Krondghar Garraparda

(Aquí os dejo la presentación de un alter ^^. Lo dedicaré principalmente a interpretar, aunque poco a poco lo subiré. Si alguien quiere participar del tema, que le de caña sin problemas.)

Era una mañana desapacible en Hammerfall.
La lluvia casi constante de los últimos días hacía que las goteras tan pulcramente arregladas hacía poco tiempo estuvieran sufriendo una dura prueba. Pero parecían aguantar.

En la entrada del fuerte se desarrollaba una pequeña refriega. Un grupo de ataque de trols rabiosos se empeñaban futilmente en atravesar las defensas o en causar las suficientes bajas como para considerar su muerte algo honorable.

La sangre de las heridas de unos y otros se mezclaba con el barro del suelo y la lluvia, dejando colina abajo un reguero marrón rojizo.
No quedaban más que un par de atacantes, pero uno de ellos ya estaba dispuesto a dar el golpe de gracia a un defensor caído y alzando sobre su cabeza la pesada espada de dos manos. preparó un golpe que nunca llegó.
El torso del troll estalló en una llamarada y trozos de su cuerpo se esparcieron por el lugar.

Cuando los defensores miraron hacia el camino; vieron a uno de los suyos. Un orco que caminaba a paso lento hacia el fuerte. Un bastón en su mano y una túnica empapadas eran los únicos detalles que podían distinguirse de él.

Una vez hubo llegado a su altura, miró los cadáveres de los trols y pareció dedicarles unas palabras en un idioma desconocido.
Al momento, los cadáveres comenzaron a arder bajo la lluvia.

-Lok'tar.-

Los defensores asintieron; aún sin tener muy claro si su interlocutor era amigo o enemigo; aunque lo que si estaba claro es que dominaba el fuego como solamente un brujo podía. Y eso no era tampoco una muy buena señal.

-Vengo buscando a alguien que, según me han dicho, suele estar por aquí. Mandad mensaje a Urtoroth, del clan Lobopálido o a alguno de sus lugartenientes de los Recios. Decidle que le espero en la posada.-

-Aka'Magosh, guerreros de Thrall.-

- bsbsbsssss...

- Vamoz habla maz alto maldito baztardo verde o te dizfrazare de gnomo y te enviare a alguien que conozco para que te rellene de amod!

La estridente voz del goblin ceso unos instantes, para continuar apenas un tono mas alto pero mucho mas despacio...

- Máéstro úno dé vuéstros discipúlos mé há pasádo ínformáción qué créo será dé íntéres... ún orcó está búscandó a úrtoróth, és ún brújó... está én séntenciá...

- Bien, puedez retiradte, ya enviade a alguien...

- Cómó órdénéis Máéstro!

El goblin se retiro no sin antes taconear firmemente mientras se estrujaba la nariz a modo de saludo...

Bueno... cuando Damba vio que el goblin se habia alejado, se limpio las franjas verdes que le tapaban sus autenticos tatuajes y salio de su pequeño escondite... sin duda la idea de usar a estos pequeñajos como informadores tenia sus puntos fuertes... le habia costado encontrarlos, pero como en toda sociedad, en la goblin tambien habian despojos, ansiosos por forma parte de algo aun mayor...
No les costo mucho engatusar a unos pocos con oro y poder... si hay algo que un goblin ama, tanto como a si mismos, es el dinero y el poder...

Despues de un buen lavado de cara les envio a algunas capitales, neutrales al principio, pero poco a poco los fue metiendo en ciudades alianza y horda... vendedores de galletas, reparadores... hacia tiempo que desconocia el numero exacto de agentes que trabajaban para el, 50??? tal vez 60??? dejo de interesarle en el momento que descubrio a Frizik, ese pequeño mamon verde era el unico capaz de organizar a esos culos inquietos... el caso es que delegar en Frizik funcionaba, cada mes tenian una reunion formal, en esa reunion Frizik le contaba las nuevas altas en el gremio, y damba le daba 100 monedas de oro por cada una... para la mayoria de estas altas, Frizik era un mecenas que les daba la oportunidad de crear un negocio a cambio simplemente de informacion puntual...

Damba sabia que Frizik seguramente se quedaria un porcentaje de cada tienda... pero bueno, no era su problema mientras al informacion siguiera fluyendo...

Se encontro con Jada en el tejado del banco de ogrimmar...

- Ezperando que a alguien ze le caiga una moneda jefe???
- No uses ese tono conmigo Damba, que quieres??
- Nada, me he encontrado con alguien que venia de Sentencia, me ha dicho que habia un orco brujo que buscaba a nuestro lider...
- A cual de todos?- Dijo Jadalay mientras sonreia.
- A Urtoroth.
- Muy bien, y por que alguien que venia de Sentencia te iba a decir algo asi a ti?
- Ezto... tal vez me ha vizto el tabardo y...
- Ceceas, siempre te sale el ceceo cuando intentas parecer mas tonto de lo que eres...
- Ez... esta bien, no me lo dijo alguien, tengo alli una "amiga"... ya esta... ya te lo he dicho, y estaba por aqui y despues de bueno ya sabes... del sexo me lo ha dicho...- para darle veracidad a sus palabras, damba hizo un esfuerzo por sonrojarse...
- Bien, no me des mas detalles, no quiero saber que perversiones teneis, ni por que tienes restos de pintura verde en la oreja, intentaremos averiguar que quiere, ve e informame, tal vez sea una trampa...
- Vale Jefe, tu quedate aqui por si ves una moneda pillarla rapido... yo me pateare medio mundo por un simple orco cotilla...
- Damba... date prisa o el mundo no sera lo unico pateado hoy...
- Si... Jefe.
-y no me llames jefe...


============================
tengo que cortar que tengo que currar... luego pulo si eso ^^ perdon Jada por el metarol, pero me apetecia meterte ^^

Me ha molado ha ver si ve visita la musa de las letras y participo yo tambien ^^

Urtoroth estaba despachando informes tranquilamente, cuando le interrumpieron unos suaves golpes. JAda estaba en su puerta, apoyando en la jamba.

-Hola, odco azulado. Te pillo ocupado?
Por toda respuesta, Urtoroth levantó uno de los papeles con cara de intenso sufrimiento
-Je, zi, no eztaz hecho para la budocdacia. Venia a infodmadte de algo cudiozo. Damba me cuenta que uno de zuz infodmadodez- Jada soltó una risita -amante, ja! Le ha infodmado de que te buzcan en Zentencia.
El orco alzó las cejas -En Sentencia? Y quien me busca?
-Puez al padeced, ez un odco...Un bdujo, zegun dicen. Me he pazado pod allí con un agujedo de guzano...Un guaddia boddacho me comentó que pdendió fuego con un gezto a unos zecacodteza que atacaban laz defenzaz. Conocez a algún bduho? En fin, he de idme a Codona de Hielo- dijo irguiéndose -Solo me pazaba a infodmadte.- Y, con un gesto de saludo militar guasón, se retiró

Arrancó un enorme hacha de la cabeza machacada del último vrykul de la patrulla. Se sacó el yelmo y limpió su frente sudorosa. Escupió algo sanguinolento al cadáver y volvió la cabeza hacia el fortín de Ymirheim.

Entre él y la fortaleza, su batallón de incursión táctica despojaba los cadáveres de los vrykul y comenzaba las tareas de retirada del campo. Pocas bajas habían tenido aquella jornada. El grupo estaba contento y eran harto eficientes.

El orco negó con un gesto de la cabeza, muy descontento.

- Mierda de burócratas- rugió-. Aún no estoy acabado como para que me envíen a este erial
de hielo y piedra.

Más allá de la cordillera este una columna de humo subía lentamente hasta el cielo perennemente nublado. Los picos de aquella provincia se erguían ominosos, separándole de la zona de guerra. Un sentimiento de anticipación le quitó el aire de repente. Puso sus armas a la espalda y tapó el
ceño fruncido con el yelmo de batalla. Dentro del metal olía a sangre y sudor.

- ¡Ahriôku!- gritó con fuerza a la dragona- ¡Tenemos que ir a las cumbres de Ulduar! ¡Rápido!
- Pero, Urtoroth, si nos tienen destacados aquí, ¿qué vas a hacer?- preguntó Ahriôku.
- Largarme-contestó el orco-. ¿Nunca has tenido una corazonada? Porque así fue como pude
rescatarte a ti.

La dragona puso gesto de enfado.

- Eso ha sido un golpe bajo, viejo.
- Ciertamente- asintió él-. Discúlpame, pero no me encuentro muy empático.
- Bueno, pues o empatizas un poco más o te va a llevar a rastras por Northrend quien yo te
diga, ¿de acuerdo?- espetó la dragona.
- Menudo humor…

El orco rascó la cabeza suave de su compañera. Ella gruñó largamente.

- Te estoy hablando muy en serio, Maese Urtoroth.
- Ese gruñido es de mi propiedad.
- Sí, se pega todo menos la belleza, dicen.

Subió a espaldas de la gran bestia y esta levantó el vuelo casi de inmediato. Un tauren pertrechado de placas se acercó a ellos desde el grupo principal. Sus ojos fríos y su voz oscura le revelaban com un caballero de la muerte.

- ¡Señor!-habló con fuerza- Los hombres están preparados para partir y esperando órdenes.
- Romped filas- ordenó Urtoroth desde la grupa de Ahriôku, ya en vuelo estático.
- ¿Perdón?- objetó el tauren.
- ¿Sordera repentina? He dicho que rompáis filas. Yo tengo algo que hacer en Ulduar.

El tauren negó con la cabeza.

- Pero tenemos órdenes…
- Sí, la que os acabo de dar, Muktani- cortó tajante-. Recogéis y os tomáis un permiso en
Dalaran o dondequiera q tenga la casa cada uno de vosotros.
- No podemos hacer eso, Prætor.

Urt levantó una ceja dentro del yelmo.

- Es una orden directa, oficial. ¿Desobedeces?

El tauren volvió a negar chasqueando la lengua.

- No, es que no lo entiendes, Prætor- explicó-. Te vas a zona de guerra y eso no es posible.
- Explícame por qué, entonces. Estoy un poco cansado y no quiero pensar.
- Porque alguno hay por aquí que te seguirá hasta el final- explicó haciendo un gesto de
la cabeza que señalaba hacia los demás.

Bajó el visor de su morrión y, escudado en el metal, Urtoroth sonrió de medio lado. Miró en lontananza hacia las cumbres del norte sintiendo un nuevo pinchazo en el pecho.

- La próximavez que escuchéis conversaciones no aptas a vuestros oídos, me comeré vuestras
entrañas mientras respiráis.
- Siempre podéis intentarlo, Prætor.
- Bien, bien. ¡Montad! ¡Nos largamos de aquí! Y no creo que a los jefes les vaya a gustar
esto, pero tampoco es que lo que diga Garrosh me importe mucho ahora.

Con rugidos estruendosos y haciendo temblar el terreno helado, varios dragones levantaron el vuelo en dirección a las Cumbres Tormentosas.

--

La sangre caía en regueros por todo el pavimento frente a la fortaleza de Ulduar. Un enorme titán de metal y electricidad amenazaba al orco, escudo partido y cuerpo en tierra sin hacer más ruido que el chirrido de sus componentes.

“Es lento, podré conseguirlo…”, se decía Urtoroth. Levantó la mirada intentando enfocar sus ojos. Una brecha sangrante emborronaba el horizonte, donde Darkeld, rodeado de cuerpos sin función ni vida, peleaba por salir del cerco de enanos metálicos.

Aparecía y desaparecía con una velocidad endiablada, haciendo caer a los enemigos uno tras otro. Sin descanso. Sin desfallecer.

Un rayo verde cayó del cielo sobre el elfo.

- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO!- el grito del orco retumbó en todo el valle hasta llegar a
Dalaran.

El elfo había desaparecido.

--

Se despertó en una confortable cama en una sala enorme. A su lado, Ahriôku y Muktani esperaban con clara impaciencia. Al verlo entreabrir un ojo, se acercaron a la cama. La dragona, de gesto preocupado, sonrió al escuchar el gruñido del Prætor.

- Estás bien, ¿no?- musitó ella-. Ese gruñido suena bien.
- Has estado muy cerca esta vez, canalla- habló el tauren-. El titán estaba a punto de
machacarte cuando oímos tu berrido. Murmurabas algo de Darkeld, pero de él no quedó ni rastro en el campo de batalla. Te sacamos de allí como pudimos. Sufrimos muchas bajas, Urt. Muchas.

Urtoroth se incorporó en la cama con gesto cansado.

- Darkeld está bien. Algo me lo dice. Pero… creo que algo ha entrado en este mundo cuando él
salió…

Muktani y Ahriôku intercambiaron miradas de comprensión.

- Sí, pero acerca de eso… casi mejor esperamos a que te recuperes del todo.
- Sabeis algo de todo esto- respondió-, y tengo la intuición de que tiene que ver con los
Tres Clanes. No soy un necio. Creo que tengo un remanente de “consciencia”. ¿Herencia de Dorian, quizá?
- Hemos encontrado a uno, Urt- habló Ahriôku con voz calmada, tanteando al orco.
- ¿Uno? Milmallas ya hay alguno en Northrend y los Lobopálido no llegamos a
extinguirnos…

Urtoroth dudó un segundo. Enarcó una ceja.

- ¿Uno? ¿Quereis decir…?
- Sí, amigo mío. Parece que los Tres Clanes siguen vivos.

Más más! Que ando perezoso para escribir, así al menos leerXD

Y si alguien quiere incluir a un Ica, adelante (repito, toy perezoso)

-Parece que Maese Urtoroth ha despertado

Silfid levantó su escudo a tiempo para detener una maza enana que iba dirigida a su cabeza, acto seguido desvió el golpe obligando a su enemigo a abrir el brazo mostrando su torso sin guardia a la elfa, lo siguiente fue una espada atravesando la ferrea piel del eneno desde el cuello hasta la cadera. El cuerpo inerte caía a sus pies mientras Silfid se volvía a la voz que acaba de hablar a sus espaldas. Ante ella un orco respiraba agitadamente seguramente a causa de la carrera para informar a tiempo tal y como había solicitado.

-Bien, puedes retirarte. Terminaré de asegurar la zona antes de ir a ver a ese orco viejo y gruñón.

-A sus órdenes.

El orco se cuadró y acto seguido retornó por donde había venido. Silfid, lo vio alejarse tranquilamente de vuelta al campamento base. Ciertamente había estado cerca. Desde que llegó a Rasganorte Silfid continuó su busqueda personal, ansiosa de encontrar a su mentor y de derrotar al lider de la plaga personalmente. Urtoroth mientras llevaba a cabo su propia busqueda, algo de un clan orco -Lobopálido- o algo así. Desconocía las razones que traían a su superior a Ulduar pero desde luego vaciones no eran.

Desde que conoció a Urtoroth había aprendido a calmar su cólera y su ira para no dejarse dominar por ellas. Era increible como para no ser un paladín el pretor le mostró el final de un camino que hubiese acabado con ella. Respetaba mucho al orco, y recordaba como odiaba a los pieles verdes cuando entró a formar parte de los Recios, y como poco a poco Urtoroth se hizo digno de su respeto y admiración, no por la espada o el miedo ni el rango, sino por la sabiduría la mesura y una mano amiga.

---------

-¡Ese ha sido el pretor!

Muktani se volvió rapido en la dirección de la que provenía el grito, y el tauren no espero a ver la reacción de los demás para salir corriendo hacía su procedencia.

-¡Esperad idotas! ¡Correr como locos no salvará a nadie!

Silfid intentaba organizar las tropas en lo más duro de una contienda dentro de los muros de Ulduar mientras buscaba a un orco demasaido necio para entender que más que una temeridad adentrarse corriendo a lo desconocido - por muy en busca de un amigo que se fuese- era un suicidio.
Pero la lealtad de aquellas tropas por su jefe era demasiada y aquello las cegaba.

"En fin, qué remedio" Silfid emprendió carrera con el resto de tropas siguiendo a Muktani, puso una mano sobre su pecho mientras se concentraba, al momento la nieve el aceite y los cuerpos a sus pies dejaron de estorbarla y su carrera adelantó a muchos de los orcos que la aventajaban. Fue cosa de llegar a la esquina de donde procedia el grito y doblarla para ver la inmensa mole de un coloso cernirse sobre el cuerpo inconsciente de Urtoroth.

Sin detenerse ni por un instante descolgó su escudo de la espalda y desenvainó su espada. Una fracción de segundo más tarde el escudo volaba endiabladamente cargado de energía en dirección a la cabeza de la mole.

-¡¡¡ EH TU, CABEZA HUECA. VEN Y ENFRENTA UN GUERRERO EN PIE SI ES QUE SABES !!!

El escudo golpeó su objetivo que inmediatamente se giró para encarar a su nuevo oponente, Silfid alcanzaba en ese momento los pies del descomunal ser a tiempo para levantar su brazo y recoger el escudo que caía. Miró al pretor y extendió sus manos, un aura blanca rodeó el cuerpo inconsciente de Urtoroth.

-¡Sacarle de aquí, ahora!

Apenas si había terminado de gritar la orden cuando una sombra se cernió sobre su cabeza, un puño del tamaño de un ogro caía con clara intención de aplastarla. Detener el golpe fue sencillo, aguantar de pie era otra historia. "No, no caeré aquí, al menos hoy no." El brazo izquierdo de Silfid estaba adormecido a consecuencia del golpe pero aguantó firme, mientras el brazo de la espada describía un arco hacía el coloso al tiempo que su espada quedaba envuelta en energía sagrada que iba tomando la forma de un martillo. El golpe resonó con estruendo al tiempo que saltaban chispas. La mágia sagrada de la paladina arrancó un gemido gutural del titánico oponente que llenó la zona. "¿A que duele bastardo?"

-¡Vamos, darle con todo lo que tengais! ¡Sin miedo, por la horda, por Thrall! ¡Por nuestro pretor!

La arenga surtió efecto y las tropas perdieron todo rastro de flaqueza o miedo cargando ávidas, que si bien nunca retrocedieron sí avanzaban temerosamente, -un coloso de más de cinco metros de altura basta para amedrentar al más valiente.- La lluvia de golpes y ataques aun duró un par de minutos más entre el coloso; enanos y más enanos; taurens y orcos; y la propia elfa quien de algún modo se las ingeniaba para atraer la atención de la mayoria de las fuerzas enemigas sobre sí misma al tiempo que las contenía a todas. La sangre negra -aquella especia de aceite- de enanos y del propio coloso se mezclaba sobre la armadura de Silfid junto con la roja de orcos y taurens. Silfid no sabía cuanto tiempo más podría aguantar pero confiaba en que sería más que el coloso, justo en ese instante el titánico openente se detuvo; bajó los brazos y sus ojos se apagaron.

-¡Cuidado hombres! ¡Va a caer!

Silfid y el resto de tropas supervivientes se apartaron como pudieron y vieron caer pesadamente al ya inerte coloso. Los pocos enanos ferreos que quedaban aun en pie tras el combate morían a manos de los soldados. El campo de batalla era un amasijo de cuerpos.

-¡Retirada! Nos volvemos, y quiero que se me informe inmediatamente tan pronto como Maese Urtoroth recobre la consciencia.
---------

"Bendita sea la luz de Uther. Ese orco cascarrabias y gruñón me va a oír, será mi superior pero por experiencia en combate al menos en este campo de batalla merezco un poco de atención."

Silfid sonrió, ante este último pensamiento, sabía que el orco la escucharía pero finalmente haría lo que él quisiese, a fin de cuentas era un guerrero veterano y curtido.

"En fin, esperar que un zapato en una jaula cante sería más productivo"

Sea lo que sea que trajo al pretor era importante, lo sufiente como para casi matarle, y eso era algo que la joven elfa no iba a permitir mientras ella estuviese cerca. De hecho, presentía que iba a estar cerca le gustase o no a Urtoroth, seguro que el pretor iba a gruñir como sólo él sabe hacerlo argumentando que una elfa no pinta nada. A Silfid le importaba bien poco, fuese al rincón de Azeroth que fuese ella estaba preparada para acompañar a sus compañeros y amigos.


-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-

Si esperais rolear sin mi vais de culo, tengo un mono del copón y me da igual no pertencer al escuadrón matriz, yo entro aquí aunque sea con calzador xD

El combate estaba siendo duro... lo notaba en la tierra, que se revolvía ante la cantidad de sangre derramada sobre ella.

Había compañeros muriendo... lo notaba en el aire, cuyas ráfagas impulsaban su cuerpo, ahora transformado en un enorme águila.

Debía llegar a tiempo. Había perdido mucho. Demasiado.

-Recios en peligro. Hermanos muriendo.-

El enorme ave sobrevolaba las montañas heladas, cerca de las cimas más altas y fue al sortear la primera de ellas cuando plegó sus alas y como si de una flecha se tratase, descendió junto a la pared de roca para, apenas unos metros antes de estrellarse, volver a extender sus alas en su total envergadura y planear entre los cañones; impulsada por la inercia de la caída y las corrientes de aire.

Y así, volando como una rápida saeta, llegó hasta las puertas de la enorme fortaleza, donde la batalla se desarrollaba.

El ave atravesó la línea de la retaguardia y se dirigió directamente hasta la zona donde el combate era más difícil y, justo cuando estaba cerca de sobrepasarla, cambió su forma nuevamente, adoptando, en pleno aire, la de un tauren que cayó pesadamente junto a la vanguardia. Golpeando con su bastón en el suelo, hizo brotar gruesas raíces que aprisionaron a algunos de los enanos férreos.

-¡Nadie morirá mientras este Guardián quede en pie! ¡Recios de Urtoroth! ¡Al ataque, sin miedo! ¡Victoria o Muerte!-

Golpeando su bastón contra el suelo, invocó a los poderes de la naturaleza mientras los soldados, cuya piel se endurecía y de la que brotaban espinas mientras sus instintos se agudizaban, corrían a su alrededor cargando contra los enanos y haciéndoles retroceder.

-¡Formad en torno a los caídos! ¡Que no atraviesen!-

Con un movimiento ritual, el tauren abrazó su bastón y la madera de la que estaba hecho se fusionó con él, abrazándole a su vez y confiriéndole cada vez más un aspecto arbóreo.

-Incluso en lo más profundo de la montaña, la vida y la naturaleza salvaje reinan. Yo reclamo su ayuda. Tranquilidad en medio del combate.-

-¡Que la naturaleza se abra camino!-

Lo que antes había sido un tauren era ahora un árbol de vida y a su alrededor se extendía la propia naturaleza.

Un destello de luz cegadora. Una ráfaga de viento con el aroma de un bosque salvaje o una verde pradera.

Las heridas que sufrían las tropas sanaban al instante, el cansancio desaparecía de los cuerpos y el dolor se borraba como si nunca hubiera existido.

El combate se recrudeció, pero no se prolongó más de lo necesario antes de que se ordenase la retirada una vez se hubieron asegurado que nadie quedaba atrás.


----------------------------------------------------------

En la casa de curación la actividad era frenética.

Las bajas eran muchas, y la cantidad de heridos tampoco era nada despreciable. Por entre catres y camillas improvisadas iban y venían sanadores; entre ellos Icarel y Buck. Y en una de las habitaciones, reposaba el cuerpo del orco Urtoroth.

-Ha sufrido graves heridas, algunas de ellas infectadas debido a la herrumbre.- decía entre dientes Icarel. -Se recuperará, pero pasará un tiempo y depende sobre todo de sus propias fuerzas.-

El tauren gruñó airado mientras terminaba de cambiar un vendaje.

-Magia de luz poderosa...útil, si. Mucho útil. Pero no.-

El paladín frunció el ceño.

-¿Qué quieres decir?-

En ese momento, el tauren apartó del medio el delgado cuerpo del sanador y entró en la habitación en la que descansaba Urto.

-A veces...magia salvaje ser también útil.-

Tras rebuscar un momento por entre los bolsillos de su cinturón, sacó un pequeño saquito del que extrajo una semilla que movió entre sus manos antes de ponerla sobre el pecho del orco.

-Naturaleza abre camino. Vida crece. Pequeña dadora de vida crece, si.-

En ese momento, la semilla comenzó a moverse; a resquebrajarse y abrirse. Y de ella surgieron unas pequeñas raíces y varias hojitas. Las raíces se enterraron en el cuerpo del orco mientras que las hojas se elevaron tímidamente sobre un finísimo tallo antes de marchitarse y desaparecer.

-Cuidados dos tres días y estará bien. Buck ayuda Ica, ayuda Urto. Buck ayuda, si.-

Volviendo a la puerta dio un par de palmadas en la espalda del elfo y salió.

-Buck haberse ido un poco. Ahora ya volver. Ayudar Icarel a cuidar ladrillos, ¿si?.-



//OOC Si pensáis zurraros sin mi vais jodidos nenes.

Mientras se dirigia hacia el campamento base donde se encontraban los Recios, Ström iba mascullando entre dientes. El joven draco albino que montaba meneaba la cabeza ante la trol al tiempo que decia en un trol bastante rudimentario:
- No deberias preocuparte tu…estaran bien…

La trolesa se inclinó levemente y acarició la cabeza de su draco al tiempo que decia en su lengua natal:
- Loz espíritus me guian hacia elloz de nuevo…y dezde que me alizte en laz nuevaz filaz miz artez curativaz han mejorado. Ezpero zerlez de ayuda.

El draco emitió un leve gruñido y siguió todo lo deprisa que le daban sus alas, pues comprendia la urgencia de su jinete en llegar a Ulduar.

Tras varias horas de vuelo, se divisaban a lo lejos los grandes pilares que anunciaban la pronta presencia de Ulduar ante los dorados ojos de la trolesa.

- Ix…debez eztar muy atento, zabez que ez una zona turbulenta y no quiziera que te hiriezen.

El draco asintió y al momento adopto una actitud de batalla que la trolesa pocas veces habia visto en su joven compañero.
Ya se divisaban al fondo las enormes y ferreas puertas de la gran fortaleza. Strom podia sentir como las cosas pendian de un hilo para mas de uno de sus compañeros.
A una orden suya, Ix bajo en picado dejandola en la misma puerta.
Tras un hondo suspiro y una mirada de tristeza, la trolesa se despidió de Ix ordenandole que se retirase al campamento que se encontraba a las afueras de la zona de guerra.

--------------------------------------------------------------------------------------------

De manera casi invisible, se plantó en la zona de combate en forma lupina. Antes de que sus enemigos pudiesen advertirla, un poderoso rayo cruzo la estancia de combate para posteriormente estrellarse contra el suelo deslumbrando a sus oponentes y haciendoles caer inconscientes ante la atonita mirada de sus contrincantes.

- Bienvenida, trol – dijo sin mucho afán una elfa de sangre mientras asía un escudo.

Strom se inclinó ante los presentes sonriendo.
Repentinamente habia llegado una calma muy pesada, llena de un silencio roto unicamente por los quejidos de algo de metal aproximandose desde muy lejos, por lo que habian optado por relajar un poco los musculos hasta la siguiente oleada de contrincantes, pues seria mas dura si cabe.

- Zabiaz que vendria, erfa – dijo toscamente mirando a Silfid – pero lo que yo no ze ez zi quierez que achicharre a eztoz baztardoz a mazazoz y calambrazoz o bien zi requierez ayuda espiritual. Hay muchaz bajaz? Noto grandez ausencias aquí
- Claro que las hay – dijo con un leve enfado la elfa – nuestro pretor mismo se haya en el campamento base reponiendose con ayuda de Buck e Icarel

La expresión de la trol cambió repentinamente para mostrar un gesto serio y preocupado. Antes de que pudiese continuar con su sermón, para sorpresa de la elfa, la chamana se habia ido de nuevo en direccion al campamento base.
Nada más llegar al mismo, dos guardas le cerraron el paso.
- No quiero zer diplomatica con vosotros…- comenzó a decir – pero zi no me dejaiz entrad me vaiz a obligad a ello…

Los guardas intercambiaron mirada ante la impaciencia de la trolesa.
- No puedes pas… . CLONK

Habian acabado con su corta paciencia para estas situaciones. Desde luego que no les habia matado, pero si les habia hecho dormir un rato. Por naturaleza, Strom era bastante pacifica pero no se lo pensaba dos veces si habia amigos o compañeros de por medio.
Irrumpio en la sala ante la atonita mirada de un paladin y un hondo suspiro de un tauren que se encontraban a los pies del lecho de un orco azulado lleno de heridas.

Se habia quedado petrificada en el sitio. Sabia que Urtoroth era un gran guerrero, pero que tenia el gran defecto de cegarse por los sentimientos hacia su clan, los Lobopalido. Strom le comprendia a la perfeccion, pues estuvo a punto de caer en el mismo error cuando su compañero trol desaparecio.

En cuanto se recompuso un poco, avanzó despacio, arrastrando los pies como podia.
- Estar bien Strom? Urto estar bien. Mas ayuda en campo de batalla Strom.

Escuchaba a lo lejos la voz del tauren, pero sonaba muy muy lejos.
Se postró al lado del lecho, mientras sin apartar la mirada del orco rebuscaba entre sus bolsas.
Icarel poso una de sus manos en el hombro de la chamana a modo de consuelo. Para su sorpresa, esta respondió girandose y dandole una nota.

- No Buck, no está bien y menos aun para entrar en batalla.
- Necesitar refuerzos fuera…- dijo Buck con un suspiro
- Mira – comenzó Icarel mostrandole la carta que ésta le habia entregado:

Te doy las gracias por haberme acogido tras la superación de mi prueba, pues pocos clanes aceptarian de buen grado en sus filas a alguien que ha estado convertido en humano durante unos años. Hace tiempo que habia oido hablar de los Recios, pero no sabia como ponerme en contacto con ellos. Tambien se por mi hermana que sueles aparecer de la nada en estos casos…pero que sabes lo que te haces. Por tanto, quiero ofrecerte mi ayuda, tanto si soy aceptada dentro de los Recios como si no, se que les profesas gran cariño y lo que has hecho por mi lo merece. Cuenta conmigo para lo que necesites.
Un cordial saludo.
Jënna Jal’alesh

El tauren y el elfo se quedaron pensativos tras leer la carta mientras la chamana ponia alrededor del orco sus totems y demas elementos de corte espiritual.
Tras unos segundos, la trolesa levitaba con los ojos en blanco delante del orco que todavía yacia inconsciente.
Icarel parecia sorprendido, por lo que sin decir una sola palabra dio un leve empujón a Buck.
- Normal en ella…normal…- dijo en voz baja – pero ayudar a pretor siempre
- Deberíamos llamar a la maga, no crees?- respondió Icarel.
Buck había salido de la tienda, para detener a los guardas que pretendian entrar a por Strom levemente molestos. Alzó la mirada hacia el campo de batalla, tranquilizo a los guardas y entro de nuevo.
- No hacer falta Ica. Maga estar fuera ya. Luces de colores al fondo, muy brillantes.

//Espero que os guste, feliz navidad! //

con el sonido de la batalla de fondo unas botas se aproximaban en la nieve, andaba como si la batalla no fuera con el, la sulla era una batalla encubierta aunque desde su último ascenso debia dar mas la cara que de costumbre.

Vislumbró varias siluetas conocidas y se dirigió hacia ellas, reconoció enseguida a Icarel, a Strom y la imponente figura de Buck entrando y saliendo de una tienda de campaña que debia actuar a modo de hospital, se interno en la tienda sorprendido de los 2 guardias que dormian en la puerta.

-Lock tar amigos ¿como estan las cosas por aqui?-. El semielfo entro y se quitó el embozo para poder saludar, vio la preocupación en los rostros allí congregados, algo andaba mal.

-Saludos Gaehrn. Urtoroth esta herido, tratamos de sanarlo lo mas rapido posible-. Comentaba Icarel mientras observaba hacer al Tauren y a la trollesa.

-Hace falta mas que esto para acabar con el viejo, esto os lo dejo a vosotros-. Vio las miradas de los demas- no tomes mis palabras por frialdad o insensibilidad sino tan solo por confianza en el buen hacer de quien le cuida-.

-He venido por los rumores que escuche de que alguien andaba buscando a nuestro Pretor en los Reinos del Este, concretamente en nuestro viejo cuertel de Sentencia, ¿De que se trata ese asunto asunto? ¿Y quien es esa paersona que llama a las puertas de los Recios?-.

-Buck sabe algo, Buck cuenta si-. Gaehrn permanecio inmovil escuchando lo que le contaba el druida mientras seguia con su trabajo.
------------------------------------------------
-Es todo lo que tienes que saber, viaja a Sentencia y averigua quien esta alli y que pretende esta es la descripción-. el cazador de dio una carta a su intermediario.

-¡Tranquilo muchacho! tu déjaselo a tu viejo amigo Hangi yo me encargo jia jia, espero que esta vez me pagues en oro no como cuando tube que sacarte de las celdas del alguacil de Lunar...-.

-¿Tienes que hablar tan alto?- contesto Irritado el semielfo.

-A estas alturas parece mentira que no me conozcas- Comentaba el otro mientras se urgaba en una oreja y se limpiaba el dedo en el jubon de cuero- ¿Te he fallado alguna vez?-.

El elfo puso los brazos en jarra.

-Que si que si vaaale, siempre he dicho que hay que trabajar ese humor de perro que tienes-.

-¡Largate de una vez!- Hizo un ademan y el orco se marcho corriendo y riendo entredientes mientras se alejaba su forma iva cambiando a la de un enorme lobo fantasmal se perdio por detras de una pared de unas ruinas.

-En el fondo le encanta fastidiarme-. comento para si el semielfo.

Se dio media vuelta en dirección al campamento para conocer mas detalles del estado de la batalla en Ulduar y ver como se levantaba de vuelta el viejo gruñon espantando a todos los preocupados compañeros a su alrrededor...
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Ale, a ver como marcha esto

Buck escribió:(Aquí os dejo la presentación de un alter ^^. Lo dedicaré principalmente a interpretar, aunque poco a poco lo subiré. Si alguien quiere participar del tema, que le de caña sin problemas.)

y tan poco a poco, que tenemos mono, por favor buck, urto continuen que tienen a todo el foro bloqueado

Eh eh... que mi brujo está tranquilamente esperando, achicharrando y haciendo enfermar a otros. Si nadie me da pie a continuar ni se me hacen entrevistas ni na de eso...yo no tengo la culpa culpita

Venga a ver qué os parece esta revelación...

--

Se levantó de la cama apoyándose en el cabecero y, con dificultad, se puso en pie. Bufó en la silenciosa soledad de la casa de curación y se dejó caer en el camastro, sentado, los brazos caídos entre las piernas y los dedos de ambas manos entrelazados. La cabeza gacha, agotado. Exhausto. Volvió a respirar profundamente.

“Aún me queda mucho por hacer”, pensó. “No puedo perder el tiempo en este camastro”.

Se incorporó, crujiendo los huesos de la espalda mientras se acercaba a la ropa.

- Al final, acabarás como yo- sonó estruendosa una voz metálica, desde el vano de la puerta.

Urtoroth levantó la mirada hacia la enorme figura de su abuelo. Silencioso, su primo Golkosh se apresuró a ayudar al Prætor a llegar hasta sus prendas.

- El abuelo tiene razón, Prætor.
- Somos primos, Golk- murmuró-. Y sabeis de sobra que tengo… tenemos trabajo que hacer.

Droboroth se acercó y dio un leve puñetazo en la cabeza de Golkosh.

- Sí, sí, sí… En Sentencia hay un Garraparda. Y te lo has creído así de buenas a primeras y, claro te lanzas a ver qué pasa. Mírame a mi.

Desvió una ceja enarcada hacia el otro caballero de la muerte.

- Seré un abuelo, pero por lo menos aprendí de mi error.
- Por no mencionar que estás muerto-, contestó Urtoroth.

Golkosh se rascó la cabeza.

- Y si cualquiera de los dos me vuelve a llamar abuelo le saco los ojos por la garganta.

Droboroth se sentó en la cama.

- No puedes ir en tu estado a comprobar cada señal de Lobopálido, Milmallas o Garraparda… en
especial estos últimos. Las noticias de su exterminio no son reales… Son fehacientes y de buena tinta.

Urtoroth observó el rostro ajado y muerto de sus parientes. Golkosh asentía con tristeza la afirmación del abuelo del Prætor. Con rostro ansioso, Urtoroth mantuvo la mirada de su abuelo. Al fin, Droboroth la desvió hacia una ventana, perdiéndola en recuerdos de dolor y sangre.

- Urt… yo comandé la legión que exterminó a los Garraparda.

Médicos, enfermeras, matasanos, todos ellos afanándose en preservar la vida de ancianos y moribundos. Algunas veces lo conseguían, otras....no.

En este caso parecía que la cabeza era más dura que la roca donde había golpeado...

Dos figuras pasaban entre la variopinta multitud envuelta en vendas, batas blancas y remedios malolientes, con un espacio vacío de un par de metros alrededor.

"Parece que el pretor ha vuelto en sí .. la parca no es lo bastante fuerte para llevarse a ese orco, o prefiere no tenerlo con ella.....En cualquier caso, me alegro...Hace mucho que nos fuimos, Madre...probablemente ni nos recuerde..."

Scherezade caminaba al lado de su "madre", enfundada en armadura y con los ojos fríos de un caballero de la muerte.

"Fue necesario, hija... en aquél momento ya no pertenecíamos a Azeroth, y teníamos trabajo que hacer con tu huésped. Me imagino que lo comprenderán....Aún así, por lo menos veremos a ver que tal está...."

----

Unos minutos más tarde, una ajada puerta de una ajada habitación se abría para dar paso a madre e hija. Dentro de ella varios orcos y un enfermo hablaban tranquilamente, aunque la tensión en el ambiente se hacía palpable, de esas que se cortan con cuchillo

----

La joven bruja se acercó a saludar a su antiguo Pretor, mientras un pequeño diablillo correteaba por la habitación, tirando un par de vasos al suelo

"Saludos de nuevo, Pretor, espero que sus viejos huesos aún aguanten un par de combates, me decepcionaría tener que hacerle la próxima visita en su tumba...la próxima vez, espero acompañarle..."

Un sólo gruñido obtuvo por respuesta...

----

"Mis respetos, Comandante, le creía todavía en manos de Él, como antaño" La fría mirada de Lirieth apuntaba directamente al orco que, sin volver la vista, todavía miraba allende la ventana.

"Relájese, soldado...."



-----------------------------------------------------

Espero no interrumpir nada, pero tenía que meter cabeza xD así de paso roleo la reentrada, y cubro un hueco en la historia de Lirieth, si al pretor no le importa tener a un soldado de sus viejos tiempos por ahi al lado.

a ver si resucitamos esta vieja costumbre...

P.D.- si en algo interrumpe, modifica o interfiere en cualquier tipo de historia, borro inmediatamente la respuesta, o la modifico. No quiero meterme en camisa de once varas ^^

Buck escribió:Eh eh... que mi brujo está tranquilamente esperando, achicharrando y haciendo enfermar a otros. Si nadie me da pie a continuar ni se me hacen entrevistas ni na de eso...yo no tengo la culpa culpita

..................


- No puedes ir en tu estado a comprobar cada señal de Lobopálido, Milmallas o Garraparda… en
especial estos últimos. Las noticias de su exterminio no son reales… Son fehacientes y de buena tinta.

Urtoroth
observó el rostro ajado y muerto de sus parientes. Golkosh asentía con
tristeza la afirmación del abuelo del Prætor. Con rostro ansioso,
Urtoroth mantuvo la mirada de su abuelo. Al fin, Droboroth la desvió
hacia una ventana, perdiéndola en recuerdos de dolor y sangre.

- Urt… yo comandé la legión que exterminó a los Garraparda.

-Pues algo no hizo bien viejo, o no acabo su trabajo o simplemente no fue efectivo.

El orco se giró para ver quien le faltaba al respeto con semejante descaro. En el marco de la puerta Silfid sostenía en la mano una piedra. Droboroth iba a decir algo pero Silfid no le dejó, un movimiento rápido y esta describió un arco desde la elfa hasta las manos de Urtoroth. Todos siguieron con la mirada el vuelo de la piedra olvidando por un momento lo que iban a decir. Al momento Urotoroth la reconoció.

-Yo también tengo una, de hecho está te la entregué yo el día que te uniste a nostros. ¿Para qué me la das?

-¿Recuerdas a mi hermana? Creo que la has visto en alguna ocasión, se llama Sinfild

Al principio aquello no parecía tener mucho sentido, pero de pronto el orco cayó en la cuenta del motivo por el cual Silfid le había hecho entrega de la piedra de comunicación de los recios.

------------------------------

-Sí, hola Prætor... ...La verdad es que es pura casualidad. Simplemente pasaba por aquí y resulta que que en la posada hay lo que parece ser un brujo orco preguntando por recios y por ti, por eso avisé a mi hermana... ...Pues no, nadie sabe quien es, por lo visto llegó en mitad de un ataque icineró a los enemigos y dijo que te andaba buscando que esperaría en la posada... ...Por supuesto... ...No, no... ...Vale, de acuerdo.

Sinfild guardó la piedra en su bolsa de viaje y miro en dirección a la posada donde el brujo tenía su habitación. No sabía si estaría en la posada o habría salido, ni si sería peligroso o amigo. Normalmente la gente pregunta abiertamente por recios y no para de buscar a algún oficial o acuden directemente a sus cuarteles. Sin embargo él no, él al parecer había llegado y casi exigía una audiencia.

La loba albina al lado de Sinfild ahogo un quejido

-Lo sé Arya, lo sé. Pero habrá que hacer algo ¿no te parece?

Sinfild acarició la testa del animal con cariño y se dirigió a la posada. Allí dentro estaba más oscuro, y el contraste la hizo enfocar un leve instante. Recorrió con la mirada la sala de la taberna y sus ojos se toparon con los de un orco con un simple bastón y una túnica sin distintivos aparantes. La estaba mirando. Andó con paso firme a la mesa que ocupaba el orco y permaneció de pie un instante, en silencio. Fue el orco el que lo rompió.

-Parece que buscas a alguien

-Lo mismo podríamos decir de ti. Mi nombre es Sinfild Luna Hojadeplata* y soy miembro de recios


____________________________________________________________________

Bueno pues hala buck, ya estoy allí. Urto tb estoy en la otra punta del mundo. Ahora a seguir perracos.

*Sí que pasa, el español está pa usarlo pero si os duele lo cambiaís por Sinfild Moon Silverblade en vuestras cabezas y listo.

El orco miró de hito en hito a la elfa... como intentando adivinar qué clase de persona tenía enfrente.

-De modo que... es cierto.- la voz era grave y profunda; como si la propia tierra hablase -Los hijos de los Quel'Dorei se han disgregado en una nueva rama. Interesante. Sobre todo si ahora sois parte de La Horda.-

Las sombras alrededor del orco se cerraron más aún y en ellas parecían crearse profundos ojos que observaron con detenimiento a la elfa.

-Mucho tengo que ver de todo lo que ha cambiado en el mundo.-

El orco movió una pierna bajo la mesa, golpeando a un taburete que se deslizó hasta Sinfild e hizo una seña al posadero, que de inmediato llevó a la mesa dos jarras de cerveza. Al alzar el enorme brazo, quedaron al descubierto profundas cicatrices que marcaban el antebrazo y las muñecas del orco. Cicatrices que reflejaban, sin duda alguna, un largo encarcelamiento.

-Al menos, las historias que he escuchado sobre la existencia de los Recios parecen ciertas... aunque me extraña que escojan a una niña como emisaria. Tiene pinta de que pasabas por aquí y te han encargado o te has encargado sola el echar un vistazo.-

Una sonrisa extraña se dibujó en los labios del orco mientras se acercaba a la mesa a coger su jarra, momento en que se acercó más a la luz y quedaron al descubierto nuevas cicatrices en su cara.

-Pero dime... ¿Qué ha sido de Gathol? ¿Y de Urtoroth? También escuché cosas sobre el resto. La Guardia de Recios. Darkeld, Kaoh, Jadalay... Dorian y Naia.-

La jarra crujió ligeramente cuando el orco cerró con fuerza su mano.

-Mucho me contaba la tierra de ellos.-

-La vieja guardia....

Sinfild miró las cicatrices del orco como si intentase memorizarlas todas. Bebió un poco de cerveza y miró a los ojos del orco.

-He oido hablar de ella pero no la he conocido nunca, sólo a Urtoroth y la verdad es que más bien poco. Mi hermana sin embargo si tiene una relación mas estrecha con el Pretor, ambos son de estar en primera línea de batalla.

La elfa hizo una pausa para tomar otro trago.

-Pero sí tienes razón, nadie me ha enviado. Y la verdad es que no debería estar hablando contigo en este momento. Pero nunca he sido de las que hacen caso.

Sinfild guiñó un ojo al orco sonriendo

-Me gustaría conocer tu historia, si es que quieres compartirla con una niña. Por cierto, ya no somos más los hijos de los Quel'Dorei, ahora nos hacemos llamar los Sin'Dorei: Elfos de sangre, y la verdad es que me gusta. Sangre derramamos, de sangre son nuestras deudas, y con sangre pagamos; nadie volverá a decir que un elfo es un ser débil y delicado.

El orco soltó un gruñido profundo al oir la mención de la sangre en esos términos y algo se movió entre las sombras tras él.

-Aún tienes mucho camino que recorrer, Sinfild la Sin'Dorei. Y mucho que aprender.-

Tomó aire profundamente y pareció tranquilizarse.

-El de la sangre es el peor camino que puedes tomar, joven elfa. Asegúrate de que siempre hay una razón mayor para hacerlo y no lo tomes por tomarlo.-

-Pero no soy quién para dar lecciones acerca de ese tema. Lo que si se es que los elfos nunca han sido débiles y delicados y que solamente un necio menosprecia lo que no conoce.-

De un largo trago, dado sin apenas respirar, el orco apuró lo que le quedaba de bebida, conteniendo después un potente eructo.

-Y en cuanto a mi historia el primero en oírla ha de ser aquél al que llamas Pretor; pero puedes llamarme Krondghar, hijo de Gorthang.- el orco gruñó, con una mezcla de pesar y de ira contenida anter de continuar -del clan Garraparda.-

...qué paciencia...

diselo al orco, que nos ha abandonado. Al final silfid lo va a levantar de la cama por las orejas y lo va a traer a rastras hasta la posada

Sen´jin 19:00 blablabla... ya te lo sabes.