Recios - Aion - Historia

Siento el miedo en sus ojos, el desconcierto y la desesperanza hace mella en su coraje, son apenas unos pobres niños y ya están obligados a conocer los horrores de la guerra. Se apretujan entre sí intentando recuperar algo del calor que el terror les arrebata y me miran con cierto recelo
mezclado con respeto ante lo que alcanzan a comprender.

-Tranquilos pequeños, como Daeva juré proteger, al igual que todos los Asmodians que alcanzan a ser honrados con el poder de ser elegidos por Aion, a toda nuestra gente aunque nuestra vida dependa de ello.

Mis palabras no conseguían transmitirles confianza, no podían apartar de sus pensamientos el inminente ataque de los Elyos y se encontraban en una especie de trance como esperando de modo sumiso su cruel destino, me apenaba tanto que estas pobres criaturas tuvieran que creer desde tan pronto en que sus vidas iban a terminar… veía en ellos la misma mirada de impotencia al querer participar de algún modo en evitar esta masacre pero tener la certeza que no podrían rivalizar con sus enemigos ni en poder ni en experiencia… aún presas del miedo podía sentir su valor escondido tras esos rostros aterrorizados, su deseo de luchar por los suyos…

-Escuchadme todos, no debéis dejar de tener esperanza en ningún momento, todos vosotros quizá algún día crezcáis en sabiduría y fuerza necesaria para ser honrados con el don de los Daevas, –Logré captar su atención al notar sus miradas inocentes llenas de incredulidad- sí, sí, me habéis escuchado bien, cualquiera de vosotros podría convertirse perfectamente en un respetable guerrero Asmodian. Os contaré la historia de cómo llegué a ser lo que hoy veis frente a vosotros, yo en su día no fui más que una niña asustadiza como vosotros con profundos anhelos de convertirme en una gran Daeva.

Con todos los ojitos con un renovado brillo de esperanza puestos en mí comencé a relatar ese gran día que marcó un antes y un después en mi vida:




“Completa oscuridad...presión en todo mi cuerpo...mis pulmones me abrasan gritando por aire fresco...dolor...oscuridad...

Como beber agua fresca tras haber recorrido kilómetros enteros bajo un sol abrasador el aire entra por mi nariz y boca acariciándome desde el interior con su vigorizante efecto en mi adormecido cuerpo, unos sonidos que apenas puedo entender llegan a mi oído, no consigo saber ni siquiera donde estoy ni como he llegado allí. Consigo abrir un ojo e incluso la tenue luz de una antorcha se clava en mi pupila como si de una daga afilada se tratara haciendo que lo cierre de nuevo, al instante noto como algo rodea mi cabeza, el tacto me recuerda a una tela gruesa y cubre mis ojos

-"Sacad...uidado..."- me parece escuchar, luego noto como algo se apoya en mi hombro y otra voz me susurra supongo que queriendo animarme.

Como si me despellejaran y me arrancaran la carne con garras un intenso dolor se apoderó de todo mi ser y comencé a notar como una sensación global de algo húmedo y caliente al liberarme de mi prisión de piedra y hierro, mi propia sangre, empezaba a brotar y deslizarse por mi piel. Otra sensación cálida empezó a rodearme y sentía un alivio en las incontables heridas de mi cuerpo, algo o alguien estaba usando algún tipo de poder para cicatrizar todo mal de mi carne, a los pocos minutos todo terminó y no quedó ni rastro de dolor ni de aquella agradable sensación, con cierta duda aparté la venda que cubría mis ojos y poco a poco acostumbrándome de nuevo a ver observé lo que me rodeaba e intentar saber quién o quienes habían salvado mi vida.

-Descansa un poco hermana, tus heridas eran graves y tu cuerpo aún está debil. No te preocupes por el enemigo, esos cobardes Elyos han recibido su merecido por arrogantes y ya estais fuera de peligro.
-¿Qu...ué fue lo que ocurrió?.
-Un escuadrón de infiltración asaltó vuestro poblado por sorpresa cuando todo el mundo dormía, muchos murieron sin saber siquiera lo que les vino encima, acabaron con toda vida tanto de hombre, mujer y niños, devastaron todo cuanto se interpuso en su camino y hubieran conseguido exterminaros a todos de no ser por un pequeño grupo de valientes que se negaron a caer bajo el ataque enemigo, consiguieron mandar un aviso mágico a Pandaemonium para pedir ayuda e incluso resistieron durante horas hasta que las tropas de élite de nuestros Señores Shedim llegaron y exterminaron a esas ratas miserables.

-¿Quiénes fueron? - Conocía hasta la última persona del poblado y sentía una profunda curiosidad por saber los que habían sido capaces de tamaña proeza de fuerza y voluntad.
-Un pequeño grupo de jóvenes de la zona Oeste del poblado, con aspecto de rebeldes, toscos y con pintas de vivir a otro ritmo de vida y ajeno a las costumbres de los Asmodian, si no fuera por lo que han demostrado ser capaces podrían ser tachados perfectamente de despojos de la sociedad por sus costumbres tan poco comunes. Sin embargo, hay que reconocer que tienen agallas para haber aguantado tanto armados únicamente con martillos, cuchillos y espadas oxidadas.. ah y bueno... y con esa tozudez que les ha servido para permanecer en pie incluso cuando llegamos para echarles una mano, ¡ja!, deberías haberlos visto, todos juntos espalda contra espalda y las armas en alto, gritando con todas sus fuerzas cada vez que un bastardo Elyo embestía y gritando más aún al celebrar el modo que se estampaban contra su improvisada y tosca defensa.
-Los... los conozco, me sorprende muchísimo si os soy sincera, aunque nunca se metían en líos y parecían estar dispuestos a trabajar duro en lo suyo nunca daban la impresión de aceptar las viejas costumbres, siempre se juntaban en el bosque Oeste de la ciudad y organizaban reuniones de quién sabe que, todos los ancianos miraban a esos jóvenes como ovejas descarriadas... y para que mentir, incluso yo evitaba cruzarme con ellos... y ahora, supongo que les debo la vida.
-Sin duda, al crearse un foco de resistencia tan intenso los Elyos centraron su ataque en ellos, permitiendo que quienes pudieron, escaparan del poblado o que continuaran su avance destructivo quemándolo todo. Por lo que parece también, han perdido a muchos amigos y familiares con este asalto, han hablado con diferentes Daeva para informarse sobre crear un grupo independiente de resistencia, incluso han pedido audiencia con el mismo Zikel para unirse a la causa y ser merecedores de convertirse en Daevas también, algo atrevido a mi modo de ver proviniendo de plebeyos como ellos pero viendo su convicción y determinación quién sabe si puede que lo consigan.

-¡¡¡Sangre por sangre!!!- se escuchó no muy lejos proveniente de uno de esos jóvenes que miraban hacia mí, comenzaron entonces a aproximarse y tras erguirse frente a mí el que parecía el cabecilla habló con voz firme.
-Hermana, nos alegra que consiguierais sobrevivir a esta masacre sin sentido y nos gustaría recibir vuestro apoyo para poder seguir defendiendo con orgullo y honor a todos cuanto lo necesiten cuando nos presentemos ante Zikel y el resto de los respetables Señores Shedim. Nuestras voces ahora deben alzarse al cielo más que nunca y dar a entender a nuestro enemigo que no caeremos sin luchar hasta el final, ¿nos ayudareis hermana?
-Por... por supuesto, mucho se ha perdido aquí y vuestra causa es justa, os apoyaré e incluso ahora que lo he perdido todo, desearía luchar junto a vosotros, por nuestra libertad, por nuestro honor y por el bien de los nuestros.
-Entonces venid con nosotros, el momento de superar nuestros miedos ha llegado, no habrá ningún día más en el que nos escondamos de los traicioneros Elyos o los despiadados Draken.
-Así sea... aunque, una cosa más, ¿cómo os debo llamar? mi nombre es..
-Desde hoy todos somos uno, una fuerza homogénea e imparable, una comunidad de ideales y valores escudados en nuestro bien hacer y armados con nuestro valor... podeis llamarnos y llamaros Recios...”




Una creciente sensación de regocijo empezó a embargarme al contemplar sus ojos, cuyo brillo de admiración inicial se convertía en fuerte esperanza, sabían que podían resistir, luchar, vencer… habían dejado de un lado el miedo o al menos ya no era el rasgo común que expresaban, sus cuerpos ya no estaban encogidos por la inminente e inevitable batalla que se cernía sobre todos nosotros e incluso algunos se habían levantado animados por ese nuevo sentimiento que les motivaba ahora.

Se los veía unidos, ya no como un grupo de refugiados que buscan el modo de esconderse y evitar el dolor, me transmitían la misma confianza en sus miradas que aquellos rebeldes cuando se fijaron en mí. Podía notar ahora sus verdaderas esencias, poseían el espíritu, el valor y las ganas de aguantar todo cuanto les amenazara… comprendí que estaban hechos de la madera necesaria para ser Recios. Se levantaron todos de repente y con una voz fusionada y reforzada por el coraje gritaron con fuerza.

-¡¡¡¡¡Sangre por Sangre!!!!!....
-¡Al turrón!- Escuché de una de las voces del fondo y todos reímos juntos sin ya tener una pizca de miedo en nuestros corazones.

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