Asarhadón
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Asarhadón
- Nombre del personaje. Asarhadón
- Breve descripción del personaje Elfo de la sangre, pelirrojo, de brillantes ojos verdes. Joven e inexperto, Asarhadón es un pícaro que quiere hacerse más fuerte para servir a la Horda y que al mismo tiempo tiene miedo de ser incapaz de conseguirlo.
Sus profesiones son Minería y Herrería.
- Breve historia del personaje.
La historia de Asarhadón no es una gran historia. No es sobrino de nadie famoso, es más, apenas conoce la las leyendas de su propio pueblo. No es el elfo de sangre más fuerte, ni el más valiente, ni siquiera el más inteligente. Aún es demasiado joven para soñar siquiera con eso.
Asarhadón nació en la Isla del Caminante del Sol, y allí se crió con la única compañía de su madre, Naquia. Nunca conoció a su padre y su madre siempre se negaba a hablar de él. Tampoco fue de esos niños que sueñan a menudo con que su padre fue un héroe, porque al verdadero héroe ya lo tenía en casa.
El héroe, o heroína en este caso, era su madre, Naquia, elfa de la sangre por nacimiento, peletera de profesión y paladín por vocación. Montada en su fiel caballo de guerra, Naquia solía pasearse a menudo por el territorio élfico, ayudando a los caminantes despistados y a los aventureros en apuros, llevando mensajes sin importancia entre los guardianes de Plaza Alalcón y Lunargenta o simplemente charlando con los pobres vendedores que debían pasarse día y noche atendiendo sus puestos, y que agradecían que Naquia amenizara las largas horas de la madrugada relatándoles las aventuras que había vivido cuando era una joven paladina dispuesta a todo. Hablándoles de lugares remotos que probablemente nunca pisarían: Un'Goro, Las Mil Agujas, Shattrah... Lugares que la afilada mente de la elfa lograba revivir con sus descripciones. A menudo Asarhadón la acompañaba y se quedaba dormido en el regazo de su madre, soñando que patrullaba Los Baldíos montado en el imponente caballo de los paladines, que luchaba contra la Alianza en las puertas de Halaa, o que asaltaba el Bastión del Honor junto con cientos de compañeros, todos hombro con hombro, al grito de "¡Por la Horda!". El pequeño elfo no hacía más que revivir en sus sueños lo que Naquia le había contado. Quería ser como ella, y estaba deseando cumplir la edad legal para dirigirse al instructor de paladines.
Entonces, un día cualquiera, la catástrofe se abatió sobre el mundo del joven Asarhadón. A casa de su madre llegaron algunos de sus antiguos compañeros de Hermandad: un enorme guerrero tauren, Kilava; Ivette, una avispada cazadora elfa; Iara, también elfa y sacerdotisa; y Cliodna, una druida tauren. Asarhadón los contempló con los ojos como platos pero el respeto se tornó en miedo al escuchar las noticias que le llevaban a su madre: la Alianza estaba haciendo estragos en Tanaris. Llegaban en masa a Gadgetzan, una ciudad goblin, pillaban desprevenidos a los allí presentes y los masacraban. Después se lanzaban hacia las Mil Agujas y liquidaban a todo aquel que se les cruzara, en su mayoría personas de nivel bajo que entrenaban, o bien mineros en busca de las numerosas vetas presentes en la zona. Finalmente acababan siendo atacados y largándose por donde habían venido, pero los daños causados eran tremendos, y los taurens, desde Cima del Trueno, protestaron y pidieron ayuda a la Horda, pues temían por sus dominios del Sur, sobre todo por el Poblado Viento Libre.
En resumidas cuentas, los veteranos hordeños habían sido llamados a luchar en las puertas de Gadgetzan. Naquia ladeó la cabeza en dirección a su hijo, y en ese preciso momento ambos supieron que jamás se volverían a ver. La Horda la había llamado, y Asarhadón sabía que su madre lucharía por ella. Y teniendo en cuenta que como paladín se pasaba más tiempo en la batalla curando a sus amigos que defendiéndose a ella misma, era harto probable que también acabara muriendo... por la Horda.
Asarhadón intentó no llorar cuando su madre partió rumbo a Lunargenta, donde se reunirían todos los de la zona para emprender el camino a la lejana Tanaris. Pudo ver, en los días sucesivos, a más elfos que se dirigían hacia la lejana ciudad goblin. Todos mostraban el semblante resignado del que intuye que va a morir, pero al mismo tiempo caminaban con el orgullo de saber que se va a poner un broche de oro a toda una vida de servicio.
Cuando los luchadores partieron, la Isla se sumió en un estado de melancólica quietud. Todos los días, Asarhadón iba a pie a Lunargenta para ver si tenía correo de Tanaris. También preguntaba a los guardias. Estos sólo le decían que lo único que recibían eran constantes mensajes de la batalla que estaba teniendo lugar allí día sí y día también, pero que no podían ofrecerle más detalles. Asarhadón les daba las gracias educadamente -como su madre le había enseñado- y volvía a casa.
Hasta que un día, encontró a un tauren enorme a las puertas de Lunargenta. Su aspecto le resultaba familiar: era uno de los amigos de su madre.
- ¡Asarhadón! -el tauren sonrió pero al pronto volvió a mostrar una expresión solemne. El joven elfo imaginó lo que iba a decir a continuación. Las piernas empezaron a temblarle.
Cuando una pesada mano se colocó sobre su hombro, pensó que iba a desmayarse de un momento a otro.
- Lo siento, Asarhadón -empezó Kilava, moviendo su enorme cabeza tachonada con dos imponentes cuernos-. Murió al cuarto día. Uno de los nuestros estaba en las últimas, luchando con un druida de la facción contraria. Y tu madre... no pudo evitar acercarse para curarle gracias a la Luz Sagrada. Gracias a eso pudimos vencer a aquel druida, el último atacante del día. Pero se llevó por delante la vida de Naquia... lo siento.
Asarhadón tragó saliva y asintió, mordiéndose los labios. No quería llorar delante de aquel guerrero de aspecto fiero y modales solemnes.
- Yo he sido el único superviviente del grupo -Kilava suspiró y miró a su alrededor con ojos nostálgicos-. Siempre me ha encantado Lunargenta, pero ésta será la última vez que la visite. Vuelvo con los míos, a Pezuña de Sangre, donde espero disfrutar de unos meses más de vida... si he venido ha sido por ti. Para darte esto.
En un movimiento sorprendentemente ágil para su enorme estatura, el tauren sacó una carta de su mochila.
- ¿Qué es?
- De tu madre -fue la única respuesta de Kilava. Después, le saludó con respeto-. Si alguna vez pasas por Mulgore no dudes en venir a visitarme, joven Asarhadón. No me cabe duda de que nos veremos pronto.
- Pero...
El joven elfo abrió la boca para contestar. ¿Qué se le había perdido a él en el territorio de los taurens? Pero antes de que pudiera replicar, Kilava ya había desaparecido.
Suspirando, Asarhadón se dirigió a casa. Esta vez nadie le habló; al ver el rostro bañado en lágrimas del joven, todos apartaban la mirada con tacto y respeto.
Sólo cuando estuvo en casa abrió la carta de Naquia.
"Hijo,
Te escribo esta carta después de un duro día de batalla con la Alianza. Hemos luchado en proporciones absolutamente demenciales. ¡Y ni siquiera respetan a los que se quedan junto al cementerio! Luego somos nosotros los malos...
Pero no era de la Alianza de lo que quería hablarte sino de ti, hijo. Aunque mantengo la esperanza, creo que no saldré viva de esta. Ya sabes que siempre fui un poco imprudente. Hoy mismo Ivette me ha tenido que sacar las castañas del fuego. Si no fuera por ella... no podría estar aquí escribiéndote esta carta.
Precisamente eso me ha decidido a hacerlo. Despedirme de ti, aunque sea por escrito. Por si algo me pasa...
Eres disciplinado, hijo, y no me cabe la menor duda de que podrías encontrar trabajo como paladín patrullando por Lunargenta, como hacía yo. O protegiendo los caminos. O...
Pero tú no eres como yo. A ti siempre te agobiaron las grandes ciudades. Y siempre te sentiste feliz cuando íbamos de excursión descubriendo nuevos lugares y acampando en pequeños poblados. Nunca te gustó demasiado lo de sanar, preferías acercarte a los pequeños reptiles que cazabas por la espalda y sorprenderlos.
Hace tiempo que tengo un pacto con el instructor de pícaros de Lunargenta. Yo le di cierta cantidad de dinero, y él a cambio prometió hacer la vista gorda sobre tu juventud. Si te interesa, creo que serías mejor pícaro que paladín.
Y quiero que salgas de nuestras tierras. Quiero que te alejes del manto protector de nuestros verdes bosques. Que te adentres en las Tierras Fantasma... que aprendas a luchar, y a sobrevivir, y a hacerte más fuerte. Si eres decidido, no te costará encontrar quien te encargue algún que otro trabajito en mitad de tus aventuras. Si cumples bien, es posible que sigan confiando en ti para las tareas pendientes. Quizá hasta puedas llegar a Terrallende, donde todo te parecerá increíblemente nuevo.
Y por encima de todo, hijo mío, quiero que defiendas el orgullo de tu raza y de tu facción. Nunca vaciles en tomar parte en la defensa de una ciudad. Nunca abandones a tus compañeros en una batalla. Conviértete en un gran luchador para la Horda.
Es todo lo que deseo, Asarhadón. Que hagas tuya esta lucha en la que yo muero. Que vivas por tu tierra, por tu orgullo, por tu gente. Por la Horda.
Te quiere y te querrá siempre, tu madre."
Asarhadón dobló cuidadosamente la carta. Ya no lloraba. Apagó las luces y se acostó. Al día siguiente, bien temprano, se dirigiría a Lunargenta para buscar al instructor de pícaros.
Y después, se echaría al campo y haría caso a los consejos de su madre. Y viviría por lo que ella había muerto.
Por la Horda.
- Nombre del jugador Me llamo Elena, aunque todo el mundo me conoce como Naru.
- De dónde eres Granada
- Más cosas Perdón por el tochaco de historia, me pongo a escribir y no paro xD Pues mi Asarhadón está ahora mismo en nivel 13, no he encontrado ningún requisito de nivel mínimo así que me he animado a presentar mi solicitud. No soy nueva en WoW, pero sí en este servidor, y definitivamente soy una total neófita en el Rol, pero me gustaría mucho aprender poco a poco. Tengo experiencia -y de hecho me encanta- en PvP y estoy dispuesta a aprender lo que haga falta y a acatar las normas.
En fin, creo que no me dejo nada, así que saludos y espero vuestra respuesta. Gracias de antemano, sea cual sea.
¡Por la Horda!
- Breve descripción del personaje Elfo de la sangre, pelirrojo, de brillantes ojos verdes. Joven e inexperto, Asarhadón es un pícaro que quiere hacerse más fuerte para servir a la Horda y que al mismo tiempo tiene miedo de ser incapaz de conseguirlo.
Sus profesiones son Minería y Herrería.
- Breve historia del personaje.
La historia de Asarhadón no es una gran historia. No es sobrino de nadie famoso, es más, apenas conoce la las leyendas de su propio pueblo. No es el elfo de sangre más fuerte, ni el más valiente, ni siquiera el más inteligente. Aún es demasiado joven para soñar siquiera con eso.
Asarhadón nació en la Isla del Caminante del Sol, y allí se crió con la única compañía de su madre, Naquia. Nunca conoció a su padre y su madre siempre se negaba a hablar de él. Tampoco fue de esos niños que sueñan a menudo con que su padre fue un héroe, porque al verdadero héroe ya lo tenía en casa.
El héroe, o heroína en este caso, era su madre, Naquia, elfa de la sangre por nacimiento, peletera de profesión y paladín por vocación. Montada en su fiel caballo de guerra, Naquia solía pasearse a menudo por el territorio élfico, ayudando a los caminantes despistados y a los aventureros en apuros, llevando mensajes sin importancia entre los guardianes de Plaza Alalcón y Lunargenta o simplemente charlando con los pobres vendedores que debían pasarse día y noche atendiendo sus puestos, y que agradecían que Naquia amenizara las largas horas de la madrugada relatándoles las aventuras que había vivido cuando era una joven paladina dispuesta a todo. Hablándoles de lugares remotos que probablemente nunca pisarían: Un'Goro, Las Mil Agujas, Shattrah... Lugares que la afilada mente de la elfa lograba revivir con sus descripciones. A menudo Asarhadón la acompañaba y se quedaba dormido en el regazo de su madre, soñando que patrullaba Los Baldíos montado en el imponente caballo de los paladines, que luchaba contra la Alianza en las puertas de Halaa, o que asaltaba el Bastión del Honor junto con cientos de compañeros, todos hombro con hombro, al grito de "¡Por la Horda!". El pequeño elfo no hacía más que revivir en sus sueños lo que Naquia le había contado. Quería ser como ella, y estaba deseando cumplir la edad legal para dirigirse al instructor de paladines.
Entonces, un día cualquiera, la catástrofe se abatió sobre el mundo del joven Asarhadón. A casa de su madre llegaron algunos de sus antiguos compañeros de Hermandad: un enorme guerrero tauren, Kilava; Ivette, una avispada cazadora elfa; Iara, también elfa y sacerdotisa; y Cliodna, una druida tauren. Asarhadón los contempló con los ojos como platos pero el respeto se tornó en miedo al escuchar las noticias que le llevaban a su madre: la Alianza estaba haciendo estragos en Tanaris. Llegaban en masa a Gadgetzan, una ciudad goblin, pillaban desprevenidos a los allí presentes y los masacraban. Después se lanzaban hacia las Mil Agujas y liquidaban a todo aquel que se les cruzara, en su mayoría personas de nivel bajo que entrenaban, o bien mineros en busca de las numerosas vetas presentes en la zona. Finalmente acababan siendo atacados y largándose por donde habían venido, pero los daños causados eran tremendos, y los taurens, desde Cima del Trueno, protestaron y pidieron ayuda a la Horda, pues temían por sus dominios del Sur, sobre todo por el Poblado Viento Libre.
En resumidas cuentas, los veteranos hordeños habían sido llamados a luchar en las puertas de Gadgetzan. Naquia ladeó la cabeza en dirección a su hijo, y en ese preciso momento ambos supieron que jamás se volverían a ver. La Horda la había llamado, y Asarhadón sabía que su madre lucharía por ella. Y teniendo en cuenta que como paladín se pasaba más tiempo en la batalla curando a sus amigos que defendiéndose a ella misma, era harto probable que también acabara muriendo... por la Horda.
Asarhadón intentó no llorar cuando su madre partió rumbo a Lunargenta, donde se reunirían todos los de la zona para emprender el camino a la lejana Tanaris. Pudo ver, en los días sucesivos, a más elfos que se dirigían hacia la lejana ciudad goblin. Todos mostraban el semblante resignado del que intuye que va a morir, pero al mismo tiempo caminaban con el orgullo de saber que se va a poner un broche de oro a toda una vida de servicio.
Cuando los luchadores partieron, la Isla se sumió en un estado de melancólica quietud. Todos los días, Asarhadón iba a pie a Lunargenta para ver si tenía correo de Tanaris. También preguntaba a los guardias. Estos sólo le decían que lo único que recibían eran constantes mensajes de la batalla que estaba teniendo lugar allí día sí y día también, pero que no podían ofrecerle más detalles. Asarhadón les daba las gracias educadamente -como su madre le había enseñado- y volvía a casa.
Hasta que un día, encontró a un tauren enorme a las puertas de Lunargenta. Su aspecto le resultaba familiar: era uno de los amigos de su madre.
- ¡Asarhadón! -el tauren sonrió pero al pronto volvió a mostrar una expresión solemne. El joven elfo imaginó lo que iba a decir a continuación. Las piernas empezaron a temblarle.
Cuando una pesada mano se colocó sobre su hombro, pensó que iba a desmayarse de un momento a otro.
- Lo siento, Asarhadón -empezó Kilava, moviendo su enorme cabeza tachonada con dos imponentes cuernos-. Murió al cuarto día. Uno de los nuestros estaba en las últimas, luchando con un druida de la facción contraria. Y tu madre... no pudo evitar acercarse para curarle gracias a la Luz Sagrada. Gracias a eso pudimos vencer a aquel druida, el último atacante del día. Pero se llevó por delante la vida de Naquia... lo siento.
Asarhadón tragó saliva y asintió, mordiéndose los labios. No quería llorar delante de aquel guerrero de aspecto fiero y modales solemnes.
- Yo he sido el único superviviente del grupo -Kilava suspiró y miró a su alrededor con ojos nostálgicos-. Siempre me ha encantado Lunargenta, pero ésta será la última vez que la visite. Vuelvo con los míos, a Pezuña de Sangre, donde espero disfrutar de unos meses más de vida... si he venido ha sido por ti. Para darte esto.
En un movimiento sorprendentemente ágil para su enorme estatura, el tauren sacó una carta de su mochila.
- ¿Qué es?
- De tu madre -fue la única respuesta de Kilava. Después, le saludó con respeto-. Si alguna vez pasas por Mulgore no dudes en venir a visitarme, joven Asarhadón. No me cabe duda de que nos veremos pronto.
- Pero...
El joven elfo abrió la boca para contestar. ¿Qué se le había perdido a él en el territorio de los taurens? Pero antes de que pudiera replicar, Kilava ya había desaparecido.
Suspirando, Asarhadón se dirigió a casa. Esta vez nadie le habló; al ver el rostro bañado en lágrimas del joven, todos apartaban la mirada con tacto y respeto.
Sólo cuando estuvo en casa abrió la carta de Naquia.
"Hijo,
Te escribo esta carta después de un duro día de batalla con la Alianza. Hemos luchado en proporciones absolutamente demenciales. ¡Y ni siquiera respetan a los que se quedan junto al cementerio! Luego somos nosotros los malos...
Pero no era de la Alianza de lo que quería hablarte sino de ti, hijo. Aunque mantengo la esperanza, creo que no saldré viva de esta. Ya sabes que siempre fui un poco imprudente. Hoy mismo Ivette me ha tenido que sacar las castañas del fuego. Si no fuera por ella... no podría estar aquí escribiéndote esta carta.
Precisamente eso me ha decidido a hacerlo. Despedirme de ti, aunque sea por escrito. Por si algo me pasa...
Eres disciplinado, hijo, y no me cabe la menor duda de que podrías encontrar trabajo como paladín patrullando por Lunargenta, como hacía yo. O protegiendo los caminos. O...
Pero tú no eres como yo. A ti siempre te agobiaron las grandes ciudades. Y siempre te sentiste feliz cuando íbamos de excursión descubriendo nuevos lugares y acampando en pequeños poblados. Nunca te gustó demasiado lo de sanar, preferías acercarte a los pequeños reptiles que cazabas por la espalda y sorprenderlos.
Hace tiempo que tengo un pacto con el instructor de pícaros de Lunargenta. Yo le di cierta cantidad de dinero, y él a cambio prometió hacer la vista gorda sobre tu juventud. Si te interesa, creo que serías mejor pícaro que paladín.
Y quiero que salgas de nuestras tierras. Quiero que te alejes del manto protector de nuestros verdes bosques. Que te adentres en las Tierras Fantasma... que aprendas a luchar, y a sobrevivir, y a hacerte más fuerte. Si eres decidido, no te costará encontrar quien te encargue algún que otro trabajito en mitad de tus aventuras. Si cumples bien, es posible que sigan confiando en ti para las tareas pendientes. Quizá hasta puedas llegar a Terrallende, donde todo te parecerá increíblemente nuevo.
Y por encima de todo, hijo mío, quiero que defiendas el orgullo de tu raza y de tu facción. Nunca vaciles en tomar parte en la defensa de una ciudad. Nunca abandones a tus compañeros en una batalla. Conviértete en un gran luchador para la Horda.
Es todo lo que deseo, Asarhadón. Que hagas tuya esta lucha en la que yo muero. Que vivas por tu tierra, por tu orgullo, por tu gente. Por la Horda.
Te quiere y te querrá siempre, tu madre."
Asarhadón dobló cuidadosamente la carta. Ya no lloraba. Apagó las luces y se acostó. Al día siguiente, bien temprano, se dirigiría a Lunargenta para buscar al instructor de pícaros.
Y después, se echaría al campo y haría caso a los consejos de su madre. Y viviría por lo que ella había muerto.
Por la Horda.
- Nombre del jugador Me llamo Elena, aunque todo el mundo me conoce como Naru.
- De dónde eres Granada
- Más cosas Perdón por el tochaco de historia, me pongo a escribir y no paro xD Pues mi Asarhadón está ahora mismo en nivel 13, no he encontrado ningún requisito de nivel mínimo así que me he animado a presentar mi solicitud. No soy nueva en WoW, pero sí en este servidor, y definitivamente soy una total neófita en el Rol, pero me gustaría mucho aprender poco a poco. Tengo experiencia -y de hecho me encanta- en PvP y estoy dispuesta a aprender lo que haga falta y a acatar las normas.
En fin, creo que no me dejo nada, así que saludos y espero vuestra respuesta. Gracias de antemano, sea cual sea.
¡Por la Horda!
Invitado- Invitado
Re: Asarhadón
Nunca hay historia demasiado larga, ni level demasiado bajo .
A espensas de lo que digan los jefes, bienvenida . Por cierto... Elena? y llevas un elfo? . Esto si que es nuevo. Algunas de nuestras Recias tendrán algo que decirte .
Desde el exilio, un saludo.
A espensas de lo que digan los jefes, bienvenida . Por cierto... Elena? y llevas un elfo? . Esto si que es nuevo. Algunas de nuestras Recias tendrán algo que decirte .
Desde el exilio, un saludo.
Re: Asarhadón
Bienvenida a Recios!
Aqui son mas que bienvenidas cualquier historia que de un poco de vida al servidor, asi que no te preocupes. Es mas, esperamos que sigas desarrollando al personaje con mas historias de estas...
Por lo demas, me encargaré de entrevistarte personalmente antes de tu acceso, asi que agregame a la lista de amigos y mandame un privado dentro del juego para concertar hora.
No te preocupes por la primera impresion, Sche es un tanto....ironica y arisca
Un saludo
Aqui son mas que bienvenidas cualquier historia que de un poco de vida al servidor, asi que no te preocupes. Es mas, esperamos que sigas desarrollando al personaje con mas historias de estas...
Por lo demas, me encargaré de entrevistarte personalmente antes de tu acceso, asi que agregame a la lista de amigos y mandame un privado dentro del juego para concertar hora.
No te preocupes por la primera impresion, Sche es un tanto....ironica y arisca
Un saludo
Schere- Moderador
- Juego : SWtOR
Clan : Recios .... hay otro?
PJ principal : Cortez
Antigüedad : 24/09/2007
Mensajes : 2615
Edad : 46
Re: Asarhadón
Despues de tanta elfa que no lo es en realidad (el jugador es un tio), se agradece ver alguna femina que juega con un personaje masculino ^_^
Forma diplomatica de decir que ese personaje es una borde
Diakonov escribió:
No te preocupes por la primera impresion, Sche es un tanto....ironica y arisca
Forma diplomatica de decir que ese personaje es una borde
Invitado- Invitado
Re: Asarhadón
Forma diplomatica de decir que ese personaje es una borde
Pero si Schere es mu buena personaaaaaa...
Ademas admitelo....en el fondo me quereis....(pero muy en el fondo...de un puente claro... )
Schere- Moderador
- Juego : SWtOR
Clan : Recios .... hay otro?
PJ principal : Cortez
Antigüedad : 24/09/2007
Mensajes : 2615
Edad : 46
Re: Asarhadón
Visto q Presea ya esta "preñá" en el juego y no me quiere, ya tengo otra..elfo?:suspect: a la q perseguir xDDD.
Te doy la bienvenida desde Malaga
Te doy la bienvenida desde Malaga
Invitado- Invitado
Re: Asarhadón
Bienvenida al clan ^_^
Lo pasarás muy bien, de fiestuki por Azeroth
Lo pasarás muy bien, de fiestuki por Azeroth
Alendil- Machacaorcos
- Juego : Guild Wars 2
PJ principal : Alendil
Antigüedad : 21/09/2007
Mensajes : 158
Edad : 32
Re: Asarhadón
Bienvenida aunque seas un elfo¬¬ (que aficion) XDD. Es broma, espero que te sientas como en casa ^^
Invitado- Invitado
Re: Asarhadón
Varias cosas.
1.- Nunca te disculpes por una historia larga.
2.- Si dices que esto es largo, no has leído los folletines que nos gastamos algunos por aquí (la mitad de esta gente no se ha leído la historia de mis 3 hermanos, me juego el cuello xD)
3.- Ojito con Presea que se te come (y ya sabemos de qué hablo)
4.- BIENVENIDA/O.
Saludos del Viejo (cascarrabias xD)
1.- Nunca te disculpes por una historia larga.
2.- Si dices que esto es largo, no has leído los folletines que nos gastamos algunos por aquí (la mitad de esta gente no se ha leído la historia de mis 3 hermanos, me juego el cuello xD)
3.- Ojito con Presea que se te come (y ya sabemos de qué hablo)
4.- BIENVENIDA/O.
Saludos del Viejo (cascarrabias xD)
Re: Asarhadón
Urtoroth escribió:3.- Ojito con Presea que se te come (y ya sabemos de qué hablo)
EEEEHHH Que no me como a nadie, y menos de lo que tu hablas.
PRE GÜENA Cuantas veces tengo que decirlo?
Ni caso, que este Urto ultimamente chochea...
Re: Asarhadón
Por lo visto no coincidimos en horarios.....
Si algun otro oficial de escuadron contacta con el, que concrete fecha y hora para la entrevista
Si algun otro oficial de escuadron contacta con el, que concrete fecha y hora para la entrevista
Schere- Moderador
- Juego : SWtOR
Clan : Recios .... hay otro?
PJ principal : Cortez
Antigüedad : 24/09/2007
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Edad : 46
Recios :: JUEGOS :: World of Warcraft :: [WoW] Ingreso
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