Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
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Reevas
Madroño
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Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
- ¡Qué ziii! Tal como te lo cuento
- Va ha sido buena Cortes pero no cuela
- ¡Me cago en tuz zucioz muertoz jodido mirialano, claro que ez verdad! ¡Incluzo la llamaron para formar parte del ezcuadrón Havoc!- Dairon, volvió a dar un trago a su bebida, ya no sabía que pensar pero le costaba creer que aquella mujer hubiese sido algo más que una traficante de armas y pensar en aquellos grandes pechos encorsetados en una armadura militar hizo que dejase de prestar atención a las palabras de su compañera…
Los Danastiri son una familia con tradición militar, el abuelo de Hebra, Sirion Danastiri, fue un destacado comandante durante la primera guerra contra el imperio. Nadie se sorprendió de que Hebra quisiera hacer carrera en el ejército, ni de que destacase rápidamente como piloto, al fin y al cabo lo llevaba en la sangre, era una Danastiri.
Ahora bien, aunque esperable, a nadie le gustó que heredara la cabezonería familiar y que decidiese que quería formar parte de las tropas de infanteria de la armada, aquello no entraba en los planes de la familia pero Hebra demostró que le sobraba carácter para aquello.
- ¡Sargento! ¡Sargento! ¡Esto es intolerable! ¡Intolerable! – Oroth cerró los ojos y se llevó las manos a las sienes cuando Maruk entró gesticulando airadamente, pensaba en que vaso de agua se estaría ahogando el sanitario esta vez.
- Si Doc, ¿Qué ocurre ahora?
- Es Hebra Sargento, ¡Es que no se imagina las heridas que tiene después de lo de Tatooine! Le he dicho que tiene que estar al menos una semana de baja total.
- ¿Y?
- Me ha dicho… una grosería Sargento – con el rostro enrojecido Maruk consiguió articular- Me ha dicho que introduzca mi escalpelo laser por… ¡Oig qué desagradable!
Oroth se echó a reír descontroladamente, cada día le caía mejor aquella mujer.
- ¿Y quieres que le diga que obedezca tus sabias indicaciones médicas?
- Evidentemente Sargento, es necesario que esas lesiones terminen de cicatrizar.
El sargento Urt Oroth tomó aire pausadamente.
- Querido doctor, debo recordarte que a) tengo trabajo b) no me gusta que me molesten con idioteces y c) nuestra querida Hebra hace tiempo que dejo de pertenecer al ejército, por mucho que me apene ahora solo responde ante sí misma. Así que, si tienes a bien, deja de tocarme las pelotas y lárgate de aquí…
Hebra Danastiri tomó parte en algunas de las más importante operaciones de la república antes del tratado de Coruscant, fue condecorada en varias ocasiones e incluso su nombre resonó como candidata al famoso escuadrón Havoc del comandante Tavus.
Ingresó en las brigadas de demolición, un escuadrón compuesto por la peor y más destructiva calaña al servicio de la república. Sus misiones de infiltración en Balmorra fueron determinantes para la defensa del planeta durante la guerra aunque algunos de sus métodos fueron criticados por sus superiores. Hebra no dudaba en conseguir suministros fuera de la fuente que fuera lo que le llevó a ser conocida por todos los bajos fondos del planeta.
Latok desvió dos disparos más con su sable y se agachó para atender al soldado inconsciente, la situación era desesperada, acorralados bajo el fuego cruzado del imperio sentía que aquel valle podría llegar a ser su tumba.
- Deben retirarse soldados, no podemos hacer nada más aquí – alcanzó a gritar.
- Recios no abandona su posición – la voz mecánica de Atrok dejaba claro que, como de costumbre, no atendería a razones.
- No seáis estúpidos, morir hoy no ayudará a la república, este puesto está perdido.
- Recios no abandona su posición.
- Vamos Jedi, ¿no me digas que no te gusta el olor a blaster por la mañana? – Jessica seguía la conversación divertida cuando de repente una explosión les separó varios metros, la soldado sintió como su hombro se salía de la articulación. – Bueno quizás sí que estamos un poco jodidos…
Al momento siguiente se oyeron varias explosiones, todos tardaron un rato en ser conscientes de que habían ocurrido en la colina Este, entre las filas de los imperiales.
Por encima de los enemigos se vieron reflejos de disparos blasters, uno, dos, tres, los imperiales trataban de identificar entre el humo y la confusión a sus atacantes.
- Menos mal, parece que Recios ha podido enviar una unidad de refuerzo- suspiró aliviado Latok.
Otra explosión, más disparos, humo por todas partes y ruidos de imperiales cayendo…Silencio...
Cuando el humo se iba disipando los soldados atisbaron una figura, una enorme zabrak avanzaba tranquilamente entre los restos humeantes.
- ¿Estáis todos bien, pequeños míos? – pregunto con una sonrisa Hebra.
Atrok se irguió como un palo y esbozando algo casi parecido a una sonrisa consiguió decir -¡Señor, si señor!
Quizás cuando más cerca estaba de conseguir un ascenso y progresar en su carrera militar (para deleite de sus padres). Hebra conoció al soldado Kell Trigit, un compañero de escuadrón, poco tiempo después se enamoraron. Kell era bastante más joven que ella pero su madurez conquistó a la fría Hebra. Sus camaradas no llegaron siquiera a imaginarse o a sospechar su relación hasta que ellos se decidieron a revelarla.
Sin embargo nadie, ni sus superiores ni su familia aprobaban la relación y la pareja recibió un ultimatum o se separaban o abandonaban el ejército. Nadie sabía tampoco que Hebra en ese momento ya estaba embarazada así que ella no lo dudó y Kell tampoco.
- ¡Es que no lo entiendo! ¿Acaso no he sido amable con ella? - La miraluka solía preciarse de controlar sus emociones como buen Jedi pero lo de aquella mujer resultaba insoportable.
- Tranquilizate Naia, sencillamente no se lo tengas en cuenta - Korth conocía desde hacía mucho tiempo a la sanadora, sabía de que era imposible que hubiese dicho nada fuera de tono a la Zabrak.
- ¡He sido amable, la saludo, me preocupo por ella, he intentado charlar con ella pero es imposible! ¡Silencio! Eso es lo único que recibo, eso o una mueca y una cara torcida.
- Relajate miraluka, busca en tu interior, sabes que ahí está la respuesta... Mira bien a Hebra ¿Acaso no notas su dolor?
- Pero... precisamente por eso, yo.. tan solo quiero ayudarla.
Korth pensó en la ceguera de Naia, a pesar de la Fuerza había lugares donde la miraluka no alcanzaba a mirar...
La vida fuera de la armada no fue fácil, Hebra no sabía hacer otra cosa que ser soldado. Probó diferentes oficios, no todos legales, no todos con suerte. La situación llego a ser desesperada con un hijo recién nacido y con poco futuro que ofrecerle.
Por eso Hebra no tuvo demasiadas opciones de elegir cuando sus viejos contactos de los bajos fondos Balmorrianos le ofrecieron un negocio de tráfico de armas, apenas un traslado, algo no demasiado complicado para un piloto hábil y entrenado.
Por supuesto fue el primero de varios y el comienzo de una carrera delictiva sirviendo armas a todos los bandos y siempre al mejor postor, las acciones se justificaban como siempre se justifican, culpando a los demás, al sistema o repitiendose a uno mismo que es necesario para cuidar de su familia y, aunque una voz interior le repetía machaconamente en cada largo y solitario viaje estelar que aquello no estaba bien, cada vez que llegaba a casa y abrazaba a Kell y a su hijo todo lo demás dejaba de importar.
Pero el día llegó, el día en que por fin dijo adiós a todo aquello, se oian rumores de paz por toda la república y Hebra y su familia pensaron que podrían empezar de nuevo en Coruscant.
El imperio movió ficha y Hebra y los suyos quedaron atrapados en el corredor Mirk cuando asaltaron Coruscant. Hubo caos y confusión, Hebra ayudó a cuantos pudo a ponerse a salvo aunque eso exigió separarse de Kell y el niño. Aquello duró un tiempo que parecieron años aunque al fin terminó, Hebra sobrevivió, su hijo también, Kell no. Él dio la vida protegiendo al pequeño.
- Dejate de tonterías Dorian, sabes que necesitamos gente como ella en Recios.
- Yo no estoy tan seguro, podría ser una bomba que nos explotase en las manos.
Yun-gon se impacientaba, las conversaciones con Dorian siempre le provocaban ese ánimo ¿Era tan dificil de entender? Estaba seguro de que Dorian sabía que lo que decía era cierto pero le costaba asumirlo.
- Sé que has escudriñado en ella tan profundamente como puedo haberlo hecho yo. La determinación de esta mujer de acabar con nuestro enemigo nos servirá tan bien como cien cañones blasters.
- No permitiré que perviertas su sed de justicia Yun-Gon. Ya ha sufrido mucho.
- Y nosotros podemos darle un rumbo a su dolor.
- Ojala no te equivoques... otra vez.
- Va ha sido buena Cortes pero no cuela
- ¡Me cago en tuz zucioz muertoz jodido mirialano, claro que ez verdad! ¡Incluzo la llamaron para formar parte del ezcuadrón Havoc!- Dairon, volvió a dar un trago a su bebida, ya no sabía que pensar pero le costaba creer que aquella mujer hubiese sido algo más que una traficante de armas y pensar en aquellos grandes pechos encorsetados en una armadura militar hizo que dejase de prestar atención a las palabras de su compañera…
Los Danastiri son una familia con tradición militar, el abuelo de Hebra, Sirion Danastiri, fue un destacado comandante durante la primera guerra contra el imperio. Nadie se sorprendió de que Hebra quisiera hacer carrera en el ejército, ni de que destacase rápidamente como piloto, al fin y al cabo lo llevaba en la sangre, era una Danastiri.
Ahora bien, aunque esperable, a nadie le gustó que heredara la cabezonería familiar y que decidiese que quería formar parte de las tropas de infanteria de la armada, aquello no entraba en los planes de la familia pero Hebra demostró que le sobraba carácter para aquello.
- ¡Sargento! ¡Sargento! ¡Esto es intolerable! ¡Intolerable! – Oroth cerró los ojos y se llevó las manos a las sienes cuando Maruk entró gesticulando airadamente, pensaba en que vaso de agua se estaría ahogando el sanitario esta vez.
- Si Doc, ¿Qué ocurre ahora?
- Es Hebra Sargento, ¡Es que no se imagina las heridas que tiene después de lo de Tatooine! Le he dicho que tiene que estar al menos una semana de baja total.
- ¿Y?
- Me ha dicho… una grosería Sargento – con el rostro enrojecido Maruk consiguió articular- Me ha dicho que introduzca mi escalpelo laser por… ¡Oig qué desagradable!
Oroth se echó a reír descontroladamente, cada día le caía mejor aquella mujer.
- ¿Y quieres que le diga que obedezca tus sabias indicaciones médicas?
- Evidentemente Sargento, es necesario que esas lesiones terminen de cicatrizar.
El sargento Urt Oroth tomó aire pausadamente.
- Querido doctor, debo recordarte que a) tengo trabajo b) no me gusta que me molesten con idioteces y c) nuestra querida Hebra hace tiempo que dejo de pertenecer al ejército, por mucho que me apene ahora solo responde ante sí misma. Así que, si tienes a bien, deja de tocarme las pelotas y lárgate de aquí…
Hebra Danastiri tomó parte en algunas de las más importante operaciones de la república antes del tratado de Coruscant, fue condecorada en varias ocasiones e incluso su nombre resonó como candidata al famoso escuadrón Havoc del comandante Tavus.
Ingresó en las brigadas de demolición, un escuadrón compuesto por la peor y más destructiva calaña al servicio de la república. Sus misiones de infiltración en Balmorra fueron determinantes para la defensa del planeta durante la guerra aunque algunos de sus métodos fueron criticados por sus superiores. Hebra no dudaba en conseguir suministros fuera de la fuente que fuera lo que le llevó a ser conocida por todos los bajos fondos del planeta.
Latok desvió dos disparos más con su sable y se agachó para atender al soldado inconsciente, la situación era desesperada, acorralados bajo el fuego cruzado del imperio sentía que aquel valle podría llegar a ser su tumba.
- Deben retirarse soldados, no podemos hacer nada más aquí – alcanzó a gritar.
- Recios no abandona su posición – la voz mecánica de Atrok dejaba claro que, como de costumbre, no atendería a razones.
- No seáis estúpidos, morir hoy no ayudará a la república, este puesto está perdido.
- Recios no abandona su posición.
- Vamos Jedi, ¿no me digas que no te gusta el olor a blaster por la mañana? – Jessica seguía la conversación divertida cuando de repente una explosión les separó varios metros, la soldado sintió como su hombro se salía de la articulación. – Bueno quizás sí que estamos un poco jodidos…
Al momento siguiente se oyeron varias explosiones, todos tardaron un rato en ser conscientes de que habían ocurrido en la colina Este, entre las filas de los imperiales.
Por encima de los enemigos se vieron reflejos de disparos blasters, uno, dos, tres, los imperiales trataban de identificar entre el humo y la confusión a sus atacantes.
- Menos mal, parece que Recios ha podido enviar una unidad de refuerzo- suspiró aliviado Latok.
Otra explosión, más disparos, humo por todas partes y ruidos de imperiales cayendo…Silencio...
Cuando el humo se iba disipando los soldados atisbaron una figura, una enorme zabrak avanzaba tranquilamente entre los restos humeantes.
- ¿Estáis todos bien, pequeños míos? – pregunto con una sonrisa Hebra.
Atrok se irguió como un palo y esbozando algo casi parecido a una sonrisa consiguió decir -¡Señor, si señor!
Quizás cuando más cerca estaba de conseguir un ascenso y progresar en su carrera militar (para deleite de sus padres). Hebra conoció al soldado Kell Trigit, un compañero de escuadrón, poco tiempo después se enamoraron. Kell era bastante más joven que ella pero su madurez conquistó a la fría Hebra. Sus camaradas no llegaron siquiera a imaginarse o a sospechar su relación hasta que ellos se decidieron a revelarla.
Sin embargo nadie, ni sus superiores ni su familia aprobaban la relación y la pareja recibió un ultimatum o se separaban o abandonaban el ejército. Nadie sabía tampoco que Hebra en ese momento ya estaba embarazada así que ella no lo dudó y Kell tampoco.
- ¡Es que no lo entiendo! ¿Acaso no he sido amable con ella? - La miraluka solía preciarse de controlar sus emociones como buen Jedi pero lo de aquella mujer resultaba insoportable.
- Tranquilizate Naia, sencillamente no se lo tengas en cuenta - Korth conocía desde hacía mucho tiempo a la sanadora, sabía de que era imposible que hubiese dicho nada fuera de tono a la Zabrak.
- ¡He sido amable, la saludo, me preocupo por ella, he intentado charlar con ella pero es imposible! ¡Silencio! Eso es lo único que recibo, eso o una mueca y una cara torcida.
- Relajate miraluka, busca en tu interior, sabes que ahí está la respuesta... Mira bien a Hebra ¿Acaso no notas su dolor?
- Pero... precisamente por eso, yo.. tan solo quiero ayudarla.
Korth pensó en la ceguera de Naia, a pesar de la Fuerza había lugares donde la miraluka no alcanzaba a mirar...
La vida fuera de la armada no fue fácil, Hebra no sabía hacer otra cosa que ser soldado. Probó diferentes oficios, no todos legales, no todos con suerte. La situación llego a ser desesperada con un hijo recién nacido y con poco futuro que ofrecerle.
Por eso Hebra no tuvo demasiadas opciones de elegir cuando sus viejos contactos de los bajos fondos Balmorrianos le ofrecieron un negocio de tráfico de armas, apenas un traslado, algo no demasiado complicado para un piloto hábil y entrenado.
Por supuesto fue el primero de varios y el comienzo de una carrera delictiva sirviendo armas a todos los bandos y siempre al mejor postor, las acciones se justificaban como siempre se justifican, culpando a los demás, al sistema o repitiendose a uno mismo que es necesario para cuidar de su familia y, aunque una voz interior le repetía machaconamente en cada largo y solitario viaje estelar que aquello no estaba bien, cada vez que llegaba a casa y abrazaba a Kell y a su hijo todo lo demás dejaba de importar.
Pero el día llegó, el día en que por fin dijo adiós a todo aquello, se oian rumores de paz por toda la república y Hebra y su familia pensaron que podrían empezar de nuevo en Coruscant.
El imperio movió ficha y Hebra y los suyos quedaron atrapados en el corredor Mirk cuando asaltaron Coruscant. Hubo caos y confusión, Hebra ayudó a cuantos pudo a ponerse a salvo aunque eso exigió separarse de Kell y el niño. Aquello duró un tiempo que parecieron años aunque al fin terminó, Hebra sobrevivió, su hijo también, Kell no. Él dio la vida protegiendo al pequeño.
- Dejate de tonterías Dorian, sabes que necesitamos gente como ella en Recios.
- Yo no estoy tan seguro, podría ser una bomba que nos explotase en las manos.
Yun-gon se impacientaba, las conversaciones con Dorian siempre le provocaban ese ánimo ¿Era tan dificil de entender? Estaba seguro de que Dorian sabía que lo que decía era cierto pero le costaba asumirlo.
- Sé que has escudriñado en ella tan profundamente como puedo haberlo hecho yo. La determinación de esta mujer de acabar con nuestro enemigo nos servirá tan bien como cien cañones blasters.
- No permitiré que perviertas su sed de justicia Yun-Gon. Ya ha sufrido mucho.
- Y nosotros podemos darle un rumbo a su dolor.
- Ojala no te equivoques... otra vez.
Última edición por madroño el Miér 14 Mar 2012, 00:04, editado 3 veces (Razón : no confundire mirialano y miraluka, no confundire mirialano y miraluka, no confundire...)
Madroño- Pisaenanos
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Bueno espero que os guste, sé que he metido a muchos Recios así que si alguien siente que su personaje no actuaría o diría algo de lo escrito que me avise y gustosamente lo modifico.
Madroño- Pisaenanos
- Juego : Guild Wars 2
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
¡Me ha gustado mucho! Lo divertido de hacer rol es desarrollar tu personaje no sólo como quieres, también de manera acorde a como lo ven los demás. E hilos como este ayudan mucho.
Buen trabajo!
Reevas
Buen trabajo!
Reevas
Reevas- Pisaenanos
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
pues a mi me mola que usen mis personajes (y encima un alter ^_^)
muy chula la presentación, sí señor
muy chula la presentación, sí señor
hyuuga_shi- Tio cansino
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Que relato mas bueno ahi metiendo la historia en plan flashback ^^ muy bueno.Y en mi opinion siempre es de agradecer que tus pj aparezcan en la historia de los demas a mi me mola
Ojala tubiera yo uno que usar
Ojala tubiera yo uno que usar
Gaehrn- Archiduque del Senado
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Buah que guapo. Hice bien en guardarmelo para cuando tuviera un rato.
Nota: los tipos verdes son Mirialan, los cegatos (como Naia) son Miraluka.
Nota: los tipos verdes son Mirialan, los cegatos (como Naia) son Miraluka.
Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Dorian Destine escribió:
Nota: los tipos verdes son Mirialan, los cegatos (como Naia) son Miraluka.
Ouch!
y gracias a todos
Madroño- Pisaenanos
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Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Me lo he leído por segunda vez: Estoy deseando logar a ver si me la encuentro in-game
Re: Hebra Danastiri: La chica de la que todos hablan
Urt Oroth escribió:Me lo he leído por segunda vez: Estoy deseando logar a ver si me la encuentro in-game
Yo lo que quiero es leer mas
Gaehrn- Archiduque del Senado
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