Frio

El espacio, la ultima frontera…
Salpicado con miles de puntos luminosos, como si los torpes dedos del creador hubieran desparramado un bote de purpurina sobre una infinita cartulina negra…
Luminosos destellos esparcidos en la negrura, distantes, solitarios, o agrupados en galaxias y constelaciones…

Ahora, como el mejor truco de manos del mago mas grande del universo, vemos como se alza una enorme bola de fuego por el horizonte, y lo que nos parecian constelaciones y estrellas, se tornan pueblos y ciudades rebosantes de vida nocturna…
Amanece en Azeroth, pero escondamonos un poco mas del astro rey, sigamos en la cara oculta, y descendamos a ese espacio de negrura donde ni una sola estella-ciudad brilla…

Bajemos mas, hasta adentrarnos en este helado bosque de arboles milenarios…

Es de noche, y una fria y densa niebla lo cubre todo. Los sonidos, apagados y distantes, parecen provenir de todas partes… es ruido de batalla….
El entrechocar de hierro contra hierro, el sonido de los huesos partidos y los gritos ahogados inundan la bruma…
En una pequeña colina, donde la niebla no es tan espesa, se pueden ver amontonados entre la nieve los restos podridos de cadáveres, la sangre negra impregnandolo todo… ese olor a muerte enroscandose y caracoleando como si tuviera vida propia… y en medio de ese mar de destrucción, la enorme figura de un tauren, cubierto de placas… en su mano izquierda, atada con una cinta de cuero su enorme hacha ensangrentada, en su mano derecha, un escudo partido donde se puede vislumbrar el emblema de la horda… tiene la armadura cubierta de barro y sangre, mellada por varios sitios, y entre las placas de su pierna, sobresale el negro mastil de una flecha…

Sabe que esta perdido, que le estan esperando escondidos en la bruma que lo rodea…

Maldice en silencio mientras nota como el entumecimiento de la pierna se le va extendiendo…

Se arrodilla…

Su unico deseo, ahora, es que no lo dejen morir envenenado, que carguen una vez mas para llevarse a unos cuantos antes de que el veneno actue…

Malditas bestias….

De repente como concediendole su ultima voluntad, dos de ellos se avalanzan desde la bruma, nuestro Heroe se levanta rugiendo, abalanzandose contra uno de ellos, embistiendolo y devolviendolo, fracturado, a la niebla que lo habia escupido, mientras bloquea el pequeño brazo huesudo de su segundo atacante con el escudo, lo estampa contra el suelo, sin apenas detenerse en ver a que raza pertenecio, seguramente un goblin o un gnomo, ahora ya no importa, es la plaga.
Con este ultimo pensamiento le aplasta el craneo de un pisoton mientras oye otro gruñido detrás suyo… su hacha orbita y alcanza un objetivo antes de que pueda girarse del todo, cuando lo hace, contempla horrorizado el cuerpo de lo que pudiera ser un pequeño elfo partido limpiamente por la mitad, sus partes, en el suelo, no sangran sino que rezuman esa masa negra que lo impregna todo, la parte superior intenta arrastrarse por el suelo, atacarle…

De repente se oye un cuerno, y una especie de temblor sacude la bruma que lo rodea…

Es increíble, refuerzos!

Tira el maltrecho escudo y alza una pequeña caracola remachada con la que contesta…
El resonar del primer cuerno se repite ahora mucho mas cerca… lo habian conseguido! Podrian establecer aquí un campamento, una base para poder frenar la plaga, aunque solo fueran unos meses, el tiempo justo para alertar a los pueblos libres de Azeroth…

El Cuerno vuelve a sonar una vez mas, mucho mas cerca… la vista de nuestro heroe esta nublada, se arrodilla sin fuerzas, se quita el hacha lentamente, intentando desatar el nudo ensangrentado que la une a su mano con unos dedos cada vez mas torpes…
Vuelve a hacer sonar la caracola…

Y vuelve a sonar el cuerno, muy cerca de el, y muy alto…

El brazo de un orco, aferrando un cuerno cae delante de nuestro heroe, este, levanta la vista hacia la enorme mole de carne que surge de la niebla, como organico navio, y lo ultimo que oye, es la gutural risa del no-muerto que acompaña al gigante de carne sentado en su hombro….

Buena Damba.