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Recios. Historia del clan en el Guild Wars

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Mensaje  Buck Miér 26 Ago 2009, 13:10

Cae la noche en las ruinas de ciudad Ascalon. Las fogatas hacen sombras caprichosas entre los muros semi-derruídos y los fuertes ronquidos de unos destacan entre las suaves conversaciones entre murmullos de otros.

Cerca de la fuente en la que una vez corrieron las más cristalinas aguas, dos figuras se estrechan la mano amigablemente y sin mediar palabra se acercan a la pared de las escaleras donde ya hay preparado un montón de troncos apilados.

El elementalista mira de arriba a abajo a su compañera. Sigue el camino del monje, y no puede ocultar un pequeño escalofrío al verla ataviada con las ligeras ropas clásicas de Elona.

-Nunca entenderé cómo, a pesar de tus orígenes, logras aguantar el frío nocturno de estas fechas...aunque no se de qué me extraño, la verdad. Aquélla vez en las Picosescalofriantes eras la única capaz de moverte sin temblar.- se quedó pensativo un instante -Tampoco entiendo cómo apenas envejeces. Yo estoy hecho un anciano...y tú sigues con la misma juventud y belleza.-

Ella miró al suelo y un leve rubor azotó la oscura piel de sus mejillas.

-Es cierto que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, amigo mio, pero aún hoy Dwayna continúa protegiendo a sus servidores. Además el sol de Elona y su calor me acompaña alli donde vaya...y lo de la juventud quizá sea porque apenas era una niña cuando...bueno, nos conocimos.-

Cuando ambos se hubieron sentado, el elementalista la miró e hizo un gesto con su mano hacia la pila de leños a la vez que hablaba a su compañera -Que podamos soportarlo no siempre implica que debamos hacerlo-
Con un chisporroteo, las maderas empezaron a arder, caldeando el ambiente a su alrededor.

-Gracias por prepararlo todo, Braccus.- dijo ella, sonriendo.
-Ya sabes que me gusta ser previsor, hermana Zyanya.- contestó él

Ella simplemente asintió y entre los dos se instaló un tranquilo silencio; aunque con el paso de los minutos, Braccus, el elementalista, comenzó a impacientarse

-¿Tardará mucho?- preguntó con un deje de impaciencia en su voz
-Lo ignoro. Su visión es prácticamente nula...y las Picosescalofriantes son arduas de pasar. Ya debería haber llegado; aunque es pronto para preocuparse.- contestó ella mirando al cielo despejado.

Braccus soltó un bufido que sobresaltó ligeramente a Zyanya.

-Debimos reunirnos en Cantha. A unas malas al menos seríamos nosotros los que nos retrasaríamos. Bastante nervioso está Rurik por esto como para hacerle esperar mucho más y quieras que no, tenemos suerte de que ahora esté en el Muro, o muy probablemente le tendríamos rondando por aquí como si estuviera enjaulado.-

Ella no respondió y tras un corto período de tiempo surgió de entre la oscuridad una voz suave, como un susurro.

-Lamento el retraso...los caminos no son siempre tan claros como los espíritus nos hacen creer.-

Braccus y Zyanya se incorporaron para dar la bienvenida a la recién llegada y el elementalista no pudo reprimir una mueca de extrañeza pues no era para nada lo que se esperaba.
Ante él se alzaba una figura voluptuosa, de formas generosas, vestida con telas exóticas, muy diferentes a sus pesados ropajes o a los de ligera seda de su compañera. Pero lo más extraño era que sus ojos estaban cubiertos por completo...bueno; eso y que a su alrededor parecían flotar figuras translúcidas que movían el aire en calma.

Zyanya hizo las presentaciones
-Braccus, te presento a la maestra ritualista Zho. Maestra Zho, éste es de quien os hablé, el maestro de magias Braccus.-

Él extendió su mano, en un gesto de estrechar la de ella; pero la mujer simplemente hizo una profunda reverencia.

-¿Habéis ya tratado algo, hermana Zyanya?- inquirió la extraña mujer
-Aún no, maestra. Os estábamos esperando. Sentaos junto al fuego, por favor.-

La ritualista echó a andar directamente hacia la hoguera y Braccus se mordió el labio inferior, temiendo que la buena mujer, cegada como iba por sus propios ropajes, acabase de cabeza en medio de las llamas.
Pero para su sorpresa ella rodeó sin mayor problema la fogata y se sentó sobre una piedra al otro lado; como si hubiera sabido exáctamente dónde estaba

Mentalmente se encogió de hombros y también se sentó, empezando a hablar.

-Creo que no es ningún misterio para nadie el por qué estamos aquí. Los problemas acechan a nuestros respectivos reinos.
Los de mi gente resultan bastante evidentes sólo con ver lo que queda de esta ciudad, antaño hermosa y orgullosa. Sin embargo, Zyanya está preocuopada por las visiones que Dwayna envía a los suyos. Parece que ve a la Tierra del Sol Dorado sumida en la noche...y al parecer también sabe por vos, maestra Zho, que en el Imperio del Dragón están ocurriendo cosas extrañas.-

La ritualista asintió.

-Los espíritus que ven más allá del mundo físico me han alertado...y aunque son incapaces de describirme lo que ven, saben que un mal del pasado está próximo. El Mar de Jade y el Bosque de Echovald vibran con nerviosismo. El maestro Togo está sobre aviso y ha redoblado sus esfuerzos en el entrenamiento de sus aprendices en la isla de Shing Jea-

De nuevo su voz parecía tan suave como el roce de la seda sobre la piel pero a la vez tan profunda como el Inframundo. El elementalista reprimió como pudo un escalofrío.

Zyanya continuó.

-Ya he puesto sobre aviso a la maestra Zho de tus planes, Braccus. Y a menos que en el camino le hayan asaltado dudas, o bien sus espíritus la aconsejen lo contrario, está completamente de acuerdo en dejar a un lado las posibles diferencias entre los habitantes de los continentes y aunar esfuerzos en procurar lo mejor para todos.-

Ante las novedades, Braccus sonrió ampliamente, extrajo de su bolsa un estuche con cuatro pergaminos y repartió uno a cada una; dejando el restante en el interior.

-Revisadlo todo, si queréis, pero diría que está hecho. Nos separaremos de la línea que hasta ahora han seguido los diferentes clanes de nuestros territorios. Olvidaremos las costumbres tan...'endogámicas' de nuestras gentes y buscaremos dar y otorgaremos la ayuda y la cooperación que sea necesaria-
La voz del elementalista vibraba con alegría y emoción. Sabía que esta ayuda sería más que necesaria para todos -Sea en el lugar que sea y contra el enemigo que sea, sentirán clavarse en sus costillas las lanzas de Elona, sus almas serán arrancadas por el poder de los espíritus de Cantha y...-
Su discurso se vio interrumpido por la protegida de Dwayna.

-¿¡Los Recios!? Braccus...creí que ya lo habíamos hablado. Me parece...- no lograba encontrar las palabras adecuadas -...me suena...-

-¡Perfecto!- interrumpió a su vez Zho, con su voz sedosa. -Recios. Duros y resistentes. Unidos por la lealtad e inquebrantables en su compañerismo. Como la piedra que forma el Bosque de Echovald o del jade en que se ha transformado el mar de Cantha. Recios como las rocas que calienta el sol de los Lanceros de Elona y como los ladrillos que forman parte del poderoso muro de Ascalon o las mismas rocas antiguas de las Picosescalofriantes.-

Sus dos interlocutores se quedaron con la boca abierta. El nombre había sido fruto de una casual ocurrencia...pero ahora, el significado era más profundo de lo que ninguno de los dos había llegado a pensar.

Los documentos quedaron firmados y sellados. La alianza había nacido. El clan de los Recios era una realidad y quedaba ya en manos del destino.
Buck
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