Carta para Beogrog

Saludos Prelado Beogrog, soy Yules. Como recordará un amigo común llamado Yul’oc fue el que recomendó a este vuestro humilde sacerdote su ingreso en Recios. Hoy he recibido una inquietante carta enviada desde la posada del Alto aldor. Esta escrita por Yul’oc y expresa en ella su deseo de adentrarse en Rasganorte para continuar con su labor. Hasta aquí todo parece normal salvo que dio instrucciones de que se me enviara a mí si después de un mes de su partida no volvía a dar noticias de su llegada.

Temo de nuevo por el y voy a salir en su busca aunque se que con ello abandonaré mis cometidos para con Recios. Hacedle llegar a mi prelado Lady Shilvara estas noticias que espero sepa llegar a entender.

Por si no regreso, sirva esta carta también como despedida de los Recios que pude llegar a conocer más a fondo.

Atentamente Yules.

Beogrog se acerca al buzón.

-¿Una carta? ¿Para mí? Que raro, sólo suelo recibir cartas de los usureros de la Casa de Subastas.

El orco abre la carta y comienza a leer pausadamente

-Ajam... Yules... ajam... Rasganorte... Yuloc... ¿desaparecido? !Tengo que ver lo antes posible a Yules!
-Eh tú, orco de pacotilla, ¿con quién narices estas hablando? - se oye decir a una voz procedente de detrás de Beo, donde no hay nadie - repara de una vez y ¡vámonos!

En ese momento el guerrero se da cuenta que estaba pensando en voz alta, mira fijamente al pícaro y le dice mientras saca una libreta y una refinada pluma de su zurrón:


-Elfo, no seas impertinente, saldremos cuando estemos todos listos, ahora dejame tranquilo que tengo que hacer algo importante, tranquilo, no me llevará más de media hora.

Mientras el elfo se aleja refunfuñando, Beo deposita con cuidado sus preciados útiles de escritura y libreta sobre la parte superior del buzón, abre el tintero y con un fino movimiento, chocante por el constraste con la rudeza de su raza, acaricia con la punta de la pluma la tinta negra y comienza a escribir.

Tras varios largos minutos el orco separa dos hojas de la libreta y las mete en dos sobres, escribe un nombre en cada uno de ellos y los deposita en el buzón.

-Espero que les llegue mañana, no podemos perder más tiempo - se dice el guerrero a sí mismo en voz baja - Ahí están, el picaro ese me da mala espina, temo que va a ser un día de duro trabajo.

De repente el Recio alza la voz.

-¡Vamos chicos! ¡Mal`Ganis nos está esperando!

-Una tímida y casi extinta vela cuya tenue luz apenas era capaz de delatar la silueta que se refugiaba en el abrazo de la penumbra era lo único que podía ayudar a adivinar los extraños movimientos que de dicha figura se advertían, similares a leves e incontrolables convulsiones pero no producidas por ninguna enfermedad ni veneno, a no ser que el dolor que aflige un corazón debido al conocimiento de una pérdida pueda considerarse como tal. Era el sollozo de una joven elfa que, no queriendo reprimir su tristeza al conocer la noticia, se había ocultado a los ojos curiosos o aquellos que pudieran siquiera percibir la debilidad en alguien de su cargo. No comprendía del todo el motivo de dicha partida, lo único que alcanzaba a saber con certeza es que la pena que había sentido al recibir el aviso no podía ser descrito con palabras o letras, sólo con la expresión más profunda que puede mostrar un alma desgarrada... en la oscuridad de la noche Shilvara lloraba por la ausencia de un gran compañero, de una gran persona, de un hermano... el único consuelo al cual se aferraba era la esperanza de un posible regresar...