Lamento de Behareth
Recios :: JUEGOS :: World of Warcraft :: [WoW] Rol
Página 1 de 1.
Lamento de Behareth
En los cuentos de hadas, las niñas bonitas no sufren.
El sabor amargo de la sangre se filtraba por la comisura de sus finos labios mientras intentaba enfocar su vista presa de una fuerte tos. Su nívea cabellera se hallaba pegada a su rostro en una desagradable y conocida mezcla de sudor, sangre y barro.
Un sordo dolor en el pecho y la falta de aire consiguen que su vista vuelva a enturbiarse mientras alarga la manó hacia el nacimiento del dolor.
“Maldita sea…” –logró mascullar apretando los dientes.
Intentó incorporarse y notó la cálida esencia de la vida derramándose entre sus senos. La vista se le nublaba mientras caminaba trastabillando por la estancia.
En su vida había recibido muchas heridas y sabía que por esa no tardaría en desangrarse, aún así jamás había dejado de luchar y la muerte era el mejor adversario que había tenido jamás.
Quizás era combate perdido, pero no lo sabría si no lo intentaba.
La vida se le escapaba a borbotones mientras apretaba la herida con fuerza.
-“Vamos elfa… respira, no dejes de respirar… ¡Aguanta!” – se repetía una y otra vez mientras el horizonte se convertía en un borrón sanguinolento.
Primero clavó una rodilla, acto seguido la segunda y finalmente ni estas pudieron aguantar a la moribunda elfa la cual dio con todo su peso en el suelo, llenando sus labios de tierra.
-“Estúpida, vas a morir aquí. Sola, ¿y que te esperabas? Eres como una plaga, aquel que se acerca a ti terminaba muerto o puesto en peligro… te mereces este final… Beharet, La Daga Argéntea, ha caído al fin.”- Aún entre la vida y la muerte esbozó una media sonrisa imaginando las caras de todos aquellos que celebrarían su muerte.
Intentó recordar como habían sido sus últimos minutos. Maldito era el elfo que la había enviado a una muerte segura.
...
Alexias, era el nombre de su victima. El elfo le había dado instrucciones claras y una generosa bolsa de oro con la promesa de otra igual cuando volviera con la cabeza del Caballero de Sangre que había traicionado a la Orden.
Pero nadie le había contado que Alexias dejó de respirar hace tiempo…
Saltó sobre el con un movimiento felino, esgrimiendo sus dos argentas dagas gemelas, rugiendo con cada nueva estocada ante el sorprendido elfo. Su negra coraza parecía impenetrable, no lograba encontrar las rendijas entre las articulaciones y eso la puso nerviosa. Había perdido el factor sorpresa y eso la irritaba en sobremanera.
Pensó rápidamente y lanzó la siguiente estocada hacia la apertura que debía existir entre el tenebroso yelmo y la coraza. Había atravesado muchas defensas así, sabía donde apuntar.
Un par de fintas fueron suficientes para desorientar a su adversario, el cual se movía lento y pesado con tamaña armadura.
Premio para el verdugo…
La primera estocada se hundió en su muerta carne como un cuchillo en mantequilla. La elfa sonrió sabedora de su victoria a la primera sangre.
El veneno no tardaría en dejar sus músculos tan agarrotados que le sería imposible moverse.
Le dedicó su mejor sonrisa y se relajó esperando que todo terminara pero cual fue su sorpresa al ver que el elfo se desprendía del casco con una mano dejando ver un semblante antaño atractivo surcado ahora por finísimas venas y arterias asomantes sobre una translucida piel, mientras le devolvía la sonrisa y la cogía del cuello, levantándola en alto sin esfuerzo.
-“Pretenciosa elfa. ¿Crees que eres la primera? Oh… por tu rostro de sorpresa puedo ver dos cosas. La primera que no te habían dado toda la información y la segunda… que eres una niña arrogante demasiado segura de sus habilidades. ¿Cuánto te han prometido? ¿Doscientas? ¿Trescientas? Bah, que más da… ya no podrás gastarlas.” –sentenció el elfo mientras hundía su espada sobre el pecho derecho de la elfa y esta se hundía en el más profundo de los infiernos.
...
Una nueva punzada, ahora más dolorosa, una señal de que su tiempo se terminaba. Pronto no notaría el dolor, se adormecería y todo terminaría para la desdichada.
Sacando fuerzas de sus últimas exhalaciones, consiguió arrodillarse cuando vio que un par de botas color ébano se interponían entre ella y el horizonte.
Sacudió la cabeza intentando despejar la embotada mente sin éxito.
-"Ayuda… por favor…"-logró mascullar mientras intentaba escupir la tierra que aún permanecía pegada a sus labios. Un estúpido intento de parecer alguien más digno incluso cuando la muerte brilla en sus ojos.
Una sonora carcajada, profunda, cargada de sarcasmo, la hizo estremecer. Reconocia la voz y sabía que Alexias jamás se apiadará de su alma.
-"¿Ahora pides ayuda cuando hace unas horas querías matarme? Que ironía de la vida. He de decirte que me sorprende que aún vivas, pensé que ya te habrías desangrado a estas alturas." –Espetó el elfo mientras arrojaba arena con su bota sobre el rostro de Behareth.
-"Je…no es un consuelo, bastardo de mil putas… Termina ya lo que querías hacer o déjame en paz…"-masculló entrecortadamente mientras reprimía una fuerte tos.
-"Vamos no seas estúpida. Yo te halago y tú me insultas." –Dijo el elfo entre risas- "He de reconocer que admiro tu coraje y que mereces algo más que morir con la cara sobre la tierra."-
El elfo hizo un gesto con la mano y un par de necrófagos alzaron el cuerpo laxo de Beharet.
-"Total, solo es un cambio de benefactor..." -Escuchó como un susurro mientras se abandonaba a la inconsciencia.
Le habían enseñado que para sobrevivir no debía mostrar debilidad y esa sería su perdición.
...
No puede verle, pero puede sentirle.
Su presencia está en todas partes, abrumándole cada uno de los cinco sentidos.
Tiembla y aprieta los dientes con fuerza haciéndolos chirriar.
Nota su corazón latir deprisa y el sudor le perla la frente y la palma de las manos. La sangre se agolpaba en su cabeza produciéndole mareo y un nudo en el estómago.
Tiene nauseas y no sabe porque…
“Pequeña sin’dorei de coraza de acero… ¿estás temblando?”
La voz surge de algún lugar entre la conciencia y lo irreal y se clava en ella como un filo emponzoñado. Intenta hablar pero las palabras se traban en su garganta como el vómito de un borracho.
“No es necesario, todo lo que puedes decirme ya lo sé”
Sus ojos se mueven de un lugar a otro semejando un roedor arrinconado. Solo acierta a asentir.
Siente deseos de correr, pero no sabe donde ni sabe si sus piernas obedecerán.
Se lleva las manos a la frente y aúlla como un animal herido…
“Bienvenida, mi creación. Y no te apures por las molestias, pronto cesarán, la muerte lo cura todo”
...
Los nervios que daba por muertos volvieron a una vitalidad muy dolorosa arrancándole un gemido desgarrador mientras abría los ojos observando la lúgubre estancia desconocida para ella.
Un fino trozo de lino negro tapaba su desnudez. Su largo cabello argénteo se desparramaba por unos hombros que recordaba más pálidos, ahora oscuros como la ceniza.
Hizo ademán de ponerse en pie cuando la pesada puerta de acero de la estancia se abrió de par en par, chirriando sobre sus goznes, provocándole un desagradable dolor de cabeza.
-“Vaya, si la princesa se ha despertado. Vamos, ponte eso y sígueme. Yo seré tu instructor, pero las preguntas luego, el Rey aguarda. ¿Qué revés da el destino, verdad? ¡Jajaja! –dijo Alexias mientras se alejaba dejándola hundida en un mar de preguntas y recuerdos distorsionados.
Invitado- Invitado
Re: Lamento de Behareth
No se que decir, solo gracias por ofrecernos tu trabajo.
¡Me ha gustao!
¡Me ha gustao!
Invitado- Invitado
Recios :: JUEGOS :: World of Warcraft :: [WoW] Rol
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.