Lugonal a vuestro servicio

"Nací esclavo, de una familia de esclavos que se remonta hasta las Guerras Mandalorianas, según contaban mis amos. El dónde y el cómo no son importantes, basta decir que fue en un planeta del Borde Exterior en el que se solía hablar de la República en términos de "leyenda" o "mito". No conocí a mis padres, me compraron apenas recién nacido, pero eso es algo que nunca me importó; la vida como esclavo te endurece cuando te aferras a la supervivencia. O eso te empeñas en creer, aunque nunca estés convencido del todo. Y me llamaron Lugo. Así crecí hasta mi adolescencia.

Mis amos eran ricos, de otra forma no habrían podido permitirse tener esclavos durante tantas generaciones. Mi vida cambió el día que me sentí atraído por una de sus hijas, que hasta entonces sólo había sido una niñata que me martirizaba, pero que ahora era una muchacha muy bella, aunque con el mismo carácter. El amor en la juventud no entiende de defectos, para mí era perfecta y, a pesar de que vivíamos en mundos distintos, cometí el error de contarle mis sentimientos. Para mi sorpresa, no sólo no me despreció, sino que me mantuvo cerca, olvidando quién era yo y tratándome como una persona por primera vez. Así estuvo un tiempo, y mi atracción se acabó convirtiendo en amor. Por primera y única vez dentro de mi miseria fui feliz, pendiente de todo lo que necesitase y así estar cerca de ella. Pero no duró mucho. En mi vida nada lo hace.

Siempre que podía me gustaba observarla sin ser visto. Eso es fácil cuando eres esclavo: nadie se fija en ti. Y fue en uno de estos momentos en el que la espiaba cuando ante sus amigos la oí reírse de cómo jugaba conmigo, haciéndome creer que le importaba, sólo para verme así más humillado. Mi corazón se rompió. Esa noche me escapé. Salí y corrí hasta que me quedé sin fuerzas. Estuve días vagando solo, hambriento y sin rumbo por callejones sucios y apestosos, pensando qué hacer. Sabía que me acabarían encontrando, un esclavo no tiene amigos que lo ayuden, y el tiempo pasaba. Una noche me oculté cerca de una cantina, observando a la gente entrar y salir, y estudiándola, buscando a alguien que pareciera de fiar y que me llevara a cualquier parte, lejos de este lugar.

Pasé horas así, sin decidirme. Finalmente la ansiedad pudo conmigo y seguí a un extranjero que salía. Cuando vi que se acercaba al puerto espacial, salí de las sombras y lo abordé. Le conté que era un esclavo huído y le supliqué que me ayudara a salir del planeta. Me hizo preguntas sobre quiénes eran mis amos, y en cuanto supo que eran ricos, me agarró del brazo con fuerza y me arrastró en busca de alguna autoridad. En mi desesperación le agarré su cabeza con ambas manos y mirándole a los ojos le dije: "¡Por favor, ayúdame!". El hombre se quedó inmóvil unos segundos, entonces asintió. Me soltó el brazo y me acompañó de vuelta al puerto espacial. Al poco rato ya estaba oculto en la bodega de carga de una nave, preguntándome qué había pasado. Unas horas después saltábamos al hiperespacio. Así llegué a Corellia.

Al bajar de la nave tardé un rato en aceptar que una nueva vida empezaba ante mí, que todo lo que había vivido quedaba atrás, que por primera vez era dueño de mi destino. Pero tanta libertad me abrumaba; a pesar de que mi sueño se había cumplido, nunca había hecho planes para después. Así que empecé a recorrer las calles de Coronet, a caminar confiando en que mi destino se topara conmigo. Y así fue. Al girar una esquina choqué contra un tipo enorme enfundado en una armadura y acabé en el suelo. Me ayudó a levantarme y se disculpó, luego siguió con lo suyo. Yo me aparté a cierta distancia y lo observé un rato. Al final subió a un speeder y se marchó. Pregunté a varias personas quién era, sin suerte, hasta que una se compadeció y me habló de los soldados de la República. No sé si fueron sus palabras, la impresión que me había llevado, o ambas cosas, pero decidí que merecía la pena ponerme a prueba y ver si ser soldado se me daría bien. Necesitaba un apellido, pero los esclavos no tenemos, y no tuve demasiado tiempo para pensar mientras rellenaba la solicitud. Así acabé siendo el soldado Lugo Nal. Pero no duré mucho. Como dije al principio, en mi vida nada dura, aunque esta vez fue para bien.

Durante las primeras semanas de instrucción todo fue bien, no destacaba pero tampoco me ponía en evidencia. Era uno más. Así fue hasta el accidente con el Andador.

Hacíamos unas maniobras, mi puesto era observador de avanzadilla, buscando la mejor ruta para los Andadores, cuando bajando de una colina uno de ellos dió un mal paso y se precipitó hacia nosotros. Varios de mis compañeros se encontraron en su camino, sin tiempo para reaccionar. Yo estaba a poca distancia, y mientras veía como la máquina caía sobre ellos, les grité al tiempo que estiraba mi mano, fruto de la impotencia. Al momento todos salieron despedidos lejos del camino del Andador, que acabó destrozado a los pies de la pendiente. Ahí acabó mi carrera como soldado, y empezó una nueva.

En mi viaje hacia Coruscant me contaron que yo era sensible a la Fuerza, una energía que rodea a todos los seres vivos pero que sólo unos pocos pueden manipular, y que había una hermandad dedicada al adiestramiento en la Fuerza para servir a la República. Así me introdujeron en la orden Jedi, y al llegar me sometieron a las pruebas.
Toda mi vida había sucumbido a la ira, a la pasión. Además era demasiado mayor, demasiado tiempo sin el adiestramiento adecuado para controlar mis emociones. Aun así me aceptaron. Un tiempo después le pregunté a un maestro por qué, a pesar de todo lo que tenía en contra, consintieron en adiestrarme. Me dijo que había algo más en mí que habían visto, pero que no me habían dicho: voluntad suficiente para cambiar. Y sonrió.

Y aquí estoy, varios años después, recién llegado a Tython, por primera vez lejos de mis maestros desde que comenzó mi aprendizaje. A veces pienso que ojalá pudiera cambiar mis errores del pasado y ser una persona distinta en un lugar distinto. Pero eso habría cambiado tanto mi presente como mi futuro, y es justo ahora cuando me doy cuenta de que quiero ser quien soy y estoy donde quiero estar, un jedi intentando hacer de la galaxia un lugar mejor. Que la Fuerza me guíe."

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Tras esta "breve" introducción, toca presentarse. Me llamo Luis, tengo 40 años, y vivo en Las Palmas. Llevo unos 15 años jugando online aquí y allá, desde el Tibia con el que empecé. Vengo del Lord of the Rings Online, antes de eso jugué en servidores WoW de esos no oficiales, y llevo desde navidades que me regalaron el juego queriendo jugar al SWTOR, pero esto de ser desempleado no se lleva bien con los juegos de pago. Al final ayer sábado me dí de alta, y me creé varios personajes en el bando de la República. Yo siempre he tenido debilidad por los héroes que defienden a la justicia y a los indefensos, y no podría jugar en otro bando, aunque seguramente lo acabe haciendo con el tiempo. Pero eso será, si es, cuando haya quemado todo lo que me ofrece la República. Por ahora toca jugar a mi personaje Lugo, que será jedi guardian un ratito después de terminar este post

Antes de eso estuve buscando dónde jugar. No tengo experiencia roleando mis personajes, pero siendo esto Star Wars, y ya desde niño que soy fan, me apetecía entrar en un servidor RP en donde poder ir diciendo por ahí "que la Fuerza te acompañe" y no sentirme ridículo. Además el PvP no me motiva demasiado, y el que ofrecen los servidores normales lo encuentro más que suficiente. Parte del clan del LOTRO que se vino al SWTOR cuando salió dejó caer en qué servidores se conocía una comunidad hispana, y entre ellos estaba Trask Ulgo, así que por ahora la cosa pintaba bien. Pero lo mejor viene ahora.

A lo largo de los años y de los juegos en los que he jugado, en varios de ellos he estado en un clan llamado Recios, bien fundado por mí o bien habiendo contribuido a formarlo. Y cuando el viernes empiezo a buscar comunidades hispanas en los foros del juego, y veo que hay un clan Recios, en un servidor RP, y que encima está en el bando de la República... Bueno, yo no soy supersticioso ni creo en el destino, pero esto se parece muy mucho

Pues esto es todo, habiendo leído los posts que recomendáis para conoceros, creo que encajaría muy bien entre vosotros, si me aceptáis.

Un saludo,
Lugonal


(Editado para arreglar errores ortográficos y referencias a la raza del personaje)

Estamos de servicio, señoritas! Tenemos otro mago del que cuidar! Tened los ojos abiertos...

Bienvenido a nuestro forete, Lugonal

Anda esto se mere un barraclap, y por supuesto patos, muchos patos.

Aunque es pura formalidad, te recomiendo leer el post de RECLUTAMIENTO pero vamos, lo dicho, formalidades realmente creo que vas a encajar muy bien por aquí.

Un saludo hoy desde una ciudad con el mismo nombre que tu personaje.

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Bienvenido a la casaqueenloquece

Lo mejor que he leido ultimamente. Bienvenido, Lugo, nos leemos en el chat verde.
Reevas Tazaene

Gracias a todos

Qué tengo que hacer para entrar al clan? Enviar un privado a alguien en el juego o algo así?

Lugonal escribió:Gracias a todos

Qué tengo que hacer para entrar al clan? Enviar un privado a alguien en el juego o algo así?

Una vez hecha la presentación pues básicamente sí, eso.

Lo único que es un oficial el que debe meterte en el Clan, pero tú haz un /who Recios, mándale un privado al que más rabia te dé y él ya se encargará de buscar un oficial por el chat del juego o el Ventrilo .

EDITO: Si alguien no te responde al privado tú tranquilo, prueba con otro, seguramente sea porque esté afk en ese momento, o en una warzone o algo así.

Buenas Lugonal!! Lo primero, bienvenido al foro Perdona el retraso, vi tu reclutamiento esta mañana pero sólo tuve tiempo de cambiarte de grupo en el foro >.< , ahora he sacado un huequito en el curro para responderte:

Te he puesto en el grupo de Forer@s, así podrás curiosear más por el foro
Como te dicen, es importante que hayas leído el hilo de https://recios.foroes.org/t4118-reclutamiento-en-swtor, que seguro que ya lo has leído, pero así sabemos que sabes dónde te metes...

Es que luego nos llaman locos y dicen que si lo llegan a saber que iban a perder neuronas no se meten y cosas así... na, cosas de locos

Si aún quieres ingresar (insensato) búscanos in-game. Dentro del juego usa el comando /who y busca "Recios", seguro que hay alguien conectado. Pregúntale por algún oficial conectado con permisos para invitarte, y voilá! dentro estarás joven padawan. ^_^

Bienvenido, una vez más. Esperamos que te encuentres a gusto con nosotros y disfrutes de los juegos. En este caso, de SWtOR.

PD: me ha quedado el gusanillo de conocer la historia sobre esos "Recios" que has creado ^_^ Cuenta, cuenta! que aquí somos muy cotillas. Anda que si llegamos a entrar en un juego de esos y vemos que Recios ya existe, nos hubiéramos quedado con cara de

PD2: Ya veo que Outis se me ha adelantado mientras escribía ^^

Lugonal ya está dentro de Recios

Bienvenido.