[Fanfic] Scila, terrores nocturnos

De como Scila conoció a Torrezno ("La extraña pareja").

Esta historia es anterior a la entrada de Scila en La Academia y posterior a los acontecimientos narrados en la intro de Torrezno.

-Tócate los güevos, mariloli. El hijo de mi madre atendiendo a un aviso de un montruo gigante de color rosa con tentáculos, ja!. La peña deberia dejá de vé mierda en la tele o se les va a derretí la lumbrera. - Bromeaba para si mismo Torrezno mientras sobrevolaba la zona que le habia sido asignada y recordaba el mensaje de alerta que les habia llegado a Los Recios.

-Y el arrugao del viejo va y me señala a mi, ¿sabes? La sala llenica, tós tocándose los güevos y vuelvo yo de mear y me toca. Que no había otro, me cagontó. Po hala, que el Torrezno se dedique a cazá mostruos maricones gigantes, que no tié na mejó que hacé... ¿no te jode el viejo arrugao'?

Mientras sigue refunfuñando y escuchando como su mp3 cambia entre la seleccion aleatoria de un exito de los Beach Boys a una pieza de Zarzuela se
percata que en su muñeca brilla intermitentemente el testigo de alerta
recibida.
- ¡Cagonmistampa!, la madera tiene problemas por aquí cerca y yo reventando nubes con la punta'l cimbrel. Ayudarles me hace menos q'el Fary versionando Metallica, pero bueno. To' sea por la casta... -

El cuerpo compacto de Torrezno gira en el aire y se orienta hacia el punto que su gps le indica mientras intenta guardar los cascos y proteger el mp3 en algun lugar seguro en caso de un mas que posible enfrentamiento.
Desciende cerca de una joyeria donde unos policias parecen ignorar su
aproximacion mientras miran embobados en direccion contraria al
establecimiento.
Apaga el aura de fuego que le rodea durante el vuelo para no chamuscar a los agentes y se acerca para preguntarles.
- Yahtoy aquí porque he venío. ¿Qué tripa s'os ha roto, agentes? - pregunta sin obtener respuesta. Agita la mano delante de los policias mientras insiste. - ¿Ya vais así de coca y no son más que las once?. ¡Eo!. ¿ que si les puedo ayudá en algo?

La unica respuesta es una mano de policia que apunta hacia un edificio cercano.
- Aiba la puta. ¡Que l'arrugao y el de la llamaíca tenían razón!
Y mientras Torrezno acompaña a los agentes en su ensimismamiento una gran criatura metalica y de piel rosada huye saltando de edificio en edificio con un
saco lleno de joyas. En su rostro unos tentaculos ocupan el lugar que deberia ocupar la boca.

Orfelinato de Nuestra Señora de la Concordia.
En el pequeño despacho de direccion donde la Madre Superiora realiza las funciones administrativas del orfanato la reunion con los representantes del
ayuntamiento no esta desarrollandose como se esperaba.
Un grupo de jovenes escucha en completo silencio desde el pasillo al grupo de
adultos que parece estar decidiendo su futuro.
- El señor no ve con buenos ojos el espiar las conversaciones de los adultos, pequeños.
La voz de la hermana Rosa Maria sobresalta a los huerfanos quienes se giran avergonzados hacia la monja que les ha reprendido su actitud.
Esta, se arrodilla frente a ellos para hablarles mientras les mira directamente a los ojos.
- Todos estamos inquietos, pero el señor es sabio y cuida de sus hijos. - Comenta con una sonrisa tranquilizadora. - Volved a la cama. Mañana tenemos muchas cosas que hacer y luego os quejareis de que no habeis dormido lo suficiente.
- Si hermana Rosa Maria. - Contestan los pequeños mientras se alejan por el pasillo con los animos renovados.
La novicia sigue a los jovenes con la mirada y les acompaña desde lejos hasta sus habitaciones. Una vez que se asegura de que se han acostado apaga las luces y regresa al ala de administracion mientras musita para si misma: - El señor proveera... pero el verdadero creyente sabe que hay que trabajar duro... no podemos esperar con los brazos cruzados, ¿verdad señor? - Pregunta al aire
mientras realiza una reverencia delante de un crucifijo.

- Por mis muelas que no vuelvo a dejar que un bicho rosa gigante se me vuelva a escapar con la pasta de un atraco delante de mis cojones. Por estas. - Y sella el juramento besandose el indice apretado contra el pulgar de su mano derecha, tras lo cual el aura de fuego restalla instantes antes de que Torrezno comience a surcar los aires.
- Un puto chopito de tamaño familiar robando bancos y riendose de mi. Manda
güevos. Como lo pille lo churrasco y me lo como al ajillo.

Los juramentos y maldiciones continuan durante casi 20 minutos hasta que una
familiar señal de alerta informa al Recio de que su ayuda se precisa en un lugar cercano.
- A por la semilla marica der putulu!!

En apenas unos minutos Torrezno llega al lugar de la alerta. Unos agentes
especiales de intervencion equipados con armaduras de potencia disparan sus armas contra una forma rocosa arrinconada. Los familiares tentaculos rosas en la boca no dejan lugar a dudas, es la misma criatura, aunque por algun motivo no es exactamente igual.
- Copón...es como que el mismo, pero como que no. Será un met... mat... matamfórmico de esos, o llevaria una armadura...bueh, me la suda. - Y negandose a contemplar otras opciones el heroe desciende en picado sobrepasando a los agentes e impactando con la criatura de pleno.

El choque lanza a ambos contendientes contra el muro y ahi comienzan un desatado intercambio de golpes, la enorme criatura petrea contra el compacto heroe igneo, pero la diferencia de tamaño no parece suponer una diferencia.
Los agentes blindados detienen sus disparos ante la llegada del heroe de los
Recios, pero mantienen su posicion atentos al momento en el que puedan volver a intervenir, pero no tan atentos como para darse cuenta que el combate esta desequilibrando las estructuras cercanas y un enorme tanque de agua demasiado antiguo para sorportar este tipo de encuentros ha perdido sujeccion y se precipita al vacio sobre ellos.
Torrezno continua golpeando a su enemigo especialmente cuando este se aleja de la pared donde le tiene arrinconado aprovechando su ventaja de tamaño y se
acerca a los dos guardias.
- Maderos, salid de aqui, cohoná!! - Pero en un exceso de valor por parte de los agentes estos plantan cara al gigante rosado y le disparan todo su arsenal.

La criatura muestra signos de sentir el impacto de las armas, pero ni eso ni los golpes en las piernas de Torrezno parecen hacerle desistir en su avance hasta
llegar al punto donde los guardias esperan parepetados tras los coches patrulla. Una enorme sombra cinco veces mas grande que cualquiera de los agentes extiende sus brazos y por un momento los guardias dejan de disparar y optan por cubrirse, pero el golpe no llega, en lugar de ello una enorme masa cae sobre el gigante, un sonido de madera quebrandose y un monton de agua liberada siguen en rapida secuencia.

-¡¡¡Macagonlap...!!!- En el suelo, un empapado Torrezno intenta descubrir que acaba de pasar y como ha terminado sentado sobre su trasero y lleno de agua.

Delante de él, los policias presentan un espectaculo similar dentro de sus armaduras. Y a su alrededor solo hay montones de cachos de madera, como si un tanque de agua de esos que suelen verse sobre algunos edificios como reserva de agua se hubiera precipitado al suelo cerca de ellos.
De nuevo la criatura se aleja saltando. Esta vez se pueden apreciar algunos pedazos de madera clavados en su espalda, asi como numerosas heridas.

La noche es un momento de tranquilidad en el orfelinato, solo interrumpido a veces por los cuchicheos y las risillas apagadas de las conversaciones a escondidas. O suele serlo cuando no hay impactos de objetos de gran tamaño contra los muros del edificio con el consiguiente caos de cristales, ladrillos y otros materiales saltando por todas partes. Precisamente lo que acaba de ocurrir en estos momentos. Normal, por lo tanto, que todo el mundo se encuentre desorientado ante semejante escandalo.

En el ala de dormitorios, donde se ha producido el desastre, los pequeños corren aterrorizados alejandose de la polvareda.
Mientras el personal del orfelinato acude rapidamente para averiguar que ha ocurrido y ayudar a los huerfanos que alli descansaban.

Varias monjas y un par de bedeles socorren a los mas pequeños, mientras la
hermana Rosa Maria contemple el monton de escombros sobre la cama de una
de los mas mayores, justo delante del agujero. La novicia corre hacia el lugar desesperadamente para intentar ayudar al joven, pero por mas que aparta cascotes no aparece el menor rastro de ningun cuerpo. Con lagrimas en los ojos y los dedos en carne viva continua buscando solo para escuchar por encima del ruido que ella misma produce una debil tos justo detras de ella. Rapidamente se gira y apollado en la pared contraria el joven al que buscaba esta intentando incorporarse.

- ¡Alabado sea el Señor, Denis!! - Exclama la monja mientras intenta ayudar
al joven a sentarse en una cama cercana. - ¿Estas bien? - Pregunta aun a pesar de lo innecesario de la cuestion pues el joven muestra heridas mas que evidentes en la cara, los brazos y -especialmente- en la espalda.

El joven Leclerc tose de nuevo y mira fijamente al hueco en la pared a traves del cual puede verse la ciudad y, cruzando el cielo nocturno, una figura envuelta en llamas.
- Estos superheroes y sus jueguecitos. Nunca piensan en quien puede salir herido. Son mas peligrosos que los malvados a los que dicen perseguir. - Critica la novicia al ver la figura en el cielo. - ¿Puedes moverte?, vamos a la enfermeria...

Mas de una semana pasó hasta la siguiente vez que Torrezno se volvió a encontrar con el monstruo rosado. Mas de una semana rumiando sobre lo
ocurrido y el comportamiento de la criatura. Demasiado tiempo para recordar su propio pasado... sus errores.
Algo se habia revuelto en el estomago de Torrezno, y no parecia probable que fuera el bocadillo de jamón del tamaño de su brazo...o de los dos botes de pepinillos y cebolletas, mas bien un sentimiento, un reconocimiento.

Torrezno estaba convencido de que esa criatura en el fondo no era un delincuente, es mas, estaba seguro de que algo le estaba obligando a actuar de ese modo pero en realidad no era algo que le gustara. Y si algo sabia en este mundo era sobre las consecuencias de ese tipo de acciones.

Asi pues, llevaba varios dias visitando los diferentes bancos de la ciudad y patrullando sus cercanias. Esperando.
Los ladrones involuntarios movidos por alguna necesidad externa no son tan metodicos ni cuidadosos como los verdaderos criminales. Lo sabia muy bien... demasiado bien.

Habian pasado ya demasiados dias y Torrezno empezaba a pensar que quizas se
hubiera equivocado cuando la familiar señal de alarma le informo de nuevo de un atraco. Las palabras monstruo y rosa fueron todo lo que necesito para saber que la espera habia merecido la pena. No sabia que es lo que llevaba a ese bicho a actuar de ese modo, pero si en realidad era -como sospechaba- una buena persona en el fondo, el día no iba a terminar sin tener unas palabritas con el susodicho.

- ¿Asi que esos Recios pueden ayudarme a conseguir el dinero que necesito para el Orfanato?
- Po'claro que si, pulpillo - asintio Torrezno - Ademá que podras utilizar tus poderes pa algo mejor que ser un amigo de lo ajeno, tú ya m'entiendes. Y no sabes ná de lo tranquilico que sobas sabiendo que la pasma ya no anda detras de ti.

- Si, claro... eso tambien - Comentaba el monstruo rosa no muy convencido.

El superheroe español y el monstruo rosado conversaban sobre el tejado del banco. La criatura se puso en pie, dispuesta a irse.

- ¿Tonces qué, bisho, te pasaras por las oficinas de Recios Inc.? - preguntó mientras ofrecia la mano amistosamente.

El gigante rosado se paró por un momento, y lentamente se giro hasta encararse al superheroe español.
Por unos instantes permaneció ahi plantado mirando la mano que le ofrecia
Torrezno y finalmente tomó una decision.

La mole de musculos comenzo a encogerse y cambiar, adoptando una forma mucho mas familiar e inocente. La del joven Denis.

- Scila, mi nombre es Scila - comentó mientras finalmente le apretaba la mano.
- ¿Scila?, eh?. Bueno, entonces a mi pués llamarme Torrezno. Y creo que te puedo recomendar algo mejor que Recios Inc.