Paternidad forzosa
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Paternidad forzosa
El sonido de un llanto inconsolable sacó a Buck del sueño reparador que había comenzado hacía apenas un par de horas. Había vuelto a la zona de Agmar con pequeños regalos para los refugiados del cercano campamento Tauren y Taunka. El sonido procedía del bosque.
Un guardia que conocía de hacía algún tiempo y estaba a punto de salir se le acercó.
-Vamos a salir ahí fuera. Si no nos damos prisa, lo que sea atraerá a la Plaga si no lo ha hecho ya. Nos vendría bien un par de ojos en el cielo; si no estás demasiado dormido.-
Con un simple gesto de asentimiento, adoptó su forma de vuelo y se lanzó hacia el oscuro cielo nocturno, en dirección al bosque.
La luna menguante iluminaba apenas el cielo; pero la nieve reflejaba la escasa claridad, permitiéndole ver con suficiente antelación los árboles o cualquier otro obstáculo.
Descendió un poco entre las ramas, esquivándolas, hasta posarse en una lo suficientemente alta y gruesa que le permitiera ver a su alrededor. El sonido del llanto semejaba el de un bebe y reverberaba entre los árboles, dificultando su localización.
Se lanzó en la dirección que creyó más acertada y al poco pudo ver de dónde provenía. Una pequeña figura atravesaba la nieve cargando con algo en sus brazos. Algo más lejos, crujieron varias ramas y hasta él llegó el olor pútrido de los Anub'Arak.
Picó hacia la zona y Volviendo a su forma normal en pleno vuelo, aterrizó con todo su peso cerca de la figura, levantando gran cantidad de nieve con su caída. Al encontrarse ya cerca pudo ver que la figura era una niña tauren que llevaba entre sus brazos a un pequeño bebe y un cachorro de felino. Se la veía delgada en extremo; así como al niño y al pequeño cachorro. Debían llevar días andando.
-El poblado no está lejos, en aquélla dirección.-
El bebé seguía llorando y Buck sólo pudo ver el gesto de asentimiento la niña.
-Te ayudaré, deja que lo lleve.-
Al acercarse para coger al pequeño, la niña saltó hacia atrás y negó con la cabeza. Estaba aterrada.
Los engendros de la Plaga no tardaron mucho en aparecer; pero también los guardias del campamento habían llegado hasta ellos. Los ojos de los guardias relampaguearon con un pequeño fulgor verde al tiempo que su piel se endurecía por efecto del conjuro que Buck lanzó a su pasó.
La pequeña tauren a punto estuvo de caer cuando puso un pie dentro del poblado y entre varios la sujetaron. Un par de manos cogieron al bebe, pero el cachorro fue a dar con sus huesos al suelo dejando escapar un leve gruñido de queja y dolor.
La mano de Buck lo tomó por el cuello y lo pegó contra su hombro. La tauren se había desmayado y varias miradas se dirigieron a Buck.
-Grrmpf...está bien. Cuidaré de todos ellos.- Señaló hacia su tienda.
-Necesitaré tres cuencos, leche y semillas de cereal y algo de carne cruda que haya sobrado de la cena.-
Dos taunkas tendieron a la niña en el interior de una tienda mientras otros hacían lo que Buck les había pedido. En lo que Buck trituraba el cereal y lo mezclaba con la leche en dos cuencos, dos taunkas se encargaron de limpiar y cambiar al bebe,
Cuando tuvo todo listo, dejó pequeños trozos de carne y uno de los cuencos con leche en el suelo y puso al lado al pequeño cachorro que empezó a bebérselo a lametazos. En el cuenco con agua empapó un trozo de tela que puso sobre la frente de la pequeña mientras alimentaba al bebe haciéndole absorber la leche de un paño limpio empapado en el otro cuenco.
Al cabo de unos minutos bebe y cachorro dormían plácidamente sobre el suelo de pieles acompañados por la niña que, aunque había recuperado la conciencia durante unos segundos, había caído rendida.
Un cachorro de felino, un bebé y una niña pequeña. Algo despertó en Buck...algo que nunca había comprendido, ni sentido.
Esa noche durmió a saltos; despertándose preocupado por cada pequeño sonido que procediera de cualquiera de los tres con quienes ahora compartía la tienda.
--------------------------------------------------------------------------------
Bueno...pues la presentación de otro de mis personajes y el último en el círculo próximo a Buck. Pronto, más relato. ^^
Un guardia que conocía de hacía algún tiempo y estaba a punto de salir se le acercó.
-Vamos a salir ahí fuera. Si no nos damos prisa, lo que sea atraerá a la Plaga si no lo ha hecho ya. Nos vendría bien un par de ojos en el cielo; si no estás demasiado dormido.-
Con un simple gesto de asentimiento, adoptó su forma de vuelo y se lanzó hacia el oscuro cielo nocturno, en dirección al bosque.
La luna menguante iluminaba apenas el cielo; pero la nieve reflejaba la escasa claridad, permitiéndole ver con suficiente antelación los árboles o cualquier otro obstáculo.
Descendió un poco entre las ramas, esquivándolas, hasta posarse en una lo suficientemente alta y gruesa que le permitiera ver a su alrededor. El sonido del llanto semejaba el de un bebe y reverberaba entre los árboles, dificultando su localización.
Se lanzó en la dirección que creyó más acertada y al poco pudo ver de dónde provenía. Una pequeña figura atravesaba la nieve cargando con algo en sus brazos. Algo más lejos, crujieron varias ramas y hasta él llegó el olor pútrido de los Anub'Arak.
Picó hacia la zona y Volviendo a su forma normal en pleno vuelo, aterrizó con todo su peso cerca de la figura, levantando gran cantidad de nieve con su caída. Al encontrarse ya cerca pudo ver que la figura era una niña tauren que llevaba entre sus brazos a un pequeño bebe y un cachorro de felino. Se la veía delgada en extremo; así como al niño y al pequeño cachorro. Debían llevar días andando.
-El poblado no está lejos, en aquélla dirección.-
El bebé seguía llorando y Buck sólo pudo ver el gesto de asentimiento la niña.
-Te ayudaré, deja que lo lleve.-
Al acercarse para coger al pequeño, la niña saltó hacia atrás y negó con la cabeza. Estaba aterrada.
Los engendros de la Plaga no tardaron mucho en aparecer; pero también los guardias del campamento habían llegado hasta ellos. Los ojos de los guardias relampaguearon con un pequeño fulgor verde al tiempo que su piel se endurecía por efecto del conjuro que Buck lanzó a su pasó.
La pequeña tauren a punto estuvo de caer cuando puso un pie dentro del poblado y entre varios la sujetaron. Un par de manos cogieron al bebe, pero el cachorro fue a dar con sus huesos al suelo dejando escapar un leve gruñido de queja y dolor.
La mano de Buck lo tomó por el cuello y lo pegó contra su hombro. La tauren se había desmayado y varias miradas se dirigieron a Buck.
-Grrmpf...está bien. Cuidaré de todos ellos.- Señaló hacia su tienda.
-Necesitaré tres cuencos, leche y semillas de cereal y algo de carne cruda que haya sobrado de la cena.-
Dos taunkas tendieron a la niña en el interior de una tienda mientras otros hacían lo que Buck les había pedido. En lo que Buck trituraba el cereal y lo mezclaba con la leche en dos cuencos, dos taunkas se encargaron de limpiar y cambiar al bebe,
Cuando tuvo todo listo, dejó pequeños trozos de carne y uno de los cuencos con leche en el suelo y puso al lado al pequeño cachorro que empezó a bebérselo a lametazos. En el cuenco con agua empapó un trozo de tela que puso sobre la frente de la pequeña mientras alimentaba al bebe haciéndole absorber la leche de un paño limpio empapado en el otro cuenco.
Al cabo de unos minutos bebe y cachorro dormían plácidamente sobre el suelo de pieles acompañados por la niña que, aunque había recuperado la conciencia durante unos segundos, había caído rendida.
Un cachorro de felino, un bebé y una niña pequeña. Algo despertó en Buck...algo que nunca había comprendido, ni sentido.
Esa noche durmió a saltos; despertándose preocupado por cada pequeño sonido que procediera de cualquiera de los tres con quienes ahora compartía la tienda.
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Bueno...pues la presentación de otro de mis personajes y el último en el círculo próximo a Buck. Pronto, más relato. ^^
Buck- Wall of Recios
- Juego : Guild Wars
Clan : Recios...what else? ^^
PJ principal : Adam Kimerik
Antigüedad : 23/06/2008
Mensajes : 5104
Edad : 40
Re: Paternidad forzosa
La mañana llegó fría por el viento gélido que bajaba desde las montañas.
Había pasado casi toda la noche en vela, cuidando de sus dos compañeros de tienda y observando su evolución. Si habían sido heridos por la plaga o afectados por alguna enfermedad, debía atajarla a tiempo.
Sin embargo, sus temores resultaron infundados. El pequeño felino respiraba con normalidad y la joven tauren roncaba plácidamente.
Moviéndose con cuidado en el interior de la tienda, Buck se acercó hasta la entrada y asomó su cabeza al exterior. Resopló cuando el frío aire le dio de lleno en la cara, provocando que sus ojos lagrimeasen un poco. Miró al cielo, que parecía irse despejando por momentos y sonrió. No tardaría mucho en levantarse el sol sobre la capa de nubes del horizonte y caldearía un poco el aire.
Curioseó un poco a su alrededor sin moverse del sitio y saludó a un par de orcos que pasaban cerca; los cuales se quedaron sorprendidos por la siguiente reacción del tauren. De repente había abierto sus ojos como platos, se había mordió el labio inferior y pareció ahogar un grito a la par que volvía a meter la cabeza en la tienda.
Había notado un fuerte pinchazo en la cola, que ahora, debido al acto reflejo, se alzaba sobre el suelo moviéndose lentamente y de la cual colgaba el pequeño felino; que se agarraba a ella con uñas y dientes, soltando leves gruñidos de diversión.
-Madre que te...-
Agarró a la cría por la nuca y tiró levemente de él para desengancharlo, pero tan sólo logró provocarse un molesto arañazo y que el animal clavase más sus garras y afianzase el mordisco; volviendo a soltar, eso si, un gruñido de diversión.
Buck se dobló ligeramente hacia atrás y adelantó su cola (movimiento que pareció divertir aún más a la cría) hasta acercarla a su cabeza. Golpeó ligeramente con el dedo al animal y le habló en un susurro
-¿Te importa soltar a Buck?-
Como respuesta, el pequeñó felino miró a Buck de medio lado, clavando en él una mirada entre pícara y divertida y gruñendo ligeramente.
-Soltarás...-
Aguantando el dolor, Buck movió enérgicamente su cola, sacudiendo al animal, que gruñó aparentemente feliz mientras se bamboleaba de un lado a otro
-¿Aún ahí? Verás tú si...-
Volvió a sacudir la cola, esta vez con más fuerza. El felino inicialmente pareció soltarse, pero en uno de los movimientos resbaló a la vez que intentaba volver a sujetarse, dejando tras de si un profundo arañazo que provocó una exclamación de dolor por parte de Buck y una murmurada maldición.
-¿Pero qué ser tú? ¡Suelta bicho!-
Volviendo a acercar cola y felino, acercó sus dedos a la cola del animal y ejerció una leve presión, pero suficiente para serle molesta.
Sorprendido por ello, la cría soltó un gañido y se soltó de Buck; quedando colgada, lo que hizo que continuase quejándose cada vez más lastimeramente a pesar de los esfuerzos de Buck por hacerla callar.
Tan concentrado estaba que se enteró de la bofetada más por el sonido que produjo que por el daño que le causara.
-¿Qué es lo que le estás haciendo a mi pequeño?-
La tauren se había despertado seguramente por el ruído que había hecho el felino y sin pensárselo dos veces le había sacudido un bofetón a Buck y había recuperado de entre sus manos al cachorro que ahora lamía las manos de su salvadora y gruñía de felicidad.
-Tu pequeño dejarme la cola hecha un desastre. Menos mal que poder curarla rápido.- dijo Buck mientras sujetaba su dolorida extremidad y mostraba cómo se iba curando.
La tauren disimuló malamente una sonrisa ante la escena de Buck sujetando su propia cola de la que goteaba sangre -¡¡Algo le habrías hecho!!- respondió de sopetón.
-¡¡Pero!! ¿Qué voy a haberle hecho? ¡Parecer una sanguijuela, el mal bicho!- se defendió Buck, señalando con las manos abiertas al felino
-¡Como lo vuelvas a llamar mal bicho, te llevas otra peor que la de antes!- respondió ella mientras acurrucaba al animal.
-Hmpf...buen agradecimiento por ayudaros.-
-¡Ninguno pedimos tu ayuda!-
-¡Estaríais muertos de no haber oído a bebe gritar!-
-¡Llegamos de sobra!-
-Ya, por eso te derrumbaste según llegaste a poblado, ¿no?-
La tauren abrió la boca para responder, pero se dio cuenta de que no iba a poder argumentar nada.
Ambos permanecieron en silencio durante un tiempo. -Gracias por ayudarnos.- murmuró ella.
-No hay de qué. Buck ayuda, si. ¿Tener nombre?-
-Alöak; y este pequeño es Diego.- respondió, dejando al cachorro en el suelo y mirando cómo se acercaba a Buck
-Estar bien. Ahora Buck va a por desayuno. Esperad aquí.- Y, dándose media vuelta, volvió a asomarse fuera de la tienda. Estaba saliendo cuando, nuevamente, notó el mordisco y los arañazos en su cola.
Al paso de Buck se escuchaban leves murmullos y risas ahogadas y a medio camino entre la despensa común y su tienda, un orco se acercó a él.
-Oye...¿sabes que llevas un.....- la frase quedó cortada por el "Grrrrmpf" de Buck, que continuó caminando.
-Vale, lo sabes...-
El orco se encogió de hombros y siguió a lo suyo; al igual que Buck, que tras recoger algo de comida, volvió a su tienda, aún con el cachorro sujeto a su cola.
Había pasado casi toda la noche en vela, cuidando de sus dos compañeros de tienda y observando su evolución. Si habían sido heridos por la plaga o afectados por alguna enfermedad, debía atajarla a tiempo.
Sin embargo, sus temores resultaron infundados. El pequeño felino respiraba con normalidad y la joven tauren roncaba plácidamente.
Moviéndose con cuidado en el interior de la tienda, Buck se acercó hasta la entrada y asomó su cabeza al exterior. Resopló cuando el frío aire le dio de lleno en la cara, provocando que sus ojos lagrimeasen un poco. Miró al cielo, que parecía irse despejando por momentos y sonrió. No tardaría mucho en levantarse el sol sobre la capa de nubes del horizonte y caldearía un poco el aire.
Curioseó un poco a su alrededor sin moverse del sitio y saludó a un par de orcos que pasaban cerca; los cuales se quedaron sorprendidos por la siguiente reacción del tauren. De repente había abierto sus ojos como platos, se había mordió el labio inferior y pareció ahogar un grito a la par que volvía a meter la cabeza en la tienda.
Había notado un fuerte pinchazo en la cola, que ahora, debido al acto reflejo, se alzaba sobre el suelo moviéndose lentamente y de la cual colgaba el pequeño felino; que se agarraba a ella con uñas y dientes, soltando leves gruñidos de diversión.
-Madre que te...-
Agarró a la cría por la nuca y tiró levemente de él para desengancharlo, pero tan sólo logró provocarse un molesto arañazo y que el animal clavase más sus garras y afianzase el mordisco; volviendo a soltar, eso si, un gruñido de diversión.
Buck se dobló ligeramente hacia atrás y adelantó su cola (movimiento que pareció divertir aún más a la cría) hasta acercarla a su cabeza. Golpeó ligeramente con el dedo al animal y le habló en un susurro
-¿Te importa soltar a Buck?-
Como respuesta, el pequeñó felino miró a Buck de medio lado, clavando en él una mirada entre pícara y divertida y gruñendo ligeramente.
-Soltarás...-
Aguantando el dolor, Buck movió enérgicamente su cola, sacudiendo al animal, que gruñó aparentemente feliz mientras se bamboleaba de un lado a otro
-¿Aún ahí? Verás tú si...-
Volvió a sacudir la cola, esta vez con más fuerza. El felino inicialmente pareció soltarse, pero en uno de los movimientos resbaló a la vez que intentaba volver a sujetarse, dejando tras de si un profundo arañazo que provocó una exclamación de dolor por parte de Buck y una murmurada maldición.
-¿Pero qué ser tú? ¡Suelta bicho!-
Volviendo a acercar cola y felino, acercó sus dedos a la cola del animal y ejerció una leve presión, pero suficiente para serle molesta.
Sorprendido por ello, la cría soltó un gañido y se soltó de Buck; quedando colgada, lo que hizo que continuase quejándose cada vez más lastimeramente a pesar de los esfuerzos de Buck por hacerla callar.
Tan concentrado estaba que se enteró de la bofetada más por el sonido que produjo que por el daño que le causara.
-¿Qué es lo que le estás haciendo a mi pequeño?-
La tauren se había despertado seguramente por el ruído que había hecho el felino y sin pensárselo dos veces le había sacudido un bofetón a Buck y había recuperado de entre sus manos al cachorro que ahora lamía las manos de su salvadora y gruñía de felicidad.
-Tu pequeño dejarme la cola hecha un desastre. Menos mal que poder curarla rápido.- dijo Buck mientras sujetaba su dolorida extremidad y mostraba cómo se iba curando.
La tauren disimuló malamente una sonrisa ante la escena de Buck sujetando su propia cola de la que goteaba sangre -¡¡Algo le habrías hecho!!- respondió de sopetón.
-¡¡Pero!! ¿Qué voy a haberle hecho? ¡Parecer una sanguijuela, el mal bicho!- se defendió Buck, señalando con las manos abiertas al felino
-¡Como lo vuelvas a llamar mal bicho, te llevas otra peor que la de antes!- respondió ella mientras acurrucaba al animal.
-Hmpf...buen agradecimiento por ayudaros.-
-¡Ninguno pedimos tu ayuda!-
-¡Estaríais muertos de no haber oído a bebe gritar!-
-¡Llegamos de sobra!-
-Ya, por eso te derrumbaste según llegaste a poblado, ¿no?-
La tauren abrió la boca para responder, pero se dio cuenta de que no iba a poder argumentar nada.
Ambos permanecieron en silencio durante un tiempo. -Gracias por ayudarnos.- murmuró ella.
-No hay de qué. Buck ayuda, si. ¿Tener nombre?-
-Alöak; y este pequeño es Diego.- respondió, dejando al cachorro en el suelo y mirando cómo se acercaba a Buck
-Estar bien. Ahora Buck va a por desayuno. Esperad aquí.- Y, dándose media vuelta, volvió a asomarse fuera de la tienda. Estaba saliendo cuando, nuevamente, notó el mordisco y los arañazos en su cola.
Al paso de Buck se escuchaban leves murmullos y risas ahogadas y a medio camino entre la despensa común y su tienda, un orco se acercó a él.
-Oye...¿sabes que llevas un.....- la frase quedó cortada por el "Grrrrmpf" de Buck, que continuó caminando.
-Vale, lo sabes...-
El orco se encogió de hombros y siguió a lo suyo; al igual que Buck, que tras recoger algo de comida, volvió a su tienda, aún con el cachorro sujeto a su cola.
Buck- Wall of Recios
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Re: Paternidad forzosa
-¿Ya dormirse?- preguntó Buck al taunka que había dejado encargado de vigilar a la pequeña Alöak y su mascota.
El taunka asintió y echó un vistazo al aspecto cansado y descuidado de Buck. Llevaba muchos días seguidos ayudando a su raza y el tauren estaba poco menos que destrozado.
-Aunque realmente no descansan...ninguno de los dos.- dijo el taunka a medias de un bostezo
-¿Qué querer decir?-
-Que este no es su sitio, hermano Buck. Las noches son demasiado frías para ellos...y aún en el poblado, son demasiado peligrosas. No ha habido noche que no se despertaran sobresaltados y asustados. Si siguen aquí mucho tiempo...-
El taunka dejó la frase en suspenso
-¿Qué?-
-Terminarán muertos.- sentenció el taunka mientras con una mano abría ligeramente la piel que hacía las veces de puerta, permitiendo ver los cuerpos de mascota y dueña acostados uno junto al otro; tapados con una pesada manta.
-Druida...no son más que unos cachorros y por los Ancestros que no se qué les impulsó a viajar hasta aquí en aquélla caravana, pero si que se que no es su lugar; al menos, aún no.-
Buck permaneció en silencio, mirando alternativamente al taunka y a sus protegidos. En el mes que llevaban en el poblado, era innegable que se había formado un lazo entre la pequeña tauren y él...y no quería que nada malo les sucediese.
-Llévales de vuelta a ese lugar del que tanto nos hablas, Buck. Llévales de nuevo a su tierra, a Mulgore.-
-Pero necesitan mi ayuda aquí...Buck ayuda, ¿si?- Se sentía dividido.
Era su deber quedarse; ayudar...pero sería una tortura para los pequeños. Todos los que eran incapaces de levantar una espada o empuñar un arco, eran trasladados a la fortaleza Horda, pero la joven tauren se había negado en redondo...y también Buck.
Una llamada de guerra de los Anub'Arak restalló en la noche. El taunka que hablaba con Buck recogió un arco del suelo y se cargó un carcaj de flechas. El campamento despertó de golpe, al igual que Alöak.
-¿Qué sucede? ¿Qué pasa?-
Buck escuchó la voz del interior y metió la cabeza.
-Enemigos. No te preocupes, no pasará nada. Campamento despierto. Defenderemos campamento y Alöak, ¿si?.-
Un grito de dolor... y de repente, la tienda recibió un fuerte golpe. Las maderas se partieron cuando la cabeza de uno de los arácnidos atravesó la cobertura. Alöak gritó e instintivamente se movió lejos de la boca de la criatura y poniéndose al alcance de Buck que con un bramido golpeó la cabeza del arácnido mientras con su otra mano arrastraba fuera a la joven tauren.
La tela y las pieles se rasgaron cuando el Anub'Arak, recuperado del golpe, intentó atacar; pero a pesar de eso, quedó momentáneamente enredado entre los restos de la tienda y gritó de dolor cuando algunas de las maderas se clavaron en su cuerpo.
En el campamento se libraban varias luchas. Los arácnidos, de alguna manera, habían conseguido colarse; aunque estaban siendo eficazmente rechazados.
El taunka con el que hasta hace un momento había estado hablando Buck se encontraba en el suelo, malherido. Instintivamente, Buck conjuró sus poderes y si bien no sanó por completo a su compañero, si estabilizó su estado.
El cuerpo de Buck cambió casi al instante. Su cuerpo aumentó de tamaño, sus cuernos se doblaron y su hocico y manos se transformaron en un afilado pico y dos garras mientras una cobertura de dura piel cubría su nueva forma. Buck se hacía uno con la naturaleza y convocaba sus poderes.
El Anub'Arak enredado rompió por completo los restos de la tienda y lanzó un grito lleno de ira en el aire frío de la noche.
Pero poco le duró la libertad, pues duras raíces comenzaron a salir del suelo, enredándose y sujetando su pesado cuerpo mientras una potente columna de fuego blanco se abatía sobre él.
Buck permaneció en el sitio, conjurando, mientras la bestia bramó nuevamente cuando un proyectil de luz impactó contra su pesado cuerpo; pero el impacto también partió las raíces, dejando libre a la criatura, que no tardó en abalanzarse sobre el druída.
Desenfundando una daga de grandes dimensiones, Buck bloqueó una de las garras de su rival, pero no tuvo tanta suerte con la otra, que le hirió en la pierna, desestabilizándole y haciéndole perder lo que le podía quedar de iniciativa. La cabeza del arácnido se lanzó a por su presa en un potente ataque y Buck pudo sentir el aliento fétido de la criatura.
Un latigazo de dolor recorrió el cerebro de Buck...pero no fue por el mordisco que esperaba, sino que vino provocado por el potente grito demasiado cerca de su oído que profirió la criatura, que interrumpió su ataque.
De uno de sus ojos, asomaban las plumas de una flecha.
La mole se retiró unos pasos, momento en que otros muchos venablos hicieron blanco en su cuerpo, hasta que cayó muerto por la multitud de heridas que provocaron.
La batalla en el campamento estaba llegando a su fin. Buck retomó su aspecto original y, recogiendo una de las mantas que habían quedado desperdigadas por el suelo, avanzó hasta donde se encontraba la joven Alöak, aún con el arco en la mano. Mientras el Anub'Arak había fijado su atención en el druida, ella había recogido del suelo el arco del taunka y asestado el certero flechazo.
En silencio, Buck recogió el arco de las manos aún tensas de Alöak, alzó al pequeño cachorro y envolvió a ambos en la manta, abrazádonlos con fuerza.
-En cuanto todo esté en orden, nos iremos de aquí.-
COn un sollozo, Alöak se volvió hacia Buck y, derrumbándose, rompió a llorar.
El taunka asintió y echó un vistazo al aspecto cansado y descuidado de Buck. Llevaba muchos días seguidos ayudando a su raza y el tauren estaba poco menos que destrozado.
-Aunque realmente no descansan...ninguno de los dos.- dijo el taunka a medias de un bostezo
-¿Qué querer decir?-
-Que este no es su sitio, hermano Buck. Las noches son demasiado frías para ellos...y aún en el poblado, son demasiado peligrosas. No ha habido noche que no se despertaran sobresaltados y asustados. Si siguen aquí mucho tiempo...-
El taunka dejó la frase en suspenso
-¿Qué?-
-Terminarán muertos.- sentenció el taunka mientras con una mano abría ligeramente la piel que hacía las veces de puerta, permitiendo ver los cuerpos de mascota y dueña acostados uno junto al otro; tapados con una pesada manta.
-Druida...no son más que unos cachorros y por los Ancestros que no se qué les impulsó a viajar hasta aquí en aquélla caravana, pero si que se que no es su lugar; al menos, aún no.-
Buck permaneció en silencio, mirando alternativamente al taunka y a sus protegidos. En el mes que llevaban en el poblado, era innegable que se había formado un lazo entre la pequeña tauren y él...y no quería que nada malo les sucediese.
-Llévales de vuelta a ese lugar del que tanto nos hablas, Buck. Llévales de nuevo a su tierra, a Mulgore.-
-Pero necesitan mi ayuda aquí...Buck ayuda, ¿si?- Se sentía dividido.
Era su deber quedarse; ayudar...pero sería una tortura para los pequeños. Todos los que eran incapaces de levantar una espada o empuñar un arco, eran trasladados a la fortaleza Horda, pero la joven tauren se había negado en redondo...y también Buck.
Una llamada de guerra de los Anub'Arak restalló en la noche. El taunka que hablaba con Buck recogió un arco del suelo y se cargó un carcaj de flechas. El campamento despertó de golpe, al igual que Alöak.
-¿Qué sucede? ¿Qué pasa?-
Buck escuchó la voz del interior y metió la cabeza.
-Enemigos. No te preocupes, no pasará nada. Campamento despierto. Defenderemos campamento y Alöak, ¿si?.-
Un grito de dolor... y de repente, la tienda recibió un fuerte golpe. Las maderas se partieron cuando la cabeza de uno de los arácnidos atravesó la cobertura. Alöak gritó e instintivamente se movió lejos de la boca de la criatura y poniéndose al alcance de Buck que con un bramido golpeó la cabeza del arácnido mientras con su otra mano arrastraba fuera a la joven tauren.
La tela y las pieles se rasgaron cuando el Anub'Arak, recuperado del golpe, intentó atacar; pero a pesar de eso, quedó momentáneamente enredado entre los restos de la tienda y gritó de dolor cuando algunas de las maderas se clavaron en su cuerpo.
En el campamento se libraban varias luchas. Los arácnidos, de alguna manera, habían conseguido colarse; aunque estaban siendo eficazmente rechazados.
El taunka con el que hasta hace un momento había estado hablando Buck se encontraba en el suelo, malherido. Instintivamente, Buck conjuró sus poderes y si bien no sanó por completo a su compañero, si estabilizó su estado.
El cuerpo de Buck cambió casi al instante. Su cuerpo aumentó de tamaño, sus cuernos se doblaron y su hocico y manos se transformaron en un afilado pico y dos garras mientras una cobertura de dura piel cubría su nueva forma. Buck se hacía uno con la naturaleza y convocaba sus poderes.
El Anub'Arak enredado rompió por completo los restos de la tienda y lanzó un grito lleno de ira en el aire frío de la noche.
Pero poco le duró la libertad, pues duras raíces comenzaron a salir del suelo, enredándose y sujetando su pesado cuerpo mientras una potente columna de fuego blanco se abatía sobre él.
Buck permaneció en el sitio, conjurando, mientras la bestia bramó nuevamente cuando un proyectil de luz impactó contra su pesado cuerpo; pero el impacto también partió las raíces, dejando libre a la criatura, que no tardó en abalanzarse sobre el druída.
Desenfundando una daga de grandes dimensiones, Buck bloqueó una de las garras de su rival, pero no tuvo tanta suerte con la otra, que le hirió en la pierna, desestabilizándole y haciéndole perder lo que le podía quedar de iniciativa. La cabeza del arácnido se lanzó a por su presa en un potente ataque y Buck pudo sentir el aliento fétido de la criatura.
Un latigazo de dolor recorrió el cerebro de Buck...pero no fue por el mordisco que esperaba, sino que vino provocado por el potente grito demasiado cerca de su oído que profirió la criatura, que interrumpió su ataque.
De uno de sus ojos, asomaban las plumas de una flecha.
La mole se retiró unos pasos, momento en que otros muchos venablos hicieron blanco en su cuerpo, hasta que cayó muerto por la multitud de heridas que provocaron.
La batalla en el campamento estaba llegando a su fin. Buck retomó su aspecto original y, recogiendo una de las mantas que habían quedado desperdigadas por el suelo, avanzó hasta donde se encontraba la joven Alöak, aún con el arco en la mano. Mientras el Anub'Arak había fijado su atención en el druida, ella había recogido del suelo el arco del taunka y asestado el certero flechazo.
En silencio, Buck recogió el arco de las manos aún tensas de Alöak, alzó al pequeño cachorro y envolvió a ambos en la manta, abrazádonlos con fuerza.
-En cuanto todo esté en orden, nos iremos de aquí.-
COn un sollozo, Alöak se volvió hacia Buck y, derrumbándose, rompió a llorar.
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