[Historia] Jimmy

¿Qué ocurre cuando un científico loco se alía con una secta ocultista para sus inverosímiles experimentos?
Bueno, por increíble que parezca yo soy la respuesta.

Sí, sin duda, puede resultar difícil de creer, noto como frunces el ceño incrédulo, como tu mente se resiste a aceptar los hechos y buscas el truco, quizás una grabación quizás un efecto sonoro pero no, debo insistir: estas oyendo hablar a un mono.
A decir verdad el nombre correcto sería un Pan Troglodites o chimpancé común pero tras los experimentos del Dr. Moreau creo que sería más correcto denominarme (y espero no resultar petulante con esta denominación) Pan Sapiens.

Y ahora, ahora que de verdad empiezas a creer mis palabras las preguntas, lógicamente se abalanzan sobre ti: ¿Pero cómo? ¿Dónde? Etcétera etcétera.

Bien no tiene demasiado sentido remontarse al principio de mi existencia, baste decir que mi primer propietario pensó que sería muy divertido y pintoresco adornar los jardines de su exquisita mansión española con un chimpancé. Cuando irremediablemente la cosa se estropeó yo acabé en una asociación ecologista que debería haberme alojado en una reserva o algo similar pero, como dijo el clarividente Giovanni Panini: “El dinero es el estiércol del diablo”, la asociación decidió que sería más lucrativo venderme como sujeto de pruebas al infame Dr. Moreau.
En fin, imagino que trabajando en un lugar como este ya conoces que clase de experimentos realiza el doctor. Otros tantos y yo fuimos los “generosos voluntarios” para probar una versión modificada de su suero. El objetivo era mejorar el intelecto a un nivel por encima de los desdichados manimals (algo no muy complicado desgraciadamente) sin hibridar con genes humanos y, de esta manera, no modificar el fenotipo exterior (el aspecto, entendámonos).

Los experimentos fueron un éxito parcial, algunos de mis compañeros no superaron el agónico proceso de restructuración genética sin embargo algunos desarrollamos un intelecto similar al de un humano desarrollando de forma secundaria nuestro físico aunque sin deformar nuestro cuerpo en el proceso. Ni que decir tiene que el profesor se mostró exultante los primeros días pero Moreau es un científico impaciente y nuestro desarrollo mental le parecía insuficiente. Decidido a embarcarse en “nuevas vías” de investigación contacto con la secta ocultista DEMON.

¡Oh! Adelante adelante. Disculpa querido amigo pero me parece que es un excelente momento para tomar el té. Gervasio prepara un té excelente, te animo a que lo pruebes; nuestro eficiente mayordomo se niega a darme la receta aunque por el aroma sospecho que incluye hibisco y nuez moscada… ¿sabroso verdad?

Bien seguiré mi relato ¿Dónde nos habíamos quedado? ¡Ah sí, en DEMON! Por aquel entonces la secta acababa de recuperar un misterioso objeto en unas ruinas cercanas a Samarcanda: “La Corona de Lloth”. Poco se sabía en aquel momento sobre sus poderes pero los archivos arcanos describían a Lloth, el dios-escorpión, como un djinn cruel y venenoso por lo que los voluntarios para calzarse su corona no abundaban.

Y bien ¿Quién sabe si, como declama Von Schiller, la casualidad no existe y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas? El caso es que, él que le habla, fue el conejillo de indias de tal aberración genético-mágica. Los resultados saltan a la vista mi capacidad mental se desarrolló a un nivel sobrehumano (disculpa si esto te parece ofensivo, no pretendo ser arrogante, tan solo constato una evidencia) llegando incluso a poder mover pequeños objetos con la mente.

Afortunadamente para mí, Moreau necesitaba hacer comprobaciones y más comprobaciones y cuanto más yo llevaba la corona más consciente era de mi situación y más claramente veía la necesidad imperiosa de huir de ese laboratorio maquiavélico.

La corona de Lloth además otorga otros poderes, con la concentración adecuada se pueden manifestar en el plano material los pensamientos del portador, incluso siendo algo habilidoso (y yo lo soy) otorgar a esas creaciones un mínimo de conciencia para que actúen con su propia iniciativa. Por supuesto la capacidad de mover objetos con el pensamiento también era mucho más poderosa de lo que di a entender pero yo supe ocultar todos estos poderes a Moreau.
Mientras tanto los días seguían pasando, el doctor y yo manteníamos largas conversaciones al mismo tiempo que yo devoraba con ansiedad sus libros y su música, hablábamos de la descarnada fiereza de Hemingway, la épica inspiradora de Wagner y Nietzsche, claro, de Nietzsche hablamos durante días.
En algún momento llegué a vislumbrar la verdadera esencia de mi captor, un ser humano con terribles carencias socio-afectivas que anhelaba, más que otra cosa, algo de compañía. Casi estuve a punto de compadecerme con él, casi, pensé, debería quedarme con él. Y luego recordé lo que me hubiese hecho de conocer mi secreto.

Y escapé, no fue difícil, aunque debo decir que tuve ayuda. El espíritu de Lloth reposa en esta diadema y puede incluso llegar a manifestarse a través de mi cuerpo y, créeme, no es fácil detener a un djinn del desierto.

Tras ello vagué por el mundo un tiempo, deseaba conocer tantas cosas más allá de los laboratorios y de Monster Island. Pero no ha podido ser, demasiados incautos han querido capturarme o exhibirme y no he conocido el descanso. He llegado incluso a pensar en deshacerme de la corona, en revertir los efectos del suero y volver a la jungla. Pero no puedo engañarme yo ya no pertenezco a la selva y, además, no quisiera no poder volver a disfrutar de un poema de Neruda o del Imagine de Lennon.

Por lo que aquí estoy, en el único lugar donde soy uno más, la mansión de los Recios. Volver a España ha sido una de las dos cosas buenas que me han deparado estos últimos acontecimientos, ¿la otra? Sin duda, el té de Gervasio.

Genial Jimmy!! ^_^

Gracias, a ver si un día se encuentra con "ojitos azules" por vibora bay

Una foto pa que se le vea mejor