Gevara Oso-Dormido

La luz apenas se filtraba por las ventanas de cristales rotos de aquella extraña taberna. El ir y venir de aventureros ya había dejado paso a la suave calma que se ciñe en las agotadas caras de aquellos cuya experiencia se lee en sus viejos ojos. Aquellos a los que las aventuras que les ofrece Tuercespina no son más que rutina.
Uno de estos viejos soldados reposaba recostado en su silla ante un plato medio vacio de estofado y una jarra vacía de cerveza. La poca luz que llegaba a su rincón apenas dejaba entrever su verdácea piel y pelo blanco.

Más allá de la puerta se empezó a oir un grupo de jóvenes que entre chanzas y cantos de borrachos se disponían a entrar en la taberna-barco, deseosos de gastar el oro recién ganado en tíbia cerveza.

-¿Estos jóvenes ya no respetan nada? - pensó Beogrog -¡No! ¡No puede ser! ¡Está muerto!

En ese momento los mozos atravesaron el dintel de la puerta quedando sus caras iluminadas por un haz de luz que se colaba por uno de los cristales rotos de la ventana más próxima a la puerta. Entre todos los rostros uno fue el que sorprendió a Beo, el de un Orco joven, de piel verde y pelo tintado de violeta que lucia en su oreja izquiera el inconfundible pendiente de plata, pequeño y triangular, de la casa de los Oso-Dormido.
Beogrog se levantó en un movimiento pesado pero seguro y se plantó delante de la cuadrilla de zánganos.

-¡GEVARA! - Gritó el orco con su voz fuerte e imponente.

El ronco grito apagó de golpe el jolgorio de los mequetrefes desaliñados que en silencio fueron deslizandose a la barra dejando a Gevara sólo e inmóvil ante su viejo tio.

-¡Por Thrall! ¡Se puede saber que diantres estas haciendo! - Le espetó Beo.
-Divertirme tio - Gevara miró hacia arriba con un gesto irónico - Algo que tú deberías aprender a hacer.
-Gevara - gruñó el viejo - hace cinco años que se te dió por muerto, ¿en que demonios estabas pensando? ¿por qué no te has dignado a dar señales de vida?
-No lo consideré... necesario tio - Gevara dudó un momento - no necesito a nadie y nadie me necesita a mí.
-¡¿Qué?! - Los ojos del orco se inyectaron en sangre - ¡¿Pero tú sabes que estas diciendo?! Somos los únicos supervivientes de nuestra familia, ¡tienes un legado y debes respetarlo y honrarlo!
-Calma tio, ya soy mayorcito para hacer lo que quiera.
-¡Vas a venir ahora mismo conmigo y vas a hacer lo que tienes que hacer! - Beo apenas podía ya contener su ira - ¡Vamos!
-¿Y si no qué? - Respondió Gevara en tono desafiante
-Y si no te voy a cortar esa oreja aquí mismo

En ese momento Beo echó para atrás su pierna izquierda preparandose para atacar, Gevara notó el gesto y supo que el viejo iba en serio. Cortarle la oreja en su familia equivalía al destierro, es cierto que a estas alturas eso ya daba igual, pero Gevara apreciaba su oreja de todas formas. Así que aceptó con resignación las ordenes de su tio y ambos salieron de la taberna.

//off rol

Pues que no me gusta dejar ningún personaje sin su transfondo.
Gevara es el joven sobrino de Beo, que se dió por muerto hace 4 años cuando asaltaron la caravana en la que el hermano de beo viajaba con su familia camino de Orgrimmar. Entonces tenía 15 años por lo que ahora tiene 19. Apenas un adulto y con claros síntomas de falta de madurez.

Gevara es impulsivo y poco reflexivo, de moral laxa o más bien poco formada, amante de la juerga y ante todo de su exacerbado sentido de la libertad, pero que, aunque siempre buscando motivos egoistas interiormente, en los momentos importantes hace lo que sabe que tiene que hacer. Este oculto sentido del deber creará en él luchas internas pero se ira aposentando poco a poco en su caracter gracias a la proximidad de su excesivamente rígido tio.

Buena historia ^^ me ha gustado, ademas gracias por exlplicar la personalidad de Gevara aunque todavia no me lo cruce xD