cataclismo

El revuelo era enorme, todos corrían como pollos sin cabeza. Los oráculos vaticinaban un caos por venir, el despertar de un mal que abriría cicatrices en la tierra. Pero nadie vaticinó que en el mismo seno de Recios se produjese uno.
-Qué pasa? - inquirió Silfid al ver el revuelo
Sergestus que pasaba por allí le contestó a la carrera, casi sin detenerse: -el Prætor se ha ido sin decir nada... bueno si ha dicho, o mejor, ha escrito. En la puerta ha tachado su nombre y escrito el tuyo debajo, parece que con su hacha por cierto.

Silfid se puso a caminar junto al elfo mientras recordaba.

*bruma*
- Estoy cansado Silfid, me voy a ir y te voy a dejar a ti al mando.
El viejo orco apuraba una jarra de cerveza mientras miraba a la elfa.
- Vaya, no sé yo si estaré a la altura, si lo merezco, o si todos estarán de acuerdo.
- No confio en nadie más.
- bueno bueno, ya habrá tiempo.
*vuelta a la realidad *

No hacía mucho de esa conversación.
- Así que al final lo ha hecho.
- ¿cómo dices? - Sergestus miró extrañado a Silfid.
- Nada nada, vamos, reunamos a todos. Creo que es un asunto que a todos nos concierne y algo habrá que hacer.

Strom dormía placidamente en sus aposentos de Sentencia, cuando un escandalo plagado de voces y carreras la desperto de golpe. Al mirar hacia la puerta pudo ver como Jenna y Aeshah la miraban, tras haberla calcinado la primera de ellas.

- Os ruego disculpeis a mi hermana, cuando se preocupa o se enfurece tiende a dejarse llevar demasiado por la magia. Yo misma reparare la puerta si fuese necesario, chamana.

- No te preocupez...ez un formalizmo...aqui la gente entra y zale ziempre por donde quiere y como quiere...azi que...una puerta maz o menoz no ze notara.

Mientras, Jenna seguia en un estado "catatonico" por llamarlo de algun modo, sin mediar palabra alguna y con gesto de confusion, enfado y tristeza...todo a la vez.

- Oye...y a ezta que le paza¿? Hay mucho revuelo por lo que he podido ezcuchah...y no ez normal eza cara en tu hermana

- Por eso hemos venido ambas....al margen de para que no le prenda fuego a todo esto en algun ataque de los suyos...

- Puez debe zer gordo...diria que nunca la vi azi...ni ziquiera cuando el cazador eze verde ze mete con ella...
- Cierto, no suele perder nunca los nervios, pero esto tiene cierta gravedad, querida. Por si tienes una reaccion similar...te lo contare antes de reunirnos en la sala habitual: el pretor ha renunciado, por decirlo de algun modo...esta en el tablon...y debajo figura otro nombre...

Strom abrio los ojos como platos ante lo que la servidora de la luz le habia dicho, quedando casi en el mismo estado en el que se encontraba la maga.
Por suerte para Aeshah, la trolesa reacciono mucho antes que su hermana de la impresion, aunque igualmente de una forma levemente violenta.
Antes de que se diera cuenta...aquella habitacion estaba levemente arrasada y aun ardiendo. Por suerte para ella y gracias a sus conocimientos en la senda de la luz, estaban en buenas condiciones las tres.

- Ehm - empezo a decir dubitativa Jenna, recuperada de su shock - Aeshah...le has dicho a Strom que...
- Si claro, no podia arriesgarme a que reaccionara como tu, quemando media casa de un suspiro en la sala de reuniones...que bastante tenemos ya por solucionar.
- Disculpame hermana por no haber estado en condiciones...con un encantamiento hubiese bastado para que no lo tomase de este modo.

La maga hizo una pausa, respiro hondo y comenzo a pronunciar unas palabras. Ante eso, su hermana reacciono cubriendose con su escudo todo lo que pudo.
Instantes mas tarde, la habitacion no tenia el menor rastro de fuego y Strom se encontraba literalmente congelada.

- Ve con el resto a la sala, iremos enseguida - ordeno Jenna a su hermana menor

Aeshah asintio y salio apresuradamente de la habitacion en direccion a la sala de juntas.
Jenna toco levemente a Strom, que se descongelo al instante clavandole la mirada para posteriormente caer en sus brazos.
- Lo se pequeña, pero no te preocupes...todo se arreglara... -comenzo a decir mientras consolaba a la trolesa- calmate, pronto tendremos una reunion.

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[quizas me extendi un poco...pero se ve que hoy estoy creativa xD]

La puerta de la mazmorra se abrió lentamente, el pequeño diablillo entro asustado a los aposentos de su señora, últimamente no estaba de muy buen humor, y la noticia que tenía que darle a lo mejor despertaba su ira…

- Mi señora
- Azham ¿Qué es todo ese ruido? Ni siquiera puedo escuchar mis propios pensamientos…
- Señora, hay nuevas en el gran salón- el diablillo se encogió un poco al notar la mirada de su ama fija en él
- ¡¡¡Vamos!!!! ¡¡¡No te quedes callado!!! ¡¡¡HABLA!!!
- Mi señora, el orco grande, el jefe, al parecer se ha marchado… - el diablillo se escondió detrás de sus diminutos brazos esperando la bola de fuego que lo matara… lo único que se escucho fue la espantosa risa de la bruja
- ¡¡¡¡Vaya!!!! Así que al final el viejo orco se ha marchado… espero que tenga mucha suerte haya donde vaya y que por fin encuentre lo que estaba buscando – La bruja chasqueo la lengua en su paladar - echare de menos a ese viejo gruñón… ¿ha dejado alguna nota? ¿algún sucesor?
- Sí, mi señora, a una elfa… rubia, siempre lleva un pequeño huargo al lado, que por cierto, siempre me muerde, debe de pensar que soy comida o algo así…
- Así que el marrón ha caído sobre esa elfa engreída…“Los Recios de Silfid”... No suena mal, me gusta, creo que el viejo gruñón ha hecho una buena elección.



Akaii soltó el libro que llevaba en las manos encima de un montón de cráneos y pensativa, miro el cielo


– Ha cambiado el viento de nuevo, es hora de renovarse,vuelvo a oler a sangre, nuevos enemigos se acercan y con ello nuevas guerras que deberemos de lidiar. Silfid es una gran guerrera, sabrá manejarnos para que nos mantengamos unidos…- Akaii se acercaa la puerta despacio, y aun pensativa, coge su capa – Vamos Azham, debemos presentarle nuestros respetos a la nueva jefa… preveo que aun nos aguardan más sorpresas…. Y cambios…


El pequeño diablillo, salió haciendo piruetas detrás de su ama, pensando aun en sus palabras que no llegaba a comprender del todo…

*A paso ligero y aún confuso por la afirmación de la recién nombrada canciller de la hermandad, Sergestus se dirige a la Sala del Consejo, en la cual sus paredes han escuchado incontables historias que cuentan todas las Crónicas de Recios hasta ahora. Después de escuchar la noticia supo reconocer al instante el motivo de esa extraña y molesta sensación que la Luz Sagrada le había estado transmitiendo durante un tiempo*
-Lady Silfid, ¿Se conoce el motivo de esta decisión?, ¿quizá le aflija algún mal o enfermedad?, no puedo sino confesar que me sorprende esta situación.

*Ataviada con su pesada armadura y dando señales de fatiga por lo que seguramente haya sido un dia largo para ella, me respondió de forma algo tajante y con pocas ganas de hablar*
-El motivo creo que ahora mismo es lo que menos debe importarnos, conocemos al viejo Praetor, sabemos que cuando toma una decisión es complicado que cambie de opinión y lo que más importa ahora es que esto no se convierta en ningún caos, hay que llevar la situación con extrema delicadeza.

(Toda la delicadeza que puede caracterizar a un Recio sí... pensó hacía sus adentros el caballero)
-Bien, esperaremos a que todo el mundo llegue y daremos comienzo a esta asamblea extraordinaria... que la Luz Sagrada nos guíe y nos haga hablar bañados por su inifita sabiduría y paciencia.

-Si compañera Recia, la Luz Sagrada nos iluminará en estos momentos sombríos... además, como cualquier Recio es conocedor, sabemos que siempre podemos contar con la espada si alguien aprovecha la situación y se debe "reprender" alguna lengua más larga de lo que merece la situación *El caballero guiñó con picardía a la elfa*

-*Con una mirada de reojo cargada de reproche la elfa sentenció* Tengamos nuestras hojas bien guardadas en sus fundas, esto requiere diálogo y no sangre.

*Un sonoro suspiro salió de la garganta de Sergestus acompañado de una sonrisa*
-Vamos Silfid, no estés tan tensa, sólo bromeaba un poco para que dejaras de apretar los dientes de ese modo, quería evitar que me sacaras un ojo al saltarte un diente. Sin duda podemos estar orgullosos de los miembros de esta hermandad, encontraremos el modo de evitar cualquier posible problema y conseguiremos llegar a una resolución que convenza a todos.

*Casi de modo imperceptible, la elfa dejó escapar un leve suspiro para acto seguido coger de nuevo aire. Los demás se acercaban con la máscara de la incertidumbre en sus rostros*

En algun lugar perdido de Azeroth las energias demoniacas destelleaban en torno a un pequeño portal amenazando con descontrolarse.
Un brujo luchaba por estabilizar el ritual mientras cerca de él un pequeño coro de voces se unian en la ceremonia.
El portal variaba rapidamente de tamaño y el ambiente estaba cargado de energia. Los animales menores hacia tiempo que habian huido a lugares mas tranquilos.
Con un pequeño estallido anticlimatico el portal desapareció sin dejar rastro de su anterior existencia antinatural. En su lugar una enorme figura acorazada respiraba entrecortadamente.
El orco, pues habia un orco debajo de todo aquel metal, miró a su alrededor deteniendose a juzgar a aquellos que habian realizado el ritual uno por uno. Cuando decidió que no habia peligro dejó que su hacha reposara de nuevo en su espalda.

- Dorian, sigo odiando estos portales. Mi dragona me habria traido sin tanto espectaculo de luces.
- Bueno, viejo, miralo por el lado positivo, al menos esta vez no te he llevado a un poblado hostil. - Bromeo el sindorei.
El orco gruño una respuesta que los presentes interpretaron como una sonrisa de complicidad.
- Aka’Magosh, viejo amigo.- Respondió el brujo poniendo su mano sobre el hombro del orco. - Si hubieramos tenido tiempo sabes que te habria ahorrado este trance.
- Lok-Tar Ogar, no habria aceptado si no te conociera. Se que es urgente. - Y respondiendo al gesto del elfo el orco tambien poso su mano amogablemente sobre el hombro del elfo.
- Tan gruñon como siempre, Urtoroth.- Afirmo una sacerdotisa Sindorei que unos momentos antes habia estado ayudando en el ritual.
- Siempre, Naia. - Respondio el orco y saludo a la elfa con un abrazo que hacia que esta pareciera ridicula entre sus grandes brazos.
- Y las pequeñas?, hace mucho que no las veo. - Pregunto el guerrero.
- Zoe nos ha ayudado con el ritual.- Comento Dorian dirigiendose a la segunda sacerdotisa que les habia ayudado con el portal. - Hubiera sido imposible dejarla en casa.- Ante lo cual la joven sacerdotisa sonrio traviesa. - Noa no ha tenido mas remedio que quedarse en Lunargenta.
Y mientras el orco saludaba a la pequeña Dorian continuó.
- En cualquier caso, no creo que hayas venido para ver a mi familia, verdad?
- No, evidentemente no. Esta todo listo?
- Por supuesto.- Respondió Naia.
- Que le has dicho a los Recios?
- Nada.
- Nada? - Respondio sorprendido el arcanista.
- No. No era el momento. Quizas mas adelante.
- No creo que les haya gustado.
- Puede que no, Naia, pero son Recios. Saldran adelante.

Los elfos asintieron y el pequeño grupo se dispuso a partir.

- Y los demas?. - Pregunto el orco.
- Ya vendran...

Un profundo bosque de hoja caduca, que ya empezaba a amarillear, despertaba silenciosamente de la tranquilidad de la noche conforme los seres que lo habitaban comenzaban a moverse. Un bosque cuya linde llegaba hasta las orilas poco profundas de un río que corría rápido; deslizándose por el paisaje y cayendo violentamente por saltos de agua de considerable altura.

Un bosque situado en tierras salvajes, apenas pobladas. Remansos de vida donde el corazón de la naturaleza seguía latiendo de acuerdo a sus propias normas y donde los estragos de la guerra no habían llegado aún o donde ya habían sido olvidados y borradas sus cicatrices.

Allí, a la orilla del río, en la cima de uno de los saltos de agua, la figura encorvada de un tauren ya anciano se apoyaba sobre un bastón.
Miraba el tauren hacia el cielo rojizo del amanecer y junto a él permanecía sentado un gran lobo de pelo gris; casi plateado que observaba los alrededores con mirada vigilante.

Varios animales se acercaron al río a saciar su sed y pasaron junto a tauren y lobo sin inmutarse. Sin temer nada.
La figura, aunque parecía darse cuenta de que estaban allí, apenas se movía lo justo para observarlos y había algo en el lobo que demostraba que no les atacaría sin provocación.

-La nueva estación empieza, viejo amigo. La tierra cambia. La naturaleza cambia.- dijo el tauren con voz cansada y algo rota.

El lobo movió las orejas, como si además de escuchar a su compañero, intentara escuchar algo y al cabo de unos segundos, el valle se inundó con el sonido de un profundo aullido. Un aullido que provenía de las montañas. De los lobos de las nieves perpetuas. De lobos gélidos.

El viento fresco de la mañana arrancó de los árboles algunas hojas que ya empezaban a amarillear y que cayeron mansamente a los pies de la figura.

-...y las gentes... también cambian.-

El tauren movió su bastón, señalando una dirección y echó a caminar con un pequeño gruñido de cansancio o de esfuerzo.

-Vamos viejo... tenemos que ver esos cambios...-

Y con un gruñido parecido al del tauren, el lobo se incorporó y caminó junto al tauren.

- Será la primera vez que lo haga, pero os voy a poner en vuestro sitio, jovencito- murmuró el orco entre los colmillos amarillentos.- He dicho que no quedaré a las órdenes de ese jumento imberbe indisciplinado sediento de sangre. Si la finalidad de la Horda es machacar a la Alianza iré camino de Stormwind a por el mismísimo Varian y que sean ellos los que decidan.

Thrall se frotó la cara con ambas manos:

- Joder que eres cabezota, Viejo- se levantó de su asiento y caminó hasta estar a su lado.- Está bien, está bien. Sea. Prepara el petate y habla con tu gente. No puedes dejar descabezado a uno de los mejores y más durarderos batallones que he tenido en el frente.
- Ya están enterados. Se bastan y sobran solitos.
- Así que ¿habías decidido antes de hablar conmigo?

Urtoroth asintió orgulloso.

- Los Lobopálido preguntamos pocas veces y menos pedimos permiso- respondió.- Preferimos pedir disculpas con nuestras manos- observó sus manos palmas hacia arriba con tristeza.
- Y, ¿cómo lo hacen los Recios?
- Depende. Los rogues a veces lo hacen por detrás, pero los demás siempre a la cara.

Thrall rió con fuerza.

- No sé si es asqueroso, risible o qué- concluyó el chamán secándose una furtiva lágrima.
- Bueno, algunos dirian que es malo a secas.
- Preparémonos pues. Hay que partir hacia el Maelstrom y no hay tiempo que perder. ¿Queda algo por hacer?
- No- dijo Urtoroth despojándose del tabardo de Recios y dejándolo sobre una silla-. Esta todo acabado.

Un reflejo rojizo destacaba en la habitación, donde el fuego de la pequeña lumbre iluminaba el rostro, y las ropas de la única persona de aquel recinto, y de su pequeña mascota, su rostro reflejaba tristeza, resignación, y un pequeño ápice de añoranza

- Muchas lunas hemos compartido, muchas batallas, ganadas y perdidas, muchos recuerdos. Espero que te vaya bien en tu camino. Realmente lo espero. Adiós viejo Orco....allá a donde tus pasos te lleven. Mientras tanto, los que nos quedamos intentaremos que lo que empezasteis los que ya no estáis, siga siendo igual que cuando estabais.

- Salud!

La copa de vino, después de un rápido brindis, acabó estrellada contra la chimenea, provocando un estallido de ascuas, al tiempo que, del frío rostro de Scherezade, una lágrima rompía su eterna máscara de aislamiento

- Damba... estas?

La voz siseante de Akaii precedio su entrada en la habitacion donde solia descansar Damba, nunca llamaba, hacia tiempo que todos habian desistido de pillar a Damba por sorpresa...

- Venga no te escondas, tenemos que prepararnos, Silfid dice que tenemos que... Damba?

Mientras hablaba, su mirada se poso sobre el catre de Damba, sobre este, habia un pequeño fardo de tela blanca y junto a este, reposaba un sobre con el nombre de Akaii escrito. Con un estremecimiento Akaii cogio el sobre, y al abrirlo cayo otro sobre mas pequeño, y una hoja en blanco con una sola palabra escrita en el borde... Fuego.

Akaii sonrio, hacia tiempo, Damba le conto como si fuera el mayor de los secretos, la tecnica de la tinta invisible... Akaii a duras penas habia podido contenerse la risa, pero al verle el brillo inocente en sus ojos habia permanecido interesada mientras el le "enseñaba" uno de sus secretos...

En realidad la tecnica era muy simple para cualquier alquimista, bastaba con escribir sobre un papel blanco el mensaje deseado con zumo de limon, luego, acercando el papel a una fuente de calor, como una vela, el acido reaccionaba volviendose oscuro y el mensaje se materializaba por "arte de magia"... un juego de niños pequeños, pero que Damba atesoraba con tanto mimo como el uso de los venenos...

Sin dudarlo, acerco el grueso papel a la llama de la chimenea, seguramente conociendo a Damba, seria un torpe dibujo, o un par de palabras mal escritas, pero conforme el papel se iba calentando, los dedos se le entumecian del frio, y su semblante, entre sorprendida y aterrorizada, colgaba en una muestra de incredulidad...


Akaii,

Muchas lunas han pasado desde que nos conocimos, y eres tu, entre los Recios que en esta casa nos encontramos, a la que quiero explicar la verdad, el otro sobre contiene una carta que puedes hacer publica si lo crees correcto, pero este mensaje es solo para ti.

Antes de seguir escribiendo, ruego que perdones este engaño que durante tanto tiempo he mantenido, pocos son los que me conocen realmente, y asi tenia que ser, pero quiero que al menos uno de los Recios que se quedan sepa la verdad... es ... muy importante para mi.

Como ves, la realidad dista mucho de lo que os tengo acostumbrados, ni soy tan simple, ni por desgracia tan inocente, pero esta mascara de simpleza ha sido necesaria hasta hoy.

Me voy, he cumplido mi mision en Recios, durante todos estos años, he sido un miembro de La Mano Destrozada, fui destinado a esta hermandad con la mision de informar de la primera linea de batalla, y de ayudar en lo posible a las tropas de elite de Thrall, vosotros. Pero ahora que Thrall va a abandonar Orgrimmar, y que los trolls ya no somos bienvenidos, mis quehaceres aqui, entre mis hermanos, han llegado a su fin...
Mi mision, ahora me lleva por otros derroteros, derroteros oscuros que no pienso tomar con este tabardo, por que significa mucho mas de lo que puedo llegar a comprender en vida, y seguro que sigue grabado en mi alma tras mi muerte.

Por favor, no quiero que pienses que os abandono, os llevare a todos siempre conmigo, e intentare velar por vosotros desde las sombras.

Recio una vez...
D.


Akaii solto el papel en el momento que este empezaba a arder, culpandose por el descuido intento cogerlo al vuelo, pero solo consiguio empujarlo a las llamas donde ardio rapidamente. Casi al instante, el recuerdo del susurro de una risa floto entre sus cabellos meciendolos como si una invisible mano los tocase...

Aturdida, se sento en la camastro y tendio la mano hacia el fardo de tela, que se desenvolvio dejando a la vista el escudo de Recios del tabardo de Damba, y en medio de este, Una pequeña "Raspa Limpia"

Akaii sonrio sin comprender... Damba y sus trastos... cuando salia de la habitacion, impactada por la noticia, reparo en el otro sobre, que tenia escrito Recios, se volvio y lo habrio con tanta fuerza que casi lo rompe...
Dentro, escrita con una caligrafia propia de un niño de 9 años, y con tantas faltas de ortografia que habrian hecho llorar a cualquiera que supiera leer habia una carta mucho mas corta

Pa Recios:

El orco viejo se a ido, yo marcho a ingadar indagir a azer preguntas pa tener respuestas.

Si alguno llora yo rio desde lejios.

os quiero pero marcho sin tabardo pa que no sepan quien soy.

no se si no volvere

os quiero

a Sergetus no

Postrada: Silfid te he rompido la cosa esta pa escribir, tenias dos, me llebo esta por si tengo que bolver a escribir, o a rascarme la nariz. No pasa nada por que eres aora la jefa y tendras muchas plumas, pero yo voy a por el jefe o algo.

Adios

Akaii intento reprimir una sonrisa, Damba se habia marchado, revelandole un secreto increible, el Praetor se habia marchado dejando a cargo a Silfid, tenia los nervios a flor de piel y tenia ganas de llorar y sin embargo... no podia quitarse de la cabeza la cara que pondria Silfid o Sergestus al leer la carta de Damba....

Si, ese era el Damba que queria recordar, que todos tenian que recordar, trastero y torpe, y siempre risueño.

Enterrando sus sentimientos a la espera de cruzarse algun dia con el y decirle cuatro cosas, aferro el sucio papel con el mensaje de Damba miro a la chimenea por ultima vez, y salio al encuentro de Recios....

Shaun murmuraba para si a gran velocidad mientras recorria un pasillo. Tras un quedo toque, abrio la puerta al final del mismo, encontrando una habitacion austera, vacia y con el fuego apagado.
-Dónde?...-
-No está aqui- El caballero de la muerte apareció por detras del guerrero, dandole un sobresalto -Se ha ido a pensar un poco.-
-Kål'Ay! Que susto me has dado...Deduzco entonces que se ha enterado...-
-Es...era su segundo. Crees que no se iba a enterar?-
-No te falta razón. Supongo que no hay nada que hacer, si no lo esta haciendo ya.-
-Venga, hombre, no pongas esa cara. Te invito a unas cervezas...- El alto troll pasó un brazo sobre los anchos hombros del guerrero pelirrojo, y le fue guiando hacia la cantina mas cercana.

Kanne, Kazzash y Jatta discutían relajadamente sobre sus distintas creencias y capacidades, como de costumbre. La posada tenia un ambiente relajado y distendido, con tranquilas conversaciones aqui y allá.
-Anda! Zuk! Por aqui!- Exclamó Jatta al ver entrar al cazador por la puerta -Hey, que te pasa?a que viene esa cara larga?-
-El paetor se ha ido. Le ha dejado el clan a Silfid.- Contestó el troll.
Desde fuera de la posada se podían escuchar los gruitos ultrajados, sorprendidos o inquisitivos de los tres trolls.


-Asi que ya has tenido bastante, eh viejo?...Bueno, al menos no me has dejado a mi con el marrón. Aaaay...pobre Silfid. Tendré que ayudarle, no crees?-
El pícaro miraba al horizonte plagado de piedras voladoras, acuclillado sobre una rama de un manzano que flotaba en una de las mismas.se pasó la mano por el pelo, suspiró, y se tumbo sobre la rama, apoyándose en el tronco.
-Maldita sea...Primero Tatanga, luego Kaoh, luego Dorian, ahora Urtoroth...Que tenemos los Recios, que quemamos asi a los oficiales? Y por que soy el unico que permanece?-
El Troll prematuramente envegecido se pasó la mano por la cara, suspirando de nuevo.
-Maldita sea, orco, siempre tan cabezota. Siempre igual....-
El troll larguirucho se dejó caer de la rama, y montó en su protodraco verde, que esperaba pacientemente al borde de la roca.
-Bueno, basta de lamentaciones. Supongo que me andarán buscando todos. Volvamos a casa, grandullón.-

-Soplan vientos de cambio....

El demacrado tauren había estado meditando largo tiempo sobre qué hacer con su misión... Volver, irse por su cuenta, seguir meditando? Nadie lo sabía, pero esos vientos indicaban que habia que moverse pronto y decidir antes de que el destino decidiera por él.

El tauren se puso en marcha decidido a lo que se suponía que era su "clan". Había pasado largo tiempo con ellos, y había hecho grandes amigos dentro de la misma, pero no creía que estuviera cumpliendo con lo que prometió, y decidió, alejarse de ellos una temporada. Ahora había vuelto.

-No sé que tal me recibirán despues de tal ausencia... Solo la Madre Tierra sabe que es lo que me deparará en cuanto cruce el umbral...

Había decidido dejar de lado su misión para combatir con lo que era el brazo fuerte de la Horda. El legado de Thrall. Los Recios. Qué importaba realmente aquella pena autoimpuesta si el mundo era destruido por una guerra sin sentido? Pero aún y asi no podía evitar cierto remordimiento.

-Madre, perdóname. - Dicho esto el tauren cogió un cuchillo y se talló en su cuerno un corte horizontal que cruzaba tres cortes verticales mas pequeños.

La fiebre consumia al semielfo herido, un paño humedo cubria sus ojos, trató de incorporarse y el mundo empezo a dar vueltas, terminó desistiendo. Estaba oscuro y a lo lejos se escuchaba el rítmico romper de las olas en la playa.

-¿Donde demonios estoy?
-Tranquilo chico, estas en lugar seguro- la voz le era conocida.
-Quien, que...-trataba de recordar y poco a poco las tinieblas en su mente se abrian para dar paso a los hechos.
-Oooh si la batalla a los pies de los muros del Trono del Traidor quien sabe cuantas bajas tendran la Alianza y la Horda, un asunto muy feo chico pero parece que sera doblegado- la figura del orco estaba sentado en una mecedora en la etrada de la choza, Gae conocia el lugar
-¿Y como he llegado al Puerto Bonvapor desde tan lejos, no creo que tu te inmisculleras en una batalla, me extraña demasiado- decia mientras se incorporaba el cazador.
-¿Por quien me has tomado, por un héroe?- decia el orco haciéndose el ofendido -Ha sido ella, si si no pongas esa cara, atravesó el páramo helado en medio de la batalla y te sacó de entre los escombros, habeis venido por el portal del crater de Un´Goro. ella.. esta fuera arreglando las maquinas de los goblin... a lo mejor quieres hablar con ella.
-Maldición.-
-Es igual tengo que hablar con los dos de todas formas, algo ha sucedido en Recios y debeis estar preparados para lo que avecina el futuro - La cara de Gaehrn cambió de dolor a sorpresa mientras Hangi llamaba a la elfa desde la entrada- !Ho ho! he captado bien tu atención.

En ese momento entró Yenefer desprovista de su armadura, con unas ropas sencillas y llena de grasa de motor y una llave arcoluz en la mano, no era un secreto que desde que se separaron para ir a Rasganorte no se llevaban bien, pero esta aparición desconcertaba a Gaehrn. la esbelta elfa miraba espectante al orco mientras se limpiaba las manos en la camisa, era la imagen mas alejada que se imaginaba de una elfa de noble cuna.

-El Praetor se ha marchado, no ha dicho donde ni por que, todos en Orgrimmar estan desconcertados, solo ha dejado un sucesor, una envarada elfa llamada Silfid y tu como lider del escuadrón Aquila debes estar al tanto y presentarte ante el nuevo jefe. La casa de los Recios anda bastante revuelta, mis espias me advierten de que alguien mas se ha ido del clan, aun no estoy seguro pero creo que es uno de los trolls, mmm veo sorpresa y consternación en vuestros rostros el único consejo que te puedo dar, semielfo, es que no pases por una temporada por Orgrimmar, el hijo de Hellscream aspira a comandar a la Horda ahora y no le caen muy bien los humanos y podria mirarte mal, ya sabes... busca un lugar alternativo para una reunion con los mandos de tu clan- Decia mientras le guiñaba un ojo
-Todo esto es muy molesto- La fiebre le impedia pensar con claridad- Debo... ir a Orgrimar y hablar con Silfid... la piedra del clan ya no es segura, puede escuchar cualquiera- Aun estaba aturdido por la decision del "Viejo"

Se tambaleo pero unos delgados brazos le sujetaron con firmeza antes de caer.
-He pensado que quizas... esta vez necesites la ayuda que te ofrezco- Yen miraba a su hermano con determinación.
-Je, como si pudiera rechazarla ahora- El semielfo se incorporó con su ayuda mientras la miraba con una sonrisa y el ceño fruncido.
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-Debeis viajar a pie, muchos puntos de vuelo ya los controlan orcos de Garrosh- Hangi no necesitaba monturas para viajar, hablaba disfrazado de espiritu feral lupino- nos volveremos a ver niños, tened cuidado algo grande se avecina, lo se porque me duele la espalda y es un mal presagio-
-En marcha, debemos movernos rápido- Gaehrn subio a su lobo de monta ayudado por su hermana
-Rezo a la luz por que todo el conflicto que esta por venir no nos estalle entre las manos.-
-Lo afrontaremos y saldremos triunfantes- Espolearon sus monturas y se diriguieron al norte.
Cada uno cabalgó en silencio sumido en sus pensamientos, pensando en la marcha del viejo orco gruñón y el destino de los Recios sin percatarse de los ligeros temblores de tierra que sacudian la tierra de vez en cuando...

[offrol]
Estoy desconectado del rol del WoW, no roleo desde hace mucho, ya sabéis que sólo me dedico a hacer que mi tauren parezca un indio hablando, y que mi pala pegue saltitos y lance besos .

Así que no tengo mucho que decir on-rol sobre esto, pero he hecho mi propia dedicatoria sobre el cambio de GM aquí. Espero que os guste


[/offrol]

Mucho tiempo ha pasado desde que el Espíritu del Gran Bosque me habló por última vez… mucho tiempo desde que me concedió la gracia de una segunda oportunidad… no sé cuanto tiempo pasé durmiendo, sólo sé que cuando me desperté un gran guerrero me dio la bienvenida en mi vuelta a la vida.

Un gran guerrero… un orco honorable, capaz de darlo todo por sus hermanos, entre los cuales tengo la suerte de contarme… los Recios… uno de los escuadrones de élite bajo el mando de Thrall…

La última semana la he pasado en el bosque, bajo la forma de uno más de sus árboles… He podido notar que el mundo está cambiando… la tierra me ha hablado a través de mis raíces… se avecinan cambios… cambios en el propio mundo, en sus habitantes… muchos enemigos han sido derrotados… otros están por venir… hemos de estar siempre preparados, siempre listos y siempre prestos para actuar donde se nos necesite… muchas son las heridas que hemos recibido a lo largo de estos años de luchas… muchas se han cerrado… pero muchas otras no lo harán jamás… estas heridas siempre abiertas son las que nos hacen sentirnos viejos, hastiados de tanta lucha… pero hemos hecho un juramento… somos Recios y siempre lo seremos… siempre habrá luchas… y sólo cuando el Espíritu del Gran Bosque nos llame para hacernos uno con él se terminarán…

Siento un familiar cosquilleo en mi mente, extendiéndose desde mi raíz más profunda hasta la más alta de mis ramas… el Espíritu del Gran Bosque me habla desde todos lados a la vez… desde la tierra, desde el aire, a través de la familia de pájaros que han anidado en mis ramas… “Astahendida, no puedes descansar más, un amigo tuyo se ha ido. No temas, aún no se ha unido a mí, pero ahora ha llegado el momento de que desempeñe su labor en otro lugar…”

Intrigado ante estas palabras, decido salir de mi letargo… poso con delicadeza el nido que hay en una de mis ramas en un árbol vecino y abandono mi forma actual… ha llegado el momento de irme…

Cierro los ojos y con profundo respeto, le pido al Gran Bosque que me permita usar a una de sus criaturas como montura, ya que presiento que debo llegar cuanto antes… al momento, puedo oír como un gran kodo blanco se acerca a mí a toda velocidad, deteniéndose justo donde yo me encuentro… el Gran Bosque me ha ofrecido a un animal magnífico…

Notando en el viento la gran velocidad que es capaz de desarrollar mi montura me encuentro con mis hermanos Recios… tardo en comprender lo que me dicen… no me parece posible… quien se ha ido es nuestro Pretor, Urtoroth Lobopálido…

Muchos son los recuerdos que me vienen a la mente en un solo instante… recuerdos de batallas, luchando codo con codo… su hacha y mi bastón… su espada y mis garras de oso… pero no son los únicos… también tengo recuerdos de camaradería, comiendo y bebiendo tras una dura jornada…

Por lo que veo en las caras de mis compañeros, no soy el único que tiene estos recuerdos…

Me vienen a la cabeza recuerdos más antiguos… Dorian nuestro antiguo Pretor… ahora Urtoroth… cuantos hermanos se han ido…

La elfa Silfid es nuestro nuevo líder… poderosa en la batalla… espero que el Espíritu del Gran Bosque la guíe como ha guiado a aquellos que se han ido… he de informarla de los nuevos peligros que se aproximan…

“Lady Silfid, tiempos oscuros se aproximan… os seguiré como a la luz que debe iluminar nuestro camino… cuando me necesitéis allí estaré… solo habladle al bosque… y el bosque me transmitirá vuestro mensaje…”