro.
Paal, salió corriendo, apagó y arrojó el sable láser a la ventana, con que rompiese el cristal bastaría. Atravesó por los afilados restos de la ventana que desgarraron su carne y le hicieron sangrar. Sil horrorizada se dirigió a la ventana en busca de su hermano pero ya no estaba, intentó seguirlo pero Won se lo impidió. La cara de él reflejaba la pena que sentía ella y no pudo reprimirlo más, se echó a llorar en los brazos de su maestro, triste perdida. Sentía como si la hubiesen arrancado la mitad de ella y el más negro y absoluto vacio se lo hubiese tragado.
* * *
-Esos malditos jedis. Son todos una escoria. ¡Mienten! Pero llevaré mi ira sobre ellos, me vengaré. Por todo el daño que me han hecho, por el daño que le han hecho a mi hermana, por el daño que han hecho a todos.
-Bien bien, lo harás, estoy convencido, yo te ayudaré
-Gracias. Maestro.
Editado para que el título de la historia esté en español
Última edición por hyuuga_shi el Dom 22 Ene 2012, 10:24, editado 1 vez
hyuuga_shi- Tio cansino
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Re: Las dos caras de los gemelos
Paal'Jo daba vueltas inquieto en la celda del módulo de detención. Hasta ahora su plan de purga había ido bien. Ir a los planetas neutrales y diezmar las fuerzas del orden locales, las plañideras de sus gobernantes no tardaban en pedir ayuda los jedi. Los incautos jedis venían a investigar y entonces caían en su trampa. Luego Paal abandonaba el planeta y los gobernantes locales solo sabían que todo volvía a la normalidad y que el jedi se había ido sin decir nada. Había repetido el mismo truco varias veces pero no de forma seguida ni tampoco en planetas cercanos o con una ruta fija, nada que pudiese ser interpretado como un patrón. Pero le habían cogido, su última operación fue una trampa para cazar al cazador y había dado resultado. Había ocurrido antes de lo previsto porque había subestimado a los jedis, no lo volvería a hacer.
Sin embargo la venganza es un plato que se sirve frío, y ya había previsto que esto sucedería tarde o temprano. Los jedis son listos, ignorar este hecho es infravalorarlos, infravalorar al adversario te hace confiado, confiarse te hace débil, la debilidad trae el fracaso y la muerte. Así que el plan de fuga de estaba trazado antes de ser capturado. La debilidad que impidió a los jedis matarle cuando le apresaron sería la misma debilidad que les costaría la vida. El agente imperial que le servía de enlace llevaba un receptor que recogía las señales que mandaba un emisor escondido portado por él mismo. Si algo iba mal solo tenía que encenderlo y esperar a que este rastrease la señal. Los ingenuos jedis no sospecharon ni por un instante que su rendición solo era una excusa para ganar tiempo, para luchar otra batalla más favorable.
Se sentó a esperar, mientras una sonsrisa se dibujaba en sus labios
* * *
Silfith llevaba lo que parecían eones sentada en aquella silla. Le dolía el culo y no sabía como ponerse ya. Cruzaba las piernas, las descruzaba, las juntaba y se sujetaba las rodillas con las manos, apoyaba los codos en las rodillas y el mentón en las manos. Definitivamente la burocracia era igual en la política y en el ejército.
"Pero maestro, si la república está enfadada con nosotros, y la tropa desconfía, ¿por qué quieren que me presente? ¿Con qué autoridad?"
"Ah mi pequeña, si quieres saberlo tendrás que ir, ¿no crees? Respecto a la autoridad, creo que este comunicado lo deja bien claro. Y por favor, deja de llamarme maestro, ya eres una jedi hecha y derecha, más capaz que yo, y a quien nada tengo que enseñar"
No pudo contener una sonrisita ante las alabanzas del que había sido su maestro. Es cierto que había superado las pruebas y ya no era una padawan, es cierto que era mejor que su maestro con el sable y que incluso tenía más capacidades para la fuerza. Pero ella era impulsiva y alocada, y no solo por la edad, al contrario que su maestro quien era más maduro y sabio fruto sobre todo de años de experiencia. Aún tenía mucho que aprender.
Se había presentado a primera hora de la mañana y su estómago empezaba a hacer ruidos. Le habían ofrecido una silla y había visto entrar y salir lo que bien podía haber sido un desfile militar por el despacho del coronel. Casi todos tenían tanta prisa que apenas si se fijaban en ella, pero algunos soldados, los más jóvenes entretenían la mirada en ella, uno incluso la ofreció tomar algo en la cantina cuando terminase con el coronel.
Como fuere ya estaba harta de esperar. Sabía que debía ser paciente pero la paciencia no era una de sus virtudes -nunca lo había sido- y su instinto la decía, o más bien la gritaba, que lo estaban haciendo intencionadamente. Se levantó de la silla y se dirigió al despacho. La secretaria situada en la mesa junto al despacho se levantó e intentó detenerla, o al menos hizo el amago, no le dio ni tiempo a levantarse.
-No puede...
No llamó, entró con toda la naturalidad del mundo ante la perpleja mirada de los allí presentes; un par de oficiales, un funcionario y el propio coronel. Y cerro la puerta a su espalda dejando a una indignada secretaria de pie frente a la puerta cerrada.
-Coronel, me presento, soy la maestra jedi Silfith, creo que me ha hecho llamar.- La expresión entre asombrada y enfadada de todos comenzaba a divertir a la joven maestra que sentía que había hecho bien. A pesar de la posible falta de protocolo.
-Sé quien es, y no la he hecho llamar. Como ve estoy en medio de una discusión importante. Creo que le han pedido que aguarde fuera, así que si es tan amable.
-Oh, estos señores. Creo que en realidad sus asuntos no son tan importantes.
-Nuestros asuntos no son tan importantes.
-Es más, pueden esperar.
-Pueden esperar.
-Los asuntos del consejo jedi son prioritarios.
-Los asuntos jedi son prioritarios.
El coronel era humano, pero bien podía haber sido cualquier raza de roja piel e hinchada papada. La irritación ante tremenda desfachatez era visible y palpable en 3 sistemas a la redonda. Sin embargo ya estaba hecho, los oficiales y el funcionario darían prioridad a la jedi por lo que sería imposible proseguir hasta que ella fuese atendida.
* * *
La pequeña nave no disponía de armas excepto un único cañón más funcional que práctico. Solo era una nave de transporte de prisioneros. Cosa que desquiciaba más a Paal, no entendía como una nave de transporte de prisioneros no tenía más medidas de seguridad.
El plan había salido bien. justo cuando la nave aterrizaba y los dos jedis salían al encuentro de esta con Paal esposado un disparo preciso al micrómetro salió de ninguna parte a la sien de uno de los jedis. No bastó para acabar con él, sus reflejos bien entrenados percibieron la amenaza y en una fracción de segundo había desenfundado el sable y deflectado el disparo. Pero era todo lo que Paal necesitaba. La distracción sirvió para que golpease al otro en la nuca con las esposas mientras buscaban el origen del disparo y le arrebatase el sable. Fue un intercambio de golpes breve, dos disparos más deflectados nuevamente abrieron la guardia del jedi para que Paal hundiese el sable en el pecho de su oponente. Aún quedaba algo de vida en los atónitos ojos mientras un humeante agujero en la ropa indicaba donde la ya cauterizada herida había arrebatado la vida del jedi. El otro seguía en el suelo dolorido por el golpe cuando el sable cercenó su cabeza. No sufrió. Recrearse en la muerte era macabro y distraía la mente, Paal no compartía los gustos macabros y sádicos de muchos de sus compañeros de orden. Una cosa era ejecutar a alguien, otra recrearse con su muerte, no compartía la crueldad sin sentido. El mierdo y la ira llevan al lado oscuro, el lado oscuro es poderoso, en ningún sitio pone que la crueldad lo haga.
El soldado que pilotaba la nave vio lo sucedido con todo detalle y en un asiento en primera fila, no tenía ganas de participar en el espectáculo porque ya había comenzado a despegar de nuevo. Sin embargo el francotirador oculto salió de su escondite apuntando a la cabina. Estaba claro que era un tiro fácil y lo sabía, volvió a descender, no había posibilidad de huida. Una vez la nave aterrizó Paal entró mientras el agente imperial continuaba apuntando al piloto. Le quitó la pistola de la cintura y se la guardó, satisfecho indicó con un gesto a su compañero que se retirase, el trabajo estaba hecho. Se giró nuevamente al piloto.
-Dime soldado, veo que hay una avanzadilla de la república aquí. Este es un planeta neutral.
-No, no lo sé.- Balbuceo, estaba claramente asustado.
-Verás no tengo mucho tiempo y me dirás lo que quiero. De ti depende y no te lo diré otra vez.
-No... ¡AAAAAAGH!
Una serie de rayos de fuerza golpearon al cuerpo del piloto produciéndole un dolor insoportable. Paal no estaba dispuesto a perder el tiempo de cháchara.
-Regla número uno, la palabra no está prohibida. Seguro que estás deseando empezar otra vez.
-Recios
-¿Recios?
-Son un grupo de rebeldes sin causa, chusma, criminales y soldados degradados e insubordinados. Es donde mandan a toda la escoria del ejército de la república.
-Ves, eso está mejor. sin embargo esos dos de ahí- Paal señaló los dos cuerpos inertes del suelo afuera- no son soldados, son jedis. ¿Qué me dices de ellos?
-Algunos de ellos son asignados para apoyarles, son los menos, desconozco el por qué, no sé... ¡GGYYAAAAAAAAAAAA!
Una nueva descarga surgió de los dedos de Paal e hizo retorcerse al piloto, que no pudo controlar sus esfínteres y una mancha oscura empezó a extenderse por su entrepierna.
-Cht cht cht, te he dicho que la palabra no está prohibida. Vamos, ¿nunca has jugado a ese juego de pequeño?
-Lo siento, lo siento.- Las lágrimas caían a raudales por sus mejillas, no le habían entrenado para la tortura y desde luego Paal no estaba siendo delicado. -Yo, lo ignoro, solo sé que les mandan acompañarles, pero son una minoría, muy pocos. Los Recios son un grupo que nadie desea ver, ni nadie quiere tener cerca, jamás he estado con ellos. El vuelo para trasladarte es el primer contacto que tengo con ellos y mira como he acabado. Por favor déjame vivir.
-No puedo dejarte vivir, eres un enemigo del imperio. Solo puedes servir al imperio con tu vida. Pero haré un trato contigo, quítame las esposas, póntelas tú y enciérrate en el que iba a ser mi cuarto. Si eres capaz de estar callado todo el viaje, cuando lleguemos te entregaré a las fuerzas imperiales y la suerte que corras no dependerá de mi. Creo que es un trato justo. ¿no crees?
El piloto asintió con la cabeza sin decir palabra mientras le quitaba las esposas a Paal
* * *
No cabía duda, era su hermano. El informe de la holopantalla mostraba los datos facilitados por el propio prisionero y una imagen nítida del detenido. Siempre lo había sentido, a medida que ella se fortalecía en la fuerza su hermano hacía lo mismo pero hacía el lado oscuro. Lo sentía pero se negaba a aceptarlo, ya no podía hacerlo, la verdad era desgarradoramente irrefrutable. A veces se preguntaba si ese era su destino, y que habría pasado si ella hubiese decidido no entrar a formar parte de la orden jedi, si eso hubiese salvado a su hermano. O tal vez si hubiese sido ella quien hubiese abrazado el lado oscuro, si eso hubiese convertido a Paal al lado bueno lo habría hecho gustosa. Nunca fue malo, siempre fue bondadoso, era su naturaleza. Tal vez, tal vez aún había salvación para su hermano, y esta era una oportunidad inmejorable. Le tenían retenido no muy lejos y le traían a esta misma base.
-Señor.
Un soldado estaba en pie bajo el marco de la puerta, Silfith no se había percatado distraida en sus pensamientos. No necesitó concentrarse, la cara y el aura que rodeaban al soldado decía por todos lados que algo malo estaba sucediendo.
-Soldado.
-Mi coronel, la última transmisión de la nave de transporte que debería traer al prisionero sugería que los dos jedis que lo custodiaban están muertos. Nuestros intentos por contactar nuevamente con la nave no han obtenido respuesta así como la propia base. Hemos esperado un tiempo prudencial pero sigue sin haber respuesta.
Definitvamente eran malas noticias, habían muerto inocentes y a todos luces su hermano era el responsable.
-Retírese cabo.
-Señor.
-Bueno amiguita creo que su hermano es un grano en el culo de la república. Se le atribuyen muchos crímenes y asesinatos, entre ellos los de una docena de jedis contando estos dos. Así que puede ir ud preparando sus cosas y dispóngase a presentarse ante sus nuevos compañeros.
-¿Cómo dice?
-Dado que es su hermano, y dado que la avanzadilla pertenecía al batallón Recios va a ud a ser destinada con ellos para ayudarles a dar caza a alguien a quien ud seguramente conoce muy bien por su cercanía.
-¿Recios coronel?
-Le van a encantar maestra, son un grupo de inadaptados tan faltos de respeto por sus superiores como usted, ya verá que bien se van a llevar. Tenga los datos de su destino.
-Oiga, no puede...
-Sí, si puedo y lo estoy haciendo. Preséntese ante el Sargento Oroth.
La sonrisa en su cara mostraba la satisfacción de quien acaba de devolver un golpe. Uno tan bueno como usar las dotes de la fuerza para colarse en un despacho, solo que ahora usaban poderes jerárquicos, para mandarla a no sabía donde con un puñado de "inadaptados" del ejército. Estupendo.
* * *
Silfith miraba por las ventanas al vacío profundo mientras se dirigía a su nuevo destino. Su misión, dar caza a su hermano.
Paal'Jo contemplaba la negrura reinante afuera, había fallado. Quería encontrar a su hermana, acercarse a ella y llevarla consigo a donde nadie la impusiera su voluntad mediante mentiras. Seguiría buscándola, sabía que era justa y juntos podrían ayudar a poner orden en el imperio y acabar con los matones y delincuentes como hacían en el colegio.
Casi podía sentir a su hermano.
Casi podía sentir a su hermana.
De hecho lo sentía.
De hecho la sentía.
Estaba allí fuera, y se reunirían. Hoy no, algún día. Algún día. Y todo volvería a ser como antes. Como antes sí. Ambos hermanos sabían que eran los sentimientos del otro. Algún día, como ayer.
* * *
Dos naves se cruzaron en la inmensidad del espacio, muy lejos para poder verse o aparecer en los sensores de la otra. Pero tan cerca como para que dos fuerzas se reencontrasen, por un solo instante.
Sin embargo la venganza es un plato que se sirve frío, y ya había previsto que esto sucedería tarde o temprano. Los jedis son listos, ignorar este hecho es infravalorarlos, infravalorar al adversario te hace confiado, confiarse te hace débil, la debilidad trae el fracaso y la muerte. Así que el plan de fuga de estaba trazado antes de ser capturado. La debilidad que impidió a los jedis matarle cuando le apresaron sería la misma debilidad que les costaría la vida. El agente imperial que le servía de enlace llevaba un receptor que recogía las señales que mandaba un emisor escondido portado por él mismo. Si algo iba mal solo tenía que encenderlo y esperar a que este rastrease la señal. Los ingenuos jedis no sospecharon ni por un instante que su rendición solo era una excusa para ganar tiempo, para luchar otra batalla más favorable.
Se sentó a esperar, mientras una sonsrisa se dibujaba en sus labios
* * *
Silfith llevaba lo que parecían eones sentada en aquella silla. Le dolía el culo y no sabía como ponerse ya. Cruzaba las piernas, las descruzaba, las juntaba y se sujetaba las rodillas con las manos, apoyaba los codos en las rodillas y el mentón en las manos. Definitivamente la burocracia era igual en la política y en el ejército.
"Pero maestro, si la república está enfadada con nosotros, y la tropa desconfía, ¿por qué quieren que me presente? ¿Con qué autoridad?"
"Ah mi pequeña, si quieres saberlo tendrás que ir, ¿no crees? Respecto a la autoridad, creo que este comunicado lo deja bien claro. Y por favor, deja de llamarme maestro, ya eres una jedi hecha y derecha, más capaz que yo, y a quien nada tengo que enseñar"
No pudo contener una sonrisita ante las alabanzas del que había sido su maestro. Es cierto que había superado las pruebas y ya no era una padawan, es cierto que era mejor que su maestro con el sable y que incluso tenía más capacidades para la fuerza. Pero ella era impulsiva y alocada, y no solo por la edad, al contrario que su maestro quien era más maduro y sabio fruto sobre todo de años de experiencia. Aún tenía mucho que aprender.
Se había presentado a primera hora de la mañana y su estómago empezaba a hacer ruidos. Le habían ofrecido una silla y había visto entrar y salir lo que bien podía haber sido un desfile militar por el despacho del coronel. Casi todos tenían tanta prisa que apenas si se fijaban en ella, pero algunos soldados, los más jóvenes entretenían la mirada en ella, uno incluso la ofreció tomar algo en la cantina cuando terminase con el coronel.
Como fuere ya estaba harta de esperar. Sabía que debía ser paciente pero la paciencia no era una de sus virtudes -nunca lo había sido- y su instinto la decía, o más bien la gritaba, que lo estaban haciendo intencionadamente. Se levantó de la silla y se dirigió al despacho. La secretaria situada en la mesa junto al despacho se levantó e intentó detenerla, o al menos hizo el amago, no le dio ni tiempo a levantarse.
-No puede...
No llamó, entró con toda la naturalidad del mundo ante la perpleja mirada de los allí presentes; un par de oficiales, un funcionario y el propio coronel. Y cerro la puerta a su espalda dejando a una indignada secretaria de pie frente a la puerta cerrada.
-Coronel, me presento, soy la maestra jedi Silfith, creo que me ha hecho llamar.- La expresión entre asombrada y enfadada de todos comenzaba a divertir a la joven maestra que sentía que había hecho bien. A pesar de la posible falta de protocolo.
-Sé quien es, y no la he hecho llamar. Como ve estoy en medio de una discusión importante. Creo que le han pedido que aguarde fuera, así que si es tan amable.
-Oh, estos señores. Creo que en realidad sus asuntos no son tan importantes.
-Nuestros asuntos no son tan importantes.
-Es más, pueden esperar.
-Pueden esperar.
-Los asuntos del consejo jedi son prioritarios.
-Los asuntos jedi son prioritarios.
El coronel era humano, pero bien podía haber sido cualquier raza de roja piel e hinchada papada. La irritación ante tremenda desfachatez era visible y palpable en 3 sistemas a la redonda. Sin embargo ya estaba hecho, los oficiales y el funcionario darían prioridad a la jedi por lo que sería imposible proseguir hasta que ella fuese atendida.
* * *
La pequeña nave no disponía de armas excepto un único cañón más funcional que práctico. Solo era una nave de transporte de prisioneros. Cosa que desquiciaba más a Paal, no entendía como una nave de transporte de prisioneros no tenía más medidas de seguridad.
El plan había salido bien. justo cuando la nave aterrizaba y los dos jedis salían al encuentro de esta con Paal esposado un disparo preciso al micrómetro salió de ninguna parte a la sien de uno de los jedis. No bastó para acabar con él, sus reflejos bien entrenados percibieron la amenaza y en una fracción de segundo había desenfundado el sable y deflectado el disparo. Pero era todo lo que Paal necesitaba. La distracción sirvió para que golpease al otro en la nuca con las esposas mientras buscaban el origen del disparo y le arrebatase el sable. Fue un intercambio de golpes breve, dos disparos más deflectados nuevamente abrieron la guardia del jedi para que Paal hundiese el sable en el pecho de su oponente. Aún quedaba algo de vida en los atónitos ojos mientras un humeante agujero en la ropa indicaba donde la ya cauterizada herida había arrebatado la vida del jedi. El otro seguía en el suelo dolorido por el golpe cuando el sable cercenó su cabeza. No sufrió. Recrearse en la muerte era macabro y distraía la mente, Paal no compartía los gustos macabros y sádicos de muchos de sus compañeros de orden. Una cosa era ejecutar a alguien, otra recrearse con su muerte, no compartía la crueldad sin sentido. El mierdo y la ira llevan al lado oscuro, el lado oscuro es poderoso, en ningún sitio pone que la crueldad lo haga.
El soldado que pilotaba la nave vio lo sucedido con todo detalle y en un asiento en primera fila, no tenía ganas de participar en el espectáculo porque ya había comenzado a despegar de nuevo. Sin embargo el francotirador oculto salió de su escondite apuntando a la cabina. Estaba claro que era un tiro fácil y lo sabía, volvió a descender, no había posibilidad de huida. Una vez la nave aterrizó Paal entró mientras el agente imperial continuaba apuntando al piloto. Le quitó la pistola de la cintura y se la guardó, satisfecho indicó con un gesto a su compañero que se retirase, el trabajo estaba hecho. Se giró nuevamente al piloto.
-Dime soldado, veo que hay una avanzadilla de la república aquí. Este es un planeta neutral.
-No, no lo sé.- Balbuceo, estaba claramente asustado.
-Verás no tengo mucho tiempo y me dirás lo que quiero. De ti depende y no te lo diré otra vez.
-No... ¡AAAAAAGH!
Una serie de rayos de fuerza golpearon al cuerpo del piloto produciéndole un dolor insoportable. Paal no estaba dispuesto a perder el tiempo de cháchara.
-Regla número uno, la palabra no está prohibida. Seguro que estás deseando empezar otra vez.
-Recios
-¿Recios?
-Son un grupo de rebeldes sin causa, chusma, criminales y soldados degradados e insubordinados. Es donde mandan a toda la escoria del ejército de la república.
-Ves, eso está mejor. sin embargo esos dos de ahí- Paal señaló los dos cuerpos inertes del suelo afuera- no son soldados, son jedis. ¿Qué me dices de ellos?
-Algunos de ellos son asignados para apoyarles, son los menos, desconozco el por qué, no sé... ¡GGYYAAAAAAAAAAAA!
Una nueva descarga surgió de los dedos de Paal e hizo retorcerse al piloto, que no pudo controlar sus esfínteres y una mancha oscura empezó a extenderse por su entrepierna.
-Cht cht cht, te he dicho que la palabra no está prohibida. Vamos, ¿nunca has jugado a ese juego de pequeño?
-Lo siento, lo siento.- Las lágrimas caían a raudales por sus mejillas, no le habían entrenado para la tortura y desde luego Paal no estaba siendo delicado. -Yo, lo ignoro, solo sé que les mandan acompañarles, pero son una minoría, muy pocos. Los Recios son un grupo que nadie desea ver, ni nadie quiere tener cerca, jamás he estado con ellos. El vuelo para trasladarte es el primer contacto que tengo con ellos y mira como he acabado. Por favor déjame vivir.
-No puedo dejarte vivir, eres un enemigo del imperio. Solo puedes servir al imperio con tu vida. Pero haré un trato contigo, quítame las esposas, póntelas tú y enciérrate en el que iba a ser mi cuarto. Si eres capaz de estar callado todo el viaje, cuando lleguemos te entregaré a las fuerzas imperiales y la suerte que corras no dependerá de mi. Creo que es un trato justo. ¿no crees?
El piloto asintió con la cabeza sin decir palabra mientras le quitaba las esposas a Paal
* * *
No cabía duda, era su hermano. El informe de la holopantalla mostraba los datos facilitados por el propio prisionero y una imagen nítida del detenido. Siempre lo había sentido, a medida que ella se fortalecía en la fuerza su hermano hacía lo mismo pero hacía el lado oscuro. Lo sentía pero se negaba a aceptarlo, ya no podía hacerlo, la verdad era desgarradoramente irrefrutable. A veces se preguntaba si ese era su destino, y que habría pasado si ella hubiese decidido no entrar a formar parte de la orden jedi, si eso hubiese salvado a su hermano. O tal vez si hubiese sido ella quien hubiese abrazado el lado oscuro, si eso hubiese convertido a Paal al lado bueno lo habría hecho gustosa. Nunca fue malo, siempre fue bondadoso, era su naturaleza. Tal vez, tal vez aún había salvación para su hermano, y esta era una oportunidad inmejorable. Le tenían retenido no muy lejos y le traían a esta misma base.
-Señor.
Un soldado estaba en pie bajo el marco de la puerta, Silfith no se había percatado distraida en sus pensamientos. No necesitó concentrarse, la cara y el aura que rodeaban al soldado decía por todos lados que algo malo estaba sucediendo.
-Soldado.
-Mi coronel, la última transmisión de la nave de transporte que debería traer al prisionero sugería que los dos jedis que lo custodiaban están muertos. Nuestros intentos por contactar nuevamente con la nave no han obtenido respuesta así como la propia base. Hemos esperado un tiempo prudencial pero sigue sin haber respuesta.
Definitvamente eran malas noticias, habían muerto inocentes y a todos luces su hermano era el responsable.
-Retírese cabo.
-Señor.
-Bueno amiguita creo que su hermano es un grano en el culo de la república. Se le atribuyen muchos crímenes y asesinatos, entre ellos los de una docena de jedis contando estos dos. Así que puede ir ud preparando sus cosas y dispóngase a presentarse ante sus nuevos compañeros.
-¿Cómo dice?
-Dado que es su hermano, y dado que la avanzadilla pertenecía al batallón Recios va a ud a ser destinada con ellos para ayudarles a dar caza a alguien a quien ud seguramente conoce muy bien por su cercanía.
-¿Recios coronel?
-Le van a encantar maestra, son un grupo de inadaptados tan faltos de respeto por sus superiores como usted, ya verá que bien se van a llevar. Tenga los datos de su destino.
-Oiga, no puede...
-Sí, si puedo y lo estoy haciendo. Preséntese ante el Sargento Oroth.
La sonrisa en su cara mostraba la satisfacción de quien acaba de devolver un golpe. Uno tan bueno como usar las dotes de la fuerza para colarse en un despacho, solo que ahora usaban poderes jerárquicos, para mandarla a no sabía donde con un puñado de "inadaptados" del ejército. Estupendo.
* * *
Silfith miraba por las ventanas al vacío profundo mientras se dirigía a su nuevo destino. Su misión, dar caza a su hermano.
Paal'Jo contemplaba la negrura reinante afuera, había fallado. Quería encontrar a su hermana, acercarse a ella y llevarla consigo a donde nadie la impusiera su voluntad mediante mentiras. Seguiría buscándola, sabía que era justa y juntos podrían ayudar a poner orden en el imperio y acabar con los matones y delincuentes como hacían en el colegio.
Casi podía sentir a su hermano.
Casi podía sentir a su hermana.
De hecho lo sentía.
De hecho la sentía.
Estaba allí fuera, y se reunirían. Hoy no, algún día. Algún día. Y todo volvería a ser como antes. Como antes sí. Ambos hermanos sabían que eran los sentimientos del otro. Algún día, como ayer.
* * *
Dos naves se cruzaron en la inmensidad del espacio, muy lejos para poder verse o aparecer en los sensores de la otra. Pero tan cerca como para que dos fuerzas se reencontrasen, por un solo instante.
hyuuga_shi- Tio cansino
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Re: Las dos caras de los gemelos
<Off rol> Ya que estás en paro, te has planteado aprovechar para escribir un libro? No, no es coña , tanto te gusta leer quizá podrías probar de escribir </>
reiju- Verdugo de Coruscant
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Edad : 40
Re: Las dos caras de los gemelos
reiju escribió:<Off rol> Ya que estás en paro, te has planteado aprovechar para escribir un libro? No, no es coña , tanto te gusta leer quizá podrías probar de escribir </>
Estoy de acuerdo, yo tb se lo he dicho alguna vez
Sherezade- Machacaorcos
- Antigüedad : 24/11/2011
Mensajes : 129
Edad : 44
Re: Las dos caras de los gemelos
Editado, he cambiado el nombre del maestro que me inventé en esta historia para adecuarlo al legacy que estoy construyendo, exigencias del guión
Además he incluido links en el nombre para que se pueda seguir la historia y desarrollo de todo
Además he incluido links en el nombre para que se pueda seguir la historia y desarrollo de todo
hyuuga_shi- Tio cansino
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