Recios
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Luces y Sombras

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Mensaje  Invitado Miér 24 Oct 2007, 11:14

Lo que sigue es la historia del cambio ocurrido en Naia y Nouda.
Esta a medias, asi que dejadme terminar los posts antes de ponerme msgs entre medias, plz 👼
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Luces y Sombras Empty 4.- La cura

Mensaje  Invitado Miér 24 Oct 2007, 11:19

4.- La cura


- Muchas gracias por venir, Naia.
- No hay porque darlas, Pater. Ambos pertenecemos al Templo y ambos somos Recios. - la elfa sonrió y Nouda respondió agachando la cabeza avergonzado - ¿Que es lo que ocurre?, parecias muy agobiado en tu carta.
- Bueno... - mira alrededor - Mejor buscamos un lugar mas apartado... por favor.
Naia responde con una nueva sonrisa al tiempo que asiente - ¿Quieres dar un paseo?
- ¿Por el pantano?... erm... oh... si, claro.
- No es un pantano, es una marisma, y esta llena de vida - la sacerdotisa abre sus brazos enfatizando la frase - y los elfos somos criaturas de la vida... Pater.
- Si... bueno...

Hacia tiempo que Nouda habia renegado de su apellido familiar, Hojaviva, por la version mas siniestra del mismo, Hojamuerta, algo que en estos momentos no le parecia realmente un acierto.

La pareja de elfos salió de la posada y comenzó a andar por los alrededores del refugio Cenarion en Zangar. Ciertamente el lugar estaba repleto de vida, pero el sacerdote no parecia deleitarse ante ese espectaculo.

- ¿Y bien...?

Nouda no respondió inmediatamente, no sabia como comenzar. En lugar de ello se sentó a ver la puesta de sol en la marisma. Siempre le habia tranquilizado ese momento del día. Pero cuando comenzó a oscurecer y a desaparecer la luz sintió un escalofrio.
A su lado, Naia, debió percibir el gesto del sacerdote.

- Incluso cuando dejamos de ver la luz del Sol otras fuentes de luz nos iluminan - Naia señalo al cielo donde comenzaban a aparecer los primeros brillos de estrellas - Aunque no siempre proviene de donde esperamos - la elfa señaló a una de los gigantes aguijoneros que en la oscuridad habia comenzado a brillar - Por muy oscuro que lo veamos siempre podemos esperar encontrar algo de luz en nuestro corazón, y esta nunca se apagará.
- Algunos corazones ya no brillan, Naia.
- Todos tenemos nuestra Luz interior, Pater, todos. Solo que a veces no miramos en la dirección correcta.
- No, Naia, ya no hay Luz en mi vida... - Nouda se incorporó y su figura desapareció, sustituida por una sombra con sus rasgos - Solo oscuridad.
La elfa se levantó con tranquilidad y miró fijamente al sacerdote.
- Ya he visto tus habilidades antes, Nouda. Usas el poder de las sombras, es cierto, pero lo usas para hacer buenas cosas.
- Ya no, Naia. No puedo controlarlo... Esta sombra... yo, cada día es... soy, mas salvaje, mas sangriento, y temo el día que no pueda abandonar esta forma y me hunda en las tinieblas. - Nouda observó detenidamente a Naia y mirandola a los ojos continuo. - No quiero que eso ocurra, no quiero perderme en la oscuridad.
Naia asintió.
- Tu eres una criatura de la Luz, ¡tienes que ayudarme! - exhortó a la sacerdotisa sujetandola por los hombros - ¡Debes ayudarme!...

Nouda se percató de lo que estaba haciendo y soltó a Naia. Abrió los brazos alejandolos de ella y dió un paso atras. La sombra desapareció y en su lugar solo quedaba un cabizbajo sacerdote.

- Lo siento... perdona...

Naia tardó unos momentos en reaccionar, en parte asustada por el despliegue de ira de su compañero, en parte porque necesitaba medir sus palabras en ese momento. Finalmente se acercó a Nouda y le calmó sujetandole suavemente del hombro.

- No eras tu, era la Sombra. Eres una buena persona, Hojaviva, solo tienes que volver a creer en ti.

Una pequeña mano tomó la barbilla del sacerdote obligandole a levantar la mirada. Delante de él Naia sonreia tranquilizadora y amigable.

- Ven, vamos a ver que podemos hacer con esa Sombra.

.oOo.


Para un elfo de sangre una poza lunar es un pequeño paraiso. Un manantial inagotable de magia en estado puro.
Normalmente los Kaldorei se mostraban recelosos de permitir a un Sindorei acercarse a una de sus pozas, pero el Circulo Cenarion era mas abierto en estos temas, especialmente si se trataba de sacerdotes de la Luz.

Naia esperaba a su compañero dentro de la poza, bañada por las magicas energias renovadoras de esta.

Nouda avanzó con cautela, poco a poco. Esperando que aquel lugar sagrado rechazara su corrupta presencia. Para su sorpresa las energias de la poza le rodearon dandole la bienvenida, revitaleciendole, fortaleciendole, y tranquilizandole.

Naia le hizo una señal para que se sentara frente a ella.

- Relajate, como cuando estabas en las clases de meditacion del templo.

Nouda asintio y con una facilidad pasmosa dejo de lado sus preocupaciones.

- Y ahora veamos que hay dentro de ti, Nouda Hojaviva.

Los elfos se miraron fijamente y de repente Naia estaba dentro de la mente de su compañero. La sensacion era agradable, como un pequeño globo de luz y calor que recorriera su cuerpo. El sacerdote no opuso resistencia y abrio las puertas de su alma a los ojos de su compañera.
Naia buceaba entre los recuerdos del elfo. Primero los mas cercanos. Combates y masacres en Terrallende. Despues, poco a poco, recuerdos mas profundos, mas lejanos, como sus dias en el templo, o sus padres...
Y en el fondo, escondida en lo mas recondito de su alma, alli se escondia la semilla de la oscuridad.

Del exorcismo poco recuerda. Idilicamente el asistió a la lucha de un angel de la Luz contra un demonio de las tinieblas, pero sabe que eso es solo una imagen creada para intentar explicar lo que ocurrió en aquel lugar.

Cuando volvió a abrir los ojos seguian en la poza.
Naia parecia agotada, y descansaba en un lateral de la poza. - Pobrecilla, ha sido una dura lucha - pensó.
Él se encontraba mas tranquilo. Se incorporo y salio de la poza con un sentimiento de paz que hacia tiempo que no tenia. La oscuridad ya no estaba con él.

Hacia el Este el Sol comenzaba a despuntar. Cerro los ojos y dejo que el calor de su luz le inundase.
Estaba amaneciendo.


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Luces y Sombras Empty 3.- Corrupción

Mensaje  Invitado Miér 24 Oct 2007, 11:22

3.- Corrupción


Unos dias antes, en las verdes praderas de Nagrand, Garadar.

La manticora desciende agresivamente solo para detenerse a unos metros del anciano Mag'har.
El jinete, un elfo de sangre, arroja un saco a los pies del orco. Casi instaneamente se forma un charco de sangre bajo el charco.
- Aqui tienes tus collares. No ha quedado ni un solo ogro en esa aldea. No creo que os vuelvan a molestar, al menos en esta vida. - apunta con una sonrisa torcida.
- Estas siendo de gran ayuda, Nouda de los SinDorei. Mi pueblo agradece...
- Corta el rollo viejo, ¿donde esta mi dinero?
- Si... claro, aqui tienes.
- Bien, bien. Y dime... ¿teneis algun otro enemigo que este amenazando vuestra forma de vida? - pregunta el elfo no sin cierto cinismo en su voz.
- A decir verdad hay un grupo de Tábidos que esta mañana estaban demasiado cerca de nuestra guarnición en el Oeste. Parece que pueden venir de un pueblo cercano que...
- Entiendo. Encuentro el pueblo y me cargo Tábidos hasta que pillen el mensaje, como siempre - espolea a su montura para que encare hacia el Oeste - Ves preparando mi recompensa.
El anciano Mag'har despide al elfo que se eleva sobre las casas de Garadar mientras piensa en como han podido llegar al punto en que necesiten a guerreros tan sangrientos como ese elfo.

Unos minutos mas tarde, en un poblado Tábido, Nouda comienza su trabajo.
Desciende con su montura en las afueras y deja que la sombra le posea con un sentimiento de auforia. El ansia de sangre es fuerte, pero en breve se saciará.
Sonrie con malicia cuando avista su primer objetivo, un grupo de guardias en el extremo del poblado.
El primero de ellos cae rapidamente al suelo con el cerebro derretido por la magia del sacerdote oscuro. No llegó a ver a su agresor. Sus compañeros preparan sus hachas y cargan, pero el sacerdote les espera ansioso.
Su escudo magico absorbe todo el daño de los Tábidos, mientras sus palabras magicas de dolor los debilitan al tiempo que renueva su maná alimentandose del sufrimiento de sus oponentes.
Un par de palabras impias y los Tábidos caen al suelo.
Nouda se relame por el dolor causado y la energía recogida. Quiere más.

Lo siguiente es un grupo de agricultores al que acude a ayudar un vigilante. Sin problemas.
Otro grupo de guardias, 5 en esta ocasión, no son capaces de mantener las filas ante el terrorifico aullido del sacerdote. Mientras huyen su vida se les escapa poco a poco, drenada por la sombria criatura que está causando estragos en su poblado. 5 cadaveres mas en su cuenta.
La casa comunal parece abarrotada, los habitantes del poblado han huido ahi para refugiarse del ataque. En la puerta, los ultimos defensores tratan de plantar cara a la muerte con aspecto de elfo que ha venido a destruirles. No hay esperanza.
La sombra irrumpe en la casa grande y Nouda escucha los gritos de terror. Una anciana intenta golpearle con una silla pero una palabra de muerte hace que su cuerpo caiga inerte antes siquiera de golpear al sacerdote.
Rayos de devastacion surgen de los dedos del Sindorei, segando las vidas de todos los Tábidos presentes.
Un pequeño golpea en la espinilla a Nouda. Su familia ha muerto a manos de este extraño, y la rabia le ha hecho atacar en lugar de huir.
El elfo invoca a su mascota de oscuridad y la deja terminando el trabajo mientras el se agacha para coger al pequeño del cuello. Le levanta en vilo mientras el pequeño intenta inutilmente soltar la presa que le esta quitando el aire.
Nouda sonrie ante el espectaculo, mostrandole un par de afilados colmillos. El niño grita de puro terror justo antes de que su cuello se fracture...

No queda nadie.
Estan todos muertos.
Silencio.

El sirviente desaparece y la Sombra se disipa.
Nouda todavia sostiene el cuerpo inerte del pequeño que se atrevió a atacarle. Su cuello en un angulo imposible.

- Por la Luz, ¿que he hecho?


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Luces y Sombras Empty 2.- Sombras

Mensaje  Invitado Jue 25 Oct 2007, 13:08

2.- Sombras


Meses antes. Templo de la Luz, Lunargenta.

- ¡Svati!, ¡Svati!

La joven sacerdotisa se giró atendiendo a la llamada de su compañero que venia corriendo por el pasillo principal del Templo.

- ¿Que ocurre Nouda?, ¿a que vienen esos gritos?
- ¡Ya me lo han enviado! - exclamo al tiempo que mostraba a la elfa una notificacion de traslado - He conseguido que me destinen al escuadron de elite que te comenté.
- ¿Los Rudos esos? - pregunto mientras intentaba leer el documento que Nouda no paraba de agitar nervioso.
- Recios, si.
- Lo que sea.
- Por fin podré ir a combatir a la Legion, al Azote... - Nouda sonreia mientras pensaba en futuras aventuras.
- Pero eso es muy peligroso, el frente no es algo que se pueda tomar en broma.

El sacerdote cambió de expresión y se puso serio.

- Aquí no estamos a salvo, Sarasvati, ni en lugar de Azeroth mientras esas criaturas campen a sus anchas. Debemos asegurarnos de que no quede ni una. Solo asi podremos estar a salvo. Solo asi podran descansar sus victimas en paz.
- ¿De nuevo buscando venganza?. El maestro ya te avisó de que ese camino era peligroso, que no podia ser el ...
- ¡Que sabrá el maestro de venganza! - interrumpió Nouda con la extraña sensacion de ya haber vivido esta situación antes.
- Él tambien perdió a sus seres queridos cuando Arthas arrasó Lunargenta. Todos perdimos algo.
- ¿Y que ha hecho desde entonces?. Esconderse en un Templo no hará que nuestros enemigos desaparezcan. Solo hace que se fortalezcan, y la proxima vez que ataquen no habrá supervivientes.
- Los sacerdotes de la Luz velamos por la vida, Nouda.
- Rezar y curar a los heridos no es velar por la vida, es mantenerla y reparar los daños que producen otros. Debemos portegerla activamente, no tratar de salvar los despojos despues del desastre - Las palabras salian de su boca vacias, sin ninguna pasión, como si hubiera explicado ese argumento demasiadas veces.
- Nosotros protegemos.
- Si, cuando alguien nos ataca salimos a proteger a los defensores. Gastamos el poder de la Luz y la sangre de los guerreros. Si evitamos el ataque evitamos toda esa espiral de sufrimiento. Hay que cortar el problema de raiz - Nouda acompañó la afirmacion con un puñetazo sobre la mesa.

Svati observó a su compañero, no sabia que decir para convencerle de que estaba tomando un camino correcto pero que sus motivos estaban equivocados.

- No creo que esto fuera lo que querian tus padres - dijo, y segun terminó la frase se arrepintió de haberlo hecho.

Nouda levantó la mirada hacia su compañera y Svati solo vió ira en su interior. Un fuego oscuro que amenazaba con quemar todo lo que se pusiera en su camino.

- Lo que mis padres no querian era morir - Y sin mas palabras Nouda se alejó de su compañera agarrando con fuerza su orden de traslado.


Última edición por el Vie 26 Oct 2007, 14:44, editado 2 veces
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Luces y Sombras Empty 1.- La Luz

Mensaje  Invitado Vie 26 Oct 2007, 14:09

1.- La Luz


Casi un año antes. En el mismo Templo.

- ¡Naia!, ¡Naia!

La sacerdotisa se disculpó ante el grupo de acolitos a los que estaba dando clase y salió del jardin para acercarse a su compañero que la llamaba a voces desde el pasillo principal del Templo.

- ¿Que ocurre Nouda?, ¿a que vienen esos gritos?
- ¡Ya ha llegado la confirmación! - exclamó al tiempo que mostraba a la elfa el informe - Tu notificación de traslado al escuadron de elite de tu marido.
- Ah, si, los Recios - asintió mientras ojeaba la orden quitandole importancia.
- Si, ¡un regimiento de elite de la Horda!.
- Bueno, tampoco es para tanto...
- Por fin podrás ir a combatir a la Legion, al Azote... - Nouda sonreia mientras pensaba en las posibilidades que se le abrian a su compañera.
- Pero eso es muy peligroso, el frente no es algo que se pueda tomar en broma. No creo que sea motivo de alegria.

El sacerdote cambió de expresión y se puso serio.

- Aquí no estamos a salvo, Naia, ni en lugar de Azeroth mientras esas criaturas campen a sus anchas. Debemos asegurarnos de que no quede ni una. Solo asi podremos estar a salvo. Nosotros y nuestras familias.
- Ya lo se, precisamente lo hice por Zoe y Dorian. Mi pequeña merece tener un lugar donde crecer a salvo, y Dorian lleva ya unos meses en Orgrimmar negociando con los orcos, hace tiempo que no le veo. Si va a luchar por su pueblo yo tambien quiero ayudar. Lo hago por eso, no por venganza ni ningun otro oscuro motivo. De hecho preferiria no tener
que acudir al frente. El maestro ya nos avisó de los peligros de estar en primera linea de batalla, como las tragedias pueden afectar a nuestra alma si dejamos que se haga un hueco en...

- ¡Que sabrá el maestro de tragedias! - interrumpió Nouda.
- Él tambien perdió a sus seres queridos cuando Arthas arrasó Lunargenta. Todos perdimos algo. Ahora tratamos de proteger lo que nos queda.
- Proteger, ja, ¿que ha hecho el maestro desde entonces?. Esconderse en un Templo no hará que nuestros enemigos desaparezcan. Solo hace que se fortalezcan, y la proxima vez que ataquen no habrá supervivientes.
- Los sacerdotes de la Luz velamos por la vida, Nouda, no impartimos justicia, no somos vengadores.
- Rezar y curar a los heridos no es velar por la vida, es mantenerla y reparar los daños que producen otros. Debemos protegerla activamente, no tratar de salvar los despojos despues del desastre.
- Nosotros protegemos.
- Si, cuando alguien nos ataca salimos a proteger a los defensores. Gastamos el poder de la Luz y la sangre de los guerreros. Si evitamos el ataque evitamos toda esa espiral de sufrimiento. Hay que cortar el problema de raiz - Nouda acompañó la afirmacion con un puñetazo sobre la mesa.

Naia observó a su compañero.
Corrian rumores en el templo sobre alguna desgracia que le habia ocurrido a su familia, y algunos sospechaban que se estaba desviando del camino de la Luz.

- No creo que buscando la muerte de sus asesinos devolvamos la vida a nuestros seres queridos. Sin embargo cuidando su recuerdo y velando por su legado los mantenemos con vida en nuestro corazón.

Nouda levantó la mirada hacia su compañera y solo vió un estanque de paz y conviccion en sus ojos.

- Supongo que tienes razón... - Y sin mas palabras Nouda se alejó de su compañera.

Naia observo como el sacerdote se marchaba y agarró con fuerza su orden de traslado.

- Por la Luz...
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Luces y Sombras Empty 5.- Sombras de la Luz

Mensaje  Invitado Miér 31 Oct 2007, 18:35

5.- Sombras de la Luz


Marisma de Zangar, un par de dias despues de "la cura".

- ¿No teniamos ningun sitio mejor donde perdernos? - se quejaba el elfo.
- Esta marisma esta llena de vida, Dorian, ¿no lo sientes?
- Sisi, vida, mosquitos como mi puño y barro hasta las rodillas... mis vacaciones ideales...

La sacerdotisa miró con aire condescendiente a su compañero y este cejó en sus quejas.

- Bueno, por lo menos podrias decirme que es tan importante como para adentrarnos en el pais del fango y alejarnos de nuestros deberes.
- Las crias de los Esporinos estan en peligro y necesitan ayuda para salvarlas de los continuos ataques.

Dorian se detuvo y observó incredulo a su esposa.

- ¿Esporinos?, ¿te refieres a que vamos a ayudar a unos hongos?
- Los Esporinos son criaturas inteligentes, solo porque sean diferentes no podemos dejarles de lado.
- ¿Diferentes?, Naia, son hongos. Se reproducen por esporas. No es que sean diferentes, es que son setas con patas. Además, el hecho de que sepan hablar no les hace inteligentes, solo tienes que fijarte en los trolls.

Esta vez fué la elfa la que miró fijamente a su marido.

- Sabes que no me gustan para nada esos comentarios racistas, Dorian. Especialmente cuando tu mismo has combatido al lado de los trolls, y no solo te han ayudado si no que te has esforzado por mantenerles con vida mas de una vez, incluso poniendote tu mismo en peligro.
- Si, bueno, mejor no vayas diciendo eso por ahi, arruinarias mi imagen - respondió con una sonrisa que no pareció convencer a Naia.
- ¿Y que imagen es esa?, ¿la de un elfo estirado, racista y arrogante?
- Puede ... ¿pero a que soy encantador? - sonrió de nuevo y se acercó a la elfa para besarla.
- Lo que eres es inaguantable cuando te pones así - y se dió la vuelta para seguir con el camino, dejando al elfo parado en el sitio donde esperaba su beso.

Dorian resopló y se dejó caer los hombros derrotado.

- Vaaaaaaale, no todos los trolls son una panda de salvajes descerebrados... incluso hay algunos que merecen la pena.
- Mucho mejor - apuntillo Naia sin dejar de andar.
- Pero tantos años de enfrentamiento no se olvidan así como así, y los Amani son una panda de salvajes. ¡Pero si hasta la propia Horda renegó de ellos!
- Sin embargo si que has olvidado todos los años que los humanos nos ayudaron, o los enanos.
- ¡Eso no es cierto! - respondió ofendido el Sin'Dorei - Respeto mucho a nuestros antiguos aliados. Solo que no puedo olvidar su traición, y el hecho de que la mayoria hayan olvidado completamente todo lo que hicimos por ellos y nos vean como el enemigo es enervante. Esos monos no tenian ni idea de magia hasta que nosotros les enseñamos.
- Para ser alguien que los aprecia tanto saltas demasiado rapido - Naia guiñó un ojo a su marido.
- ¿Disfrutas picandome?
- A veces - sonrio pícara.

El elfo se disponía a responder pero Naia le interrumpió con una señal de la mano.

- Ahi es donde los Esporinos crian a su nueva generación - indico mientras señalaba una planicie plagada de vainas - y esos son los culpables de nuestra visita - dijo señalando a uno de los gigantes señores de las marismas - ... y ahora van a pagar por lo que han hecho.

Por un momento Dorian pensó que la figura de Naia habia desaparecido en un aura de sombras, el mismo efecto que habia

visto invocar al Pater Nouda.

- ¿Que? - preguntó parpadeando incredulo.
- Vamos, ¿no? - respondió la sacerdotisa - no querras que vaya yo delante, ¿verdad?
- No, no, claro que no - balbuceó mientras se adentraba en la planicie intentando comprender que era lo que habia visto.

La primera criatura cayó facilmente antes sus hechizos de fuego. No solo los dañaba con las descargas de fuego, si no que además los debilitaba al deshidratarlos. Un inesperado extra del que rapidamente comenzó a sacar partido.

En cuanto cayeron los primeros Dorian y Naia consiguieron un paso seguro hasta las vainas mas cercanas.
Las mas pequeñas, las que casi no tenian gas, pertenecian a las crias mas "maduras", las que estaban a punto de nacer, y si uno se acercaba lo suficiente se podia ver a la pequeña criatura en su interior.

Un sonido agudo, lo que debia ser un grito, llamó su atención hacia el centro de la arboleda de vainas.

Un pequeño esporino recien nacido se arrastraba huyendo de un grupo de señores de las marismas. Dorian ordenó atacar a su demonio y el mismo comenzó a invocar llamas, con cuidado de evitar las vainas y al pequeño.
Los señores de las marismas comenzaron a caer, pero enseguida aparecieron más. El elfo no parecia preocuparse, confiaba en la protección de su compañera, pero un extraño rayo de color azul surgió desde detras de él, impactando en una de las gigantescas criaturas.
Dorian se giro esperando encararse con un nuevo enemigo pero alli solo estaba Naia, y era ella quien generaba aquel extraño rayo. Nunca antes lo habia hecho, aunque si que se lo habia visto utilizar a Nouda, asi que sería algun tipo de habilidad de los sacerdotes. Algo escamado por la novedad se giró para seguir combatiendo a sus oponentes.

¿Eran imaginaciones suyas o le habia parecido ver que el brillo de los ojos de Naia era mas parecido a una fumarola azul que al tipico destello verdoso?. Seria por la luz del rayo, se convenció a si mismo mientras los señores de las marismas comenzaban a rodearle.

Era demasiados y estaban demasiado cerca, no quedaban muchas opciones. Se concentro un momento buscando el fuego en su interior y lo invocó sin ningún tipo de restricción, ya se encargaría Naia de protegerle.

- ¡¡Llamas infernales!! - y el Sin'Dorei estallo en llamas que envolvieron a todos sus oponentes. Los mas cercanos fueron calcinados inmediatamente, pero mas sustituian a sus compañeros caidos y avanzaban inexorablemente hacia él. Dorian esperó la familiar aureola de protección de su compañera, pero esta no llegó, en su lugar a uno de los señores de las marismas le estalló la cabeza y otro recibió el impacto de un nuevo rayo azul que primero le freno y despues terminó derribandolo.
Sin embargo la protección no llegó y una de las criaturas consiguió acercarse lo suficiente como para golpearle salvajemente. El elfo salió volando varios metros.

Se incorporó a duras penas con un sabor metalico en la boca y la mitad del cuerpo dolorida.
Delante de él apenas quedaban un par de gigantes.
Uno de ellos cayó estrepitosamente. De nuevo sin cabeza, en su lugar solo habia un resto humeante.
El ultimo, no obstante, tuvo tiempo de pisar salvajemente a la cría de Esporino.

- ¡Nooooo! - escuchó gritar a Naia detrás de él.
- ¡Muere! - exclamó una oscura voz de mujer al momento.

De nuevo el rayo azul impacto contra la criatura seguida de unas palabras de poder que hicieron explotar su cabeza, el mismo efecto que habian sufrido varios de sus compañeros. La critura cayó.

Dorian se giró para contemplar a su compañera. En donde debia encontrarse su esposa solo había figura envuelta en oscuridad, una sombra con su forma.

- ¿Naia?
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